Cuentan que tras el asesinato de Cánovas del Castillo, su gran rival y envés en el turnismo, Práxedes Mateo Sagasta, sentenció: "Ahora que ha muerto el gran hombre, ya podemos tutearnos todos".
Parece que Alberto Núñez Feijóo se ha tomado al pie de la letra la cita del ilustre estadista, y ha optado por tutear a Pedro Sánchez en la carta que le ha remitido este domingo para solicitarle una reunión urgente.
El presidente del Gobierno, en cambio, crecido tras su supervivencia agónica con aire triunfal del 23-J, no ha querido apearse del usted. Más que una sujeción a los cánones de formalidad que impone una notificación institucional, la elección de la fórmula de cortesía es un marcador del distanciamiento que Sánchez quiere imponer con quien ahora le pide ser recibido en audiencia.
Curiosamente, Sánchez y Feijóo ya tuvieron una desavenencia a propósito del título de tratamiento. En el cara a cara, el líder del PP insistía en referirse al socialista como "señoría", no sabemos si por gajes del oficio senatorial o con malicia, para degradarle de presidente del Gobierno a diputado raso. Llegó un momento en que Sánchez no toleró más el desaire y corrigió a su contrincante: "Señor Sánchez".
(En el anecdotario de las disonancias en las fórmulas de tratamiento, queda para el recuerdo aquella socarronería con la que Pablo Iglesias respondió al presidente del Congreso cuando este dejó a un lado el usted para llamarle al orden: "Querido Patxi, no sabía que nos íbamos a tutear").
El señor Sánchez, apoteosis de la política como comunicación, concibe todos sus movimientos en clave de campaña electoral. Y debiéndole sus buenos resultados en gran medida a la estrategia de movilización desplegada en la última, es obvio que la carta de Feijóo le brinda una oportunidad para alimentar el mensaje que el PSOE quiere apuntalar. El intercambio epistolar de este fin de semana es ya el primer envite de la tercera campaña de este año.
Por eso exaspera la torpeza del PP, que nuevamente parece dispuesto a validar y ratificar el marco de su adversario, volviendo a incurrir en el error que determinó su insuficiente mayoría en el 23-J.
Porque desde la noche electoral el discurso del PSOE ha querido trasladar la idea de que, a efectos prácticos, es Sánchez quien realmente ha ganado las elecciones, pues es el socialista el único con opciones de armar una mayoría para la investidura.
Ahora, Feijóo le pide al perdedor de las elecciones que le deje gobernar. Es inevitable la imagen de una súplica de permiso. Y le brinda así en bandeja de plata la dramaturgia con la que quiere colocar al presidente del PP en una situación de subordinación.
Además, el "usted" de Sánchez frente al "tú" de Feijóo sirve también al otro mensaje que los socialistas han lanzado desde que el PP empezara a mostrar su disposición a entenderse con el PSOE. Con su ofrecimiento, el líder popular se la ha dejado botando al socialista para que entone aquello de dónde estabas entonces, cuando tanto te necesité, a cuenta de las autonomías y municipios en los que el PP escamoteó la investidura a la lista más votada.
También lo ha tenido fácil don Sánchez para comprometer a quien, después de haber consagrado su campaña a la "derogación del sanchismo", ahora se ofrece para consensuar con él la enmienda a la totalidad de su legado. Se diría que el PSOE se resetea en cada elección, pues no se entiende que el PP y sus epígonos mediáticos hagan tabla rasa del "social-comunismo" en cada renovación de las Cortes. El Partido Sanchista vuelve a ser por arte de birlibirloque el partido de Estado de los mismísimos Pactos de la Moncloa.
No ocurre a la inversa. Ese "usted" con el que su señoría ha correspondido al "Estimado Pedro" hace las veces de una sutil declinación de la invitación a la amistad. Por eso, casi mueve a la ternura que, habiéndose desvivido por mostrarse más cercano a los postulados del PNV (¡y hasta a los de Junts!) que a los de Vox, Feijóo reciba ahora un gélido "usted" que le devuelve de un portazo a la realidad polarizada que nunca debió ignorar.
Sánchez ha abrochado la faena cuestionando con sorna la idoneidad del género epistolar para la interlocución. No sabemos si se repetirá esta correspondencia con solemnes membretes y suntuosas plicas. De momento, no parece que vaya a haber una nueva entrega en el turnismo, pese a que Feijóo se ha prestado a "dar continuidad a los precedentes de alternancia política". El fallo de Sagasta ha sido querer llegar al tuteo con Cánovas.