Recuerdo en una Comisión de Defensa del Senado una moción presentada por ERC en la que se instaba a las Fuerzas Aéreas españolas a no volar tan bajo cuando pasaban por Cataluña. Sospechaban que “Madrit” trataba de intimidarles. Nadie se rió, por decoro –por entonces aún había de eso en las Cámaras-. Fue antes del “procés”, cuatro años antes concretamente. Desde entonces la cosa no ha hecho sino empeorar.
“Madrit” estuvo detrás de los atentados yihadistas de Barcelona y Cambrils. El motivo era menoscabar la imagen de Cataluña y más concretamente la de Barcelona. Lo afirmaba una moción que aprobó su Ayuntamiento en noviembre de 2017 (con la abstención del muy constitucional PSC, por cierto).
No contentos con eso, ese mismo gobierno fascista y represor -en palabras de Marta Rovira-, planeaba llenar de muertos Cataluña el día del fake referéndum del 1 de octubre. No lo consiguió, pero sí que la jornada finalizase con novecientas personas heridas que milagrosamente no precisaron asistencia médica.
Dos años después, la sospecha de la implicación del Estado en los atentados yihadistas y de su perversa intención sigue ahí, y prueba de ello es que los medios de comunicación madrileños se están empleando a fondo en una campaña de desprestigio de Barcelona como no se ha visto otra igual: se multiplican las noticias sobre hurtos, agresiones sexuales y asaltos con violencia. Se dice que hay barrios por los que no se puede transitar a determinadas horas, en otros es mejor ni entrar¿Por qué tanto empeño en hundir la imagen de la ciudad de Barcelona, esa urbe moderna, cosmopolita, abierta y a años luz del rancio provincianismo de Madrid? Para ahuyentar a los turistas y arruinar ala capital y símbolo de la república catalana.
Y ya, lo último: se encuentra una bomba de la Guerra Civil en la playa de la Barceloneta y surge la lógica sospecha ¿Cómo es posible que nadie la hubiese visto en los ochenta años que lleva sumergida? ¿No será que los agentes represores de “Madrit” la han puesto ahí para que los turistas crean que además de las calles, las playas de Barcelona no son seguras?
Una teoría conspirativa sólo necesita un par de hechos ciertos y una apariencia de veracidad para ser creída. Por ejemplo, pongamos que les cuento que los responsables de los atentados de Barcelona y Cambrils fueron algunos miembros de la estructura de poder que se creó, desde la Generalitat, para llevar a cabo el proceso de independencia.
Imaginen. Al parecer el propósito inicial no era que el atentado de las Ramblas fuese tan letal, ni que continuase en Cambrils. Sin embargo la explosión del día anterior en Alcanar y la posibilidad de que desvelase la relación entre el autor intelectual del atentado –Abdelbaki es Satti- y el responsable de la Comisaría General de Investigación Criminal (CGIC) de la policía autonómica, hizo que se optase por una acción rápida similar a la llevada a cabo en el mercado de Navidad de Berlín o en el Puente de Londres.
El motivo estaría en la hoja de ruta del proceso, que preveía la creación de un ejército catalán, del que la policía autonómica sería el embrión. Pero para hacerlo posible era necesario aumentar los efectivos y la compra de determinado armamento en principio innecesario para un cuerpo policial (850 fusiles y subfusiles de asalto y de precisión) y por supuesto, tener acceso a la información de la Europol sin intermediarios. Pero ¿cómo conseguirlo sin levantar sospechas? En primer lugar, creando la necesidad y, paralelamente, atribuyendo los posibles fallos policiales a la falta de colaboración de los Cuerpos y Fuerzas de Seguridad del Estado con los Mossos, y a los protocolos de tratamiento de los datos de seguridad.
Ya en 2007 la embajada de EEUU consideraba a Cataluña como el punto más caliente del islamismo radical en España, un escenario a vigilar y controlar como puente hacia el Mediterráneo (así la definían los documentos reservados del departamento de Estado). La fuerte implantación de la comunidad paquistaní y marroquí en Barcelona y la creciente actividad de islamistas en localidades como Tarragona, Hospitalet, Badalona y Reus preocupaban ya entonces a los servicios de inteligencia estadounidenses que habían convertido a esa comunidad en su primer objetivo de investigación.
Por este motivo, el Gobierno de EEUU toma la decisión en octubre de 2007, de crear una multiagencia de inteligencia en la capital catalana para combatir el terrorismo islamista y el crimen organizado. El centro secreto está operativo desde el año 2010 en el Consulado de Barcelona, según se desprende de las notas secretas de la embajada estadounidense en Madrid.
Confirmando al diagnóstico realizado por los norteamericanos, en los años posteriores se suceden las operaciones contra el yihadismo en Cataluña, aunque a partir del inicio de la guerra en Siria y sobre todo en Irak, al islamismo de corte salafista se le une la amenaza del Daesh que pondrá en su diana a España a partir de un primer video en enero de 2016 y un amenazante artículo en su revista en francés, Dar Al Islam. Pero será en agosto de 2016 cuando el foco de Daesh se ponga en Barcelona, más concretamente en la Sagrada Familia.
Mientras la amenaza es evidente para los servicios secretos norteamericanos, españoles y también franceses, en 2012 el gobierno de la Generalitat decide crear la fundación Nous Catalans, presidida por el exdirigente de ERC Ramón Colom. Su objetivo es, por un lado, evitar que los inmigrantes, sobre todo los musulmanes, acaben votando mayoritariamente a la izquierda como sucede en el Reino Unido o en Francia y sobre todo impedir que hagan fracasar una hipotética consulta independentista como sucedió en Quebec (Canadá) en 1995 donde, sólo 54.000 sufragios, emitidos sobre todo por inmigrantes que habían adquirido recientemente la nacionalidad canadiense, abortó la secesión de esa provincia francófona de Canadá.
Esta fundación se liquida, aparentemente en 2016, aunque sigue operando desde la sede del PDC en la calle Provenza de Barcelona. Durante esos cuatro años, el responsable del área catalanomarroquí, Noureddine Ziani es acusado de yihadismo y finalmente es expulsado del país. Sin embargo Ziani será la pieza clave para entender la operación de captación del imán de Ripoll y del resto de integrantes de la célula, y la preparación del atentado que debía llevarse a cabo con un artefacto explosivo y que quedó abortado por el accidente de Alcanar.
Las informaciones recogidas a través de la multiagencia de inteligencia radicada en Barcelona, provocan que sea la CIA quien dé aviso al CNI y a la policía autonómica sobre la posibilidad de un atentado terrorista inminente en esa ciudad. Paralelamente, el suceso de Alcanar precipita los acontecimientos: los Mossos reportan que se ha tratado de un accidente y niegan cualquier relación con los avisos del CNI y de la CIA yal tiempo, su superior político, Forn, desaconseja a la alcaldesa Colau la instalación de bolardos en los extremos de las Ramblas.
No sé si les habré convencido. Los datos son ciertos. Su relación o su interpretación, no tanto ¿Estarían dispuestos a creerlo?