Las relaciones turísticas de los británicos con España siempre han sido sonadas. Tranquilos, que no pienso hablar de combustible. En España estuvo lady Di haciendo topless en la terraza de un hotel de Mijas, deporte que ya había descubierto Sarah Ferguson en su primera juventud, cuando ejercía de pendón verbenero en Ibiza y por su horizonte aún no se había cruzado Sotogrande (eso sería años más tarde, tras su matrimonio con el príncipe Andrés).
Hasta aquí, lo típico. Pero las relaciones más populares de los hijos de la Gran Bretaña con nuestro país se producirían en las Baleares, concretamente en Mallorca. Allí había surgido Magaluf, una mezcla explosiva de cerveza y rock and roll con balconing y hooligans de por medio. Un despropósito. Magaluf solo existía en Mallorca y un poco también en Lloret de Mar e Ibiza. Pero la gran Mallorca se daba la espalda con Magaluf y en ella coincidían políticos como David Cameron; magnates como Richard Branson; la modelo Cora Corré, nieta de la diseñadora Vivienne Westwood; la fotógrafa Kate Bellm; el cantante de Pink Floyd, Roger Waters; la modelo Kate Moss; la actriz Emma Watson…
En Deyá apenas quedaban artistas a la sombra de Robert Graves. La mayoría había muerto. Otros, como Mike Oldfield, habían cambiado de mar.
La Costa del Sol también ha sido del gusto de muchos ingleses, que entran en España por Gibraltar y hacen parada y fonda en los campos de golf de la zona. Ignoro si es el caso de Boris Johnson, pero no me extrañaría. Para muchos ingleses, las vacaciones del premier británico han sido consideradas una dejación de responsabilidades, dado que el país vive en estos momentos una crisis sin precedentes.
Boris ‘El Pelos’ ocupa junto con su tercera esposa Carrie y su hijo Wilfred (17 meses) una villa en Benahavís, un pueblo de la provincia de Málaga habitado por familias inglesas y gatos tras los visillos. Allí están como príncipes, descansando bajo el sol que más calienta.
Los ingleses de esta parte de la costa son aficionados al golf y suelen vivir en urbanizaciones de montaña en las provincias de Málaga o Cádiz. Sotogrande es una de ellas. Hace años se veía por allí a Sarah Ferguson y al príncipe Andrés. Creo que iban juntos. Luego se les volvió a ver, pero ya por separado.
Varios miembros de la familia Windsor visitaron España discretamente. Recuerdo a lord Snowdon (Antony Armstrong-Jones), aquel fotógrafo elegante que estuvo casado con la princesa Margarita, hermana de la reina. Una vez viajó a Sevilla con el propósito de fotografiar a Naty Abascal, que posó en traje de flamenca.
Con el tiempo, el fotógrafo y la princesa emprendieron caminos separados. Hacia el final de su vida, la princesa Margarita se encaprichó de la isla Mustique, en las Bahamas, y ahí se mandó construir una casa blanca llena de drogatas, ídolos del rock, bailarines y golferas de toda suerte y condición. Tanto le gustó la isla Mustique a la princesa que allí dejó la vida. Decían que era una mezcla de Ibiza y Balmoral. Lo más.