Punto de inflexión: en 2019, el 50 por ciento de la población mundial usará internet.
Ha quedado claro en los últimos años que la web no está a la altura de las esperanzas que teníamos depositadas en ella. Se construyó como una herramienta abierta de colaboración y empoderamiento, pero ha sido secuestrada por estafadores y troles que la han utilizado para manipular a gente de todo el mundo.
Para poder mantener una web que sirve a toda la humanidad -no sólo a los privilegiados y a los poderosos- tendremos que luchar por ella. Por ello pido a los gobiernos, las empresas y los ciudadanos de todo el mundo que se comprometan con una serie de principios básicos para la web.
Según un reciente informe de la Comisión sobre Banda Ancha para el Desarrollo Digital, afiliada a las Naciones Unidas, a finales de 2019, el 50 por ciento de la población mundial usará internet. En cualquier otro momento de los 30 años de historia de la web, lo más probable es que la respuesta colectiva ante este punto de inflexión hubiese sido: "¡Genial!" Pero el mundo ha cambiado. Después de años en los que los que la web ha sido vista como una fuerza neta potencialmente positiva, este optimismo tecnológico ha sido eclipsado por el miedo a que pueda estar perjudicando a nuestra sociedad.
La preocupación está justificada. En los últimos años hemos visto a gobiernos envueltos en troleos patrocinados por los estados para aplastar a la disidencia y atacar a la oposición. Hemos presenciado cómo la piratería y la interferencia extranjera han falseado la política y socavado las elecciones. También hemos visto cómo la propagación de noticias falsas en las redes sociales puede desatar el caos, la confusión y una violencia letal.
No debemos dar las promesas de la web por perdidas
El año pasado nos enteramos de que Cambridge Analytica había usado la información personal de hasta 87 millones de usuarios de Facebook para influir en los votantes de las elecciones presidenciales de Estados Unidos. En ese momento nos dimos cuenta de que habíamos perdido el control sobre nuestra información y que las consecuencias de este hecho podían cambiar el mundo.
Pero no debemos dar las promesas de la web por perdidas. Las tecnologías siempre conllevan riesgos. Conducimos coches a pesar de la posibilidad de tener accidentes serios. Tomamos medicamentos con receta a pesar del riesgo de caer en el abuso y la adicción. Diseñamos medidas de seguridad alrededor de las innovaciones para poder lidiar con los riesgos mientras nos beneficiamos de las oportunidades.
La web es una plataforma global y sus desafíos se extienden a través de fronteras y culturas. Así como la web se construyó con la colaboración de millones de personas de todo el mundo, su futuro depende de nuestra habilidad colectiva para hacer de ella una herramienta mejor para todos.
A la vez que construimos la web del mañana, necesitamos un conjunto de principios rectores que definan el tipo de web que queremos. No será fácil identificarlos; cualquier acuerdo que abarque un grupo diverso de países, culturas e intereses es imposible. Pero sí creo que es posible desarrollar un conjunto de ideales básicos con los que todos podemos estar de acuerdo y que harán que la web funcione mejor para todos, incluido ese 50 por ciento de la población mundial que todavía no está en línea.
Todos los gobiernos, las empresas y los individuos jugarán un papel único en este proceso. La Fundación World Wide Web, una organización que fundé en 2009 para proteger la web como un bien público, ha elaborado un informe con un conjunto de principios básicos que resumen las responsabilidades que cada una de las partes tiene en la protección de una web que sirve a toda la humanidad. Le estamos pidiendo a todo el mundo que firme estos principios y que se una a nosotros para crear un Contrato Formal para la Web en 2019.
Los principios especifican que los gobiernos tienen la responsabilidad de conectar a sus ciudadanos a una web abierta que respete sus derechos. Señalan que las compañías de internet deben cumplir su parte para garantizar que la web sea segura y accesible y para proteger los datos de los usuarios. Dejan claro que los ciudadanos, como individuos, tienen la responsabilidad de actuar con compasión y cuestionar cualquier comportamiento negativo que no estarían dispuestos a tolerar en la vida real. Y, lo más importante, los principios estipulan que debemos plantarnos y combatir por una web que nos sirve a todos. Si nosotros, los miles de millones de personas que usamos la web, no la defendemos, ¿quién lo hará?
La web salva vidas y crea medios de existencia
Basado en estos principios fundamentales, el Contrato para la Web establecerá un nuevo conjunto de normas que guiará las agendas de política digital de los gobiernos y las decisiones de las empresas mientras diseñan las tecnologías web del mañana. Los que apoyen y ayuden a desarrollar el contrato no solo estarán mostrando su compromiso con el futuro de la web, sino que estarán ayudando a darle forma. Si queremos una web que trabaje para nosotros, nosotros debemos trabajar por el futuro de la web.
Hace diez años, cuando Rosemary Leith y yo fundamos la Fundación World Wide Web, menos de un cuarto de la población mundial estaba en línea. Nuestro cometido era conseguir que se conectara más gente y hacer que la web siguiese siendo abierta y gratis para que todo el mundo pudiera beneficiarse de lo que ofrecía. La web salva vidas y crea medios de existencia. Coloca la información del mundo a nuestro alcance y nos conecta con amigos y familiares de todo el planeta. Impulsa movimientos sociales y ha creado innumerables industrias nuevas, estimulando una innovación generalizada.
Teniendo en cuenta que se trata de un invento relativamente joven, esto es sólo el principio de lo que la web puede ofrecer. Imaginen lo que será capaz de conseguir cuando el próximo tramo de la población mundial esté en línea y pueda contribuir a la creatividad explosiva de la web.
Las buenas noticias son que el apetito por asumir los desafíos de la web nunca ha sido mayor. Asegurémonos de que los próximos mil millones de personas se conectan a una web que merezca la pena. Hagamos del 2019 el año en que nos defendemos contra las fuerzas que quieren socavar su espíritu abierto. Necesitamos una web gratis y abierta para todos.
Tim Berners-Lee es el 'padre' de la World Wide Web. © 2018. The New York Times and Tim Berners-Lee.