Leyendo según qué titulares da la sensación de que la maternidad se ha descubierto anteayer, junto con el té matcha y las bayas de goji. Miles de teorías orbitan a nuestro alrededor, acechantes. Lactancia, apego, métodos educativos. Todo un bosque de posibilidades en el que perderse si no naciste sabiéndolo absolutamente todo sobre psicología infantil y pediatría.
Cualquier noticia relacionada con la crianza se convierte en viral. Que si yo le doy garbanzos a mi hijo para desayunar porque las galletas son caca, que si Samanta Villar dice que la maternidad es dura de narices y le cae la del pulpo. Esta semana el notición supremo es que Mara Martin, una modelo de Sports Illustrated, desfiló mientras amamantaba a su bebé. Un bebé, una teta y un bikini: lo nunca visto.
Y cuando una cree que de donde no hay no se puede sacar, florecen los titulares, la teta se hace viral y aparecen defensores y detractores de algo que todavía no me queda claro lo que es. Porque se me antoja un tanto raro que otros opinen sobre las opciones individuales. La modelo amamanta a un bebé, la teta es suya, el bebé también parece que es suyo. Todo bastante normal. Ah, que el interés viene de que lo hizo mientras desfilaba.
Dicen los del Sports que no fue nada calculado, que el evento iba con retraso, la criatura tenía hambre, la mujer se lo enganchó y ¡AY! Que tienes que salir a la pasarela, fíjate tú.
Pues no se hable más, me lo llevo puesto. Chimpún.
Si fue así de imprevisto o no, nadie lo sabe. Lo que está claro es que los publicistas vieron el filón: esto va a generar polémica, vamos a liarla parda, por surrealista que pueda parecer.
¿Cuántos bikinis dorados como el que lucía Mara van a vender? Quién sabe. La verdad es que el niño lo tapaba casi todo, pero siempre hay gente dispuesta a invertir en algo que ha pasado de ser un simple traje de baño a un símbolo reivindicativo de la lactancia materna. Porque resulta que la lactancia se reivindica. Da igual si es algo propio de los mamíferos, si hoy en día hay leches artificiales, si cada uno elige lo que puede o quiere. Algunos han elevado la maternidad al nivel de un credo o cuasi religión.
Algunos titulares apuntan a que Mara, con su amamantamiento público, quiso lanzar un mensaje, ser un ejemplo. Lo que podríamos llamar una Profeta de la Teta. Igualito que Bescansa en su momento. Vendamos bikinis, compremos votos. Todo muy parecido.
Las sumas sacerdotisas de esta nueva doctrina serían las Super Madres. Ojo, no nos confundamos con las Buenas Madres de toda la vida, aquellas cuya puntuación se incrementaba en función de su sacrificio, su generosidad sin límite y su entrega. Ahora no basta con eso. Las Super Madres (o Madres Perfectas) van mucho más allá: son Buenas Madres a las que se les ha añadido un trabajo bien chachi, una agenda hiper organizada que les permite ir al gimnasio, y además cocinan muchas cosas orgánicas. También sonríen todo el rato y no les gritan JAMÁS a sus hijos, seguramente gracias a la paz que les transmite el yoga que practican juntos.
Dice la modelo amamantadora en su Instagram que espera que se normalice la lactancia. Mara, querida, Pedro Picapiedra ya fue amamantado. Normal lo ha sido de toda la vida de Dios. ¿Que hay quién cree que se ha de hacer en privado porque es ofensivo? Gente rara la ha habido también desde la Prehistoria y eso no significa que haya que prestarles atención. Otra cosa es que ahora innoves y uses tus glándulas como cartel publicitario. En tu derecho estás.