A EH Bildu le va a ir bien en las elecciones autonómicas vascas. Eso dicen las encuestas. Y algo de verdad debe de haber en esta previsión, porque el PSOE de repente empieza a marcar distancias con los que llevan siendo sus socios de referencia desde el principio de la legislatura
Sucede que EH Bildu le está comiendo la tostada al PSOE y triunfando entre los más jóvenes. ¿Por qué será?
A esos jóvenes les han dicho que Oskar Matute es un ejemplo de "la nueva política". Que EH Bildu tiene algo que enseñar en materia de derechos humanos. Y que lo importante no son las víctimas de ETA, sino las víctimas del franquismo.
Y todo eso lo ha dicho el PSOE, entre acciones y omisiones, palabras y silencios.
Esos nuevos votantes que quieren darle la victoria en las elecciones autonómicas del próximo domingo 21 a EH Bildu han aprendido del PSOE y de sus lecciones de legitimación del nacionalismo aberzale. Un nacionalismo aberzale que está esperando el momento de cobrarse como víctima a su propio benefactor.
Esos votantes los creó el PSOE cuando dijo que EH Bildu es un partido con sentido de Estado. O cuando habla de Otegi casi como si de un padre de la Transición se tratara.
Los ha creado el PSOE cuando un locuaz delegado del Gobierno afirmó que "los supuestos enemigos de España en los últimos cinco años han hecho mucho más por los españoles que lo que han hecho todos los patrioteros de pulsera juntos".
Así es como se presenta entre el electorado de 2024 un EH Bildu al que la izquierda española le ha permitido reescribir la historia, desconectarse de su pasado y vestirse de verde, un color tan nacionalista.
Luego, Yolanda Díaz aporta su frase melosa y le dice a los vascos que "la gente madrileña es un poco rara" mientras les habla de "vuestra tierra" y "vuestra lengua".
El electorado escucha a la gallega y decide que mejor le compra el discurso al que le dice lo mismo, pero en euskera.
El PSOE ya está empezando a verle las orejas al lobo y quiere ahora cambiar el relato. Pero lo que pasa, ahora que se quieren poner dignos, es que la jugada da un poco de vergüenza ajena.
Y, sobre todo, que llega tarde. Muy tarde.
Ahora, los portavoces socialistas nos quieren recordar de dónde vienen EH Bildu y Sortu. Ahora que ya han comprado los votos de Otegi con los presos, vuelven a tener memoria.
Desmemoria, la suya. Porque nosotros nunca hemos olvidado quiénes fueron y quiénes siguen siendo los de EH Bildu. Y no olvidamos a quién le deben los socialistas su gobierno.
No olvidamos, por mucho que Eneko Andueza, el candidato del PSOE vasco, insista una y otra vez en los mítines que no va a pactar con EH Bildu.
¿Cómo en Pamplona, Eneko?
Si el PSOE lo necesita para gobernar, pactará con EH Bildu. Lo hará y encontrará la manera de que la culpa sea de Vox y de Isabel Díaz Ayuso.
Es comprensible el miedo del PSOE. Ya se les han desbocado unos nacionalistas en Cataluña y quizá sea pésimo negocio que los vascos hagan lo mismo. Porque una cosa es salir del país en un maletero. Y otra, pasar información para que se asesine a alguien.
Enhorabuena al PSOE. El electorado ha escuchado todo lo que el partido ha contado sobre los nuevos tiempos, el reencuentro, el abrazo y demás milongas. Y se lo ha creído.
De hecho, está tan de acuerdo con los socialistas, que va a votar a EH Bildu.