Leo el domingo 19 de febrero el editorial de EL ESPAÑOL titulado La cocina de Tezanos, el escándalo que no cesa. Su tesis es que el sociólogo a cargo del Centro de Investigaciones Sociológicas (CIS) manipula los datos de las encuestas electorales para favorecer al presidente Pedro Sánchez. Que, por cierto, es quién lo ha nombrado para ese puesto.
¿Tiene razón el editorial?
La respuesta a esta pregunta depende de cómo se entienda el oficio de científico social.
Si por tal se entiende la persona que describe la realidad y sus consecuencias, José Félix Tezanos está prostituyendo su oficio.
Pero si se entiende ese oficio como el de quien intenta construir una realidad social, el trabajo de Tezanos no puede analizarse desde el criterio de su exactitud descriptiva.
Al constructor de realidades sociales no le interesa el presente ni la exactitud de su descripción, sino, como se dice ahora, construir un relato. Relato que pretende influir en la realidad del futuro.
Para Lenin, la descripción de la lucha de clases de Marx hubiera sido inútil como relato si no le hubiera servido para cambiar la realidad. No importaba que la dialéctica marxista fuera real como explicación de la evolución histórica. Lo útil es que sirviera para acelerar esa evolución en la dirección adecuada. Se trataba de dotar de conciencia a las masas con el fin de sustituir el capitalismo por la dictadura del partido.
Su fracaso es una constatación histórica. Pero eso no importa para un científico social constructor. "La realidad no puede desmentir el relato".
Tezanos es un científico marxista-leninista en sentido estricto. Su trabajo consiste en ayudar a que se cumpla el objetivo de quien lo nombró.
Tezanos busca mantener en el poder a Pedro Sánchez. Aunque el PSOE, como tantas veces, esté haciendo de tonto útil para los verdaderos comunistas-leninistas. Que son los compañeros de Podemos, dirigidos ideológicamente por Pablo Iglesias desde su retaguardia.
Un ejemplo. No importa que la ley del 'sí es sí' o la ley trans sean desmentidas en su aplicación. Como no importa que las intervenciones en el mercado del alquiler tengan efectos reales opuestos a los buscados. Lo que se busca es la construcción de un futuro diferente, aunque luego se demuestre que este es imposible, irreal o contraproducente.
Tezanos, como Podemos, busca construir un relato. Su relato. Mucho más en el caso de las encuestas. "Los números, convenientemente torturados, dicen lo que quieras". Se construyen las preguntas para obtener las respuestas que se desean. Se hacen hipótesis de reasignación para conseguir los resultados apetecidos. Se mantienen esperanzas o se agrandan amenazas para movilizar electores.
Si Tezanos hubiera estado en 1936 en la lucha entre Pedro I 'El Cruel' y Enrique de Trastámara por la corona de Castilla, hubiera sido como el francés Duguesclin. En un momento determinado de la lucha por esa corona, Duguesclin, enviado por el rey de Francia para ayudar a Enrique, agarró a Pedro por los pies y el de Trastámara aprovechó para asesinarlo. Duguesclin dijo "ni quito no pongo rey, pero ayudo a mi señor".
Tezanos puede decir "ni quito ni pongo verdad, sólo ayudo a mi señor".
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Independientemente de la duda sobre la validez científica del trabajo de Tezanos en el CIS, el dilema es ético. ¿Debe un gobernante utilizar una institución como el CIS, financiada por los impuestos de todos los ciudadanos, para influir en favor de sus intereses electorales?
Ante la respuesta negativa la solución es:
A) Prescindir de la institución.
B) Que el nombramiento de sus responsables ofrezca garantías de cierta independencia.
¿Tendría Feijóo que incluir alguna de estas dos alternativas en su programa electoral? Y si las incluyera, ¿sería capaz de ponerlas en práctica si llegase a la Moncloa tras las próximas elecciones generales?
Estas consideraciones me asaltaron al leer el editorial de EL ESPAÑOL.
Tezanos busca ayudar a su señor, aunque no sea consciente de si lo puede conseguir, adónde quiere ir o si esa meta es conveniente.
No es ético. Es corrupción conceptual, la peor de todas.