Aquí nos ha tenido este hombre, quemando el F5 como harán los moteros con sus embragues y ruedas este finde en la Motorada de El Puerto y Jerez. Y es que hoy, aleluya, martes 26 de abril, sabemos ya cuándo serán las elecciones andaluzas. Ha habido fumata blanca en San Telmo.
El presidente andaluz, especulando con la fecha más que Curro Romero a la hora de entrar a matar, ha deshojado lentamente su magnífica margarita y ha ido dejando pistas, como si esto fuera el quién es quién, acerca de cuándo iremos a las urnas.
La última y definitiva la soltó el pasado domingo en la romería de la Virgen de la Cabeza de Andújar: "La legislatura se ha acabado y [las elecciones] serán antes de verano". Sueña la margarita con ser romero, que dice la letra de la sevillana.
Algunos han querido coger el rábano por las hojas acogiéndose a que el estío técnicamente comienza el 21 de junio, por lo que Moreno habría estado diciendo a las claras que las elecciones serían el domingo, 19.
Como ha convocado hoy, no se celebrarán los plenos previstos para mañana y el jueves en el Parlamento andaluz, en los que el Gobierno autonómico pretendía enrojecer aún más al PSOE-A (más partidario de erecciones que de elecciones) con las conclusiones de la comisión de investigación de la FAFFE (dinero público gastado por los dirigentes socialistas en el Don Angelo, puticlub paredaño al estadio Benito Villamarín, frente al que el PP-A inició su campaña en 2018), y reverdecer su imagen, no por arrimarse a Vox, sino por aprobar la ley de Economía Circular.
Moreno convoca, como todos, porque le conviene a su partido. Pero pretexta la caducidad de los Presupuestos prorrogados del 2021, acelerada su obsolescencia por la incertidumbre económica fruto de la invasión de Ucrania.
Y es que, más que de prórroga, él parece partidario de disputarse el título como el Betis, a los penaltis. Todo adelanto electoral, por más seguridad que se tenga en las posibilidades propias, es una ruleta rusa y se va tensionando si el que tiene la pistola no termina de apretar el gatillo.
Permítanme una pausa de hidratación para que recuerde (y de paso cambie de tercio de Cruzcampo) lo que decía la letra de La Especulación, canción tan de actualidad que mi paisano Carlos Cano compuso en 1977:
Y así s’explica el porqué
y hay que echarse a temblar:
Que suba la gasolina,
l’aceite d’oliva,
la chicha y el pan.
De hecho, fue en 1977 cuando el Real Betis ganó su primera Copa del Rey. Un torneo que recuperaba ese año su denominación original (tras ser del Presidente de la República y luego del Generalísimo). También ese mismo año, Alaska (telonera junto a su marido Mario Vaquerizo de la final de Copa 2022) se estrenaba en la música con el grupo Kaka de Luxe: lo que nos ofrecieron la pasada noche.
En la velada del sábado, durante la final de Copa de Su Majestad, la corona sirvió de profilaxis al presidente de la Junta para no contagiarse del apestado presidente de la RFEF. Felipe VI entregó la Copa al portuense Joaquín Sánchez flanqueado por Moreno y Rubiales: "Una morena y una rubia / hijas del pueblo de ¿Motril?".
En aquel palco, del que dice Gabriel Rufián en Twitter que "está todo mal", hubo presencias no deseadas (¿qué sabrá Miquel Iceta del 4-2-3-1 o de la defensa de cinco de Bordalás para contener al Panda?), demasiados hombres (quizás las mujeres estaban haciendo cola en el baño que les hizo El Motrileño) y, sobre todo, ausencias: de la astucia de Pedro Sánchez para regatear al Rubi, a la reciente y lamentable pérdida del consejero de Educación y Deportes de la Junta, Javier Imbroda, artífice de las finales en La Cartuja sevillana.
Algunos se quejaban de la frialdad del estadio hispalense, con la pista de atletismo de por medio. Pero mil veces mejor en Sevilla, antes de que Rubi Rincón y Geri Cortado se la quieran llevar a Abu Dabi para que así la presida de nuevo el rey emérito Juan Carlos. Que, por cierto, entregó su último trofeo en la final de 2014 a Iker Casillas y en Mestalla. En esa ocasión, el gol definitivo lo hizo Gareth Bale con una carrera antológica en la que dejó en evidencia al hoy defensa bético Bartra. En dicha final, los naturales con el capote no los dio Joaquín, sino otro camero como Curro, Sergio Ramos.
Perdonen la digresión. El caso es que también se vio por la grada al seleccionador nacional, Luis Enrique, que quizás enseñó a Juanma Moreno a conjugar el verbo convocar: "Tú convocas elecciones, yo convoco a Geri". Y treinta años después de la inauguración de la Expo, Curro volvía a la isla de La Cartuja.
Juanma Moreno es malaguista, como lo fueron Joaquín Sánchez y Manuel Pellegrini entre 2010 y 2013, pero de cara a las autonómicas, tras dar el viva a la fiesta de la democracia, más le valdría por si acaso aplicarse el universal eslogan bético: "Manque pierda".