Torra ya está por encima del bien y del mal; muy por encima de la ética y del sentido común. Al caudillo teledirigido bien le valieron las flores en el mosaico de Miró, un violín de Casals y un llanto urbano para sacar a sus presos a relucir. Sabía que tenía las televisiones de medio mundo y supo sacarle rendimiento.
Habrá quien se extrañe, pero el supremacismo es así. Torra se hizo el compungido como pudo, el europeo como buenamente supo, pero su agenda pasaba el viernes por ir a Lledoners bajo la lluvia a darle no sé qué épica a los golpistas. Eso era todo. Eso fue todo en los días más tristes de Cataluña.
Radicales de todas las edades. Tormenta de verano. Indepes intergeneracionales con impermeables de los chinos aplaudiendo a Trapero; y mucha emoción y cuatro gatos. Se hizo un 17-A paralelo y se nos amenazó a España. Todo sirve en el irredentismo provinciano de la quimera.cat.
El recuerdo y las oraciones eran sólo para los presos que acercara en su día Pdr el bienintencionado. Y qué decir de esa romería cateta en la puerta de la cárcel; con plañideras en edad de menopausia y de república catalana. Y un autobús contratado para pasar el sábado entre Lérida y Fornells haciendo país y amistades, así, de presidio en presidio. Y antes, claro, la viuda del 'vivo' Forn como mártir protocolaria de Cataluña, y ese fondo blanco/Colau que más que blanco/paz era del color del blanqueamiento que tanto gusta a la alcaldesa.
Quisiera uno decir que el aniversario de los atentados fue ejemplar, pero se pervirtió y derivó en el precalentamiento indepe frente a sus verbenas de otoño (11-S, 1-O...). Cruzaron el punto de no retorno y se echaron al monte con unos muertos que no eran los suyos.
En esencia, el independentismo existe, se reproduce y se crece porque se le consiente. Nunca veremos el día en que alguien lo desmonte con dos palabras sabias. Torra se calló en las vísperas, cumplió el trámite de Plaza Cataluña y ya se rompió la camisa a la tarde.
Al español de pie se le quedó cara de bobo, pensó en qué solos se quedan los muertos y en el desempeño profesional de cualquier jovenzuelo de los CDR. Acaso porque nadie nos dijo que el 17-A era el día para honrar y conmemorar a la señora de Forn. Bien está saberlo y anotarlo como una nueva fecha de la infamia.