Lo peor de la izquierda latinoamericana son sus buenas intenciones. Siempre defrauda. Por eso trata de cargarle el muerto de sus fracasos a la herencia. Y no es extraño que remontando, remontando, llegue hasta Colón. Porque como todo el mundo sabe, también América era el paraíso antes de presentarse los españoles.
Ciertamente la derecha latinoamericana no puede lucir mejor expediente, salpicado de golpes de Estado y escándalos mayúsculos de corrupción, pero tiene dos cosas a su favor: no se perpetúa en el poder y no es faltona.
Daniel Ortega duplica ya en Nicaragua el tiempo que duró la dictadura militar argentina que inauguró Videla. El tándem venezolano Hugo Chávez-Maduro ha batido con creces el registro de Fujimori en Perú, pero también el de Pinochet en Chile. Claro que el récord absoluto lo tiene el régimen de los Castro.
En cuanto a la insolencia, el último en pedir turno es López Obrador. Ya avisó en su día con el envío de una carta a Felipe VI para que pidiese perdón por la Conquista de México. Ahí fue un adelantado a Pedro Castillo, ese hombre que parece haberse instalado debajo de un sombrero, un poco como Sam Bigotes, de los Looney Tunes.
Parecería que para López Obrador, desde Fernando VII a la era de internet, es decir, desde la independencia de México a nuestros días, los mexicanos hubieran vivido bajo el yugo colonial y no hubieran podido dirigir sus destinos, y en esa línea reclama ahora una "pausa" en las relaciones con España porque nuestras empresas se dedican a "robar" y "saquear" su país.
Como no soy psiquiatra, pero tampoco empresario ni diplomático, me preocupa más la situación de la prensa en México. Según Reporteros Sin Fronteras, es uno de los lugares más peligrosos del mundo para los periodistas, a la altura de Afganistán y Siria. Desde que López Obrador es presidente, hace tres años, han sido asesinados más de medio centenar. Cinco sólo en lo que va de 2022. Y no se le ve excesivamente preocupado con la sangría.
Pero no diré que México tenga toda la culpa de lo que pasa en México. Algo tendrá que ver la herencia de España. Ahora bien, más que de Hernán Cortés yo me acuerdo de Pepe Domingo Castaño con gafas king size presentando aquel programa ochentero de 300 millones, desde la madre patria para todos los países de habla hispana.
Yo, del ministro Albares, no insistiría en exigir explicaciones a AMLO. Pediría a ForoCoches que le envíe unos mariachis.