Juanma Moreno Bonilla puso fin ayer a meses de especulación con la oficialización del adelanto electoral en Andalucía para el 19 de junio. Es decir, cinco meses antes de lo previsto. Las últimas elecciones se celebraron en diciembre de 2018 y alumbraron no sólo la victoria matemática de la derecha. También el inicio de un cambio sociológico y económico en una comunidad históricamente socialista y consumida por la parálisis política, económica y cultural, y por la corrupción política.
Una legislatura después, el balance no puede ser mejor. La coalición entre el PP y Ciudadanos ha mejorado las perspectivas económicas, ha convertido la región en un imán para la inversión y ha adelgazado una administración pública desproporcionada. Andalucía, en fin, ha dejado de ser parte del problema para serlo de la solución.
Lo reconoció el propio candidato del PP a las elecciones generales, Alberto Núñez Feijóo, sustentando buena parte de su proyecto renovador sobre el ejemplo andaluz y con nombramientos tan reveladores como el de Elías Bendodo, mano derecho de Moreno Bonilla, como coordinador general del partido.
Éxito de la colaboración
La notable gestión de la comunidad andaluza también lleva la firma de Ciudadanos y del vicepresidente Juan Marín. A diferencia del caso de Castilla y León, donde el presidente Alfonso Fernández Mañueco rompió violentamente con sus socios por orden de la anterior cúpula de Génova, Moreno Bonilla mantuvo el tipo.
El tiempo le ha dado la razón. Ayer celebró el éxito de la colaboración. "Es un orgullo poder decir que el Gobierno del Cambio llega unido hasta el final", tuiteó el presidente. "No es lo habitual, pero demostramos una vez más que cuando se pone por delante el interés general todo es posible".
Pero, por productiva que fuese la colaboración, son pocas las probabilidades de que se repita. Guste más o menos, la caída en las encuestas de Ciudadanos dejaría a Vox como única muleta de apoyo para el PP. A conciencia de esta realidad, los populares saben que se la juegan con el resultado.
Camino a la Moncloa
Moreno Bonilla sabe bien que su objetivo tiene que ser la suma de más votos que toda la izquierda junta. Es la única manera de formar gobierno con libertad y al margen de las peticiones de Vox.
El actual presidente, en otras palabras, debe aspirar a revalidar el mandato siguiendo el ejemplo de Isabel Díaz Ayuso en Madrid. Quedarse corto le sometería a la realidad castellanoleonesa, donde Mañueco sustituyó la estabilidad de Ciudadanos por la incertidumbre de Vox.
Moreno Bonilla tiene las condiciones para repetir la machada madrileña en una operación que no está exenta de riesgos. Como reflejó la última encuesta de Sociométrica para EL ESPAÑOL, es el líder mejor valorado y, para la mitad de los andaluces, también el mejor presidente que ha tenido la Comunidad.
De su victoria dependerá buena parte del futuro político del país. A nadie se le escapa que el proyecto de Feijóo comienza en realidad en Andalucía. Un triunfo holgado supondría, para el PP, un paso firme en el camino de regreso a la Moncloa.