Ha dicho este lunes Alberto Núñez Feijóo en la Cope que ningún otro presidente español habría aceptado lo que ha aceptado Pedro Sánchez con los independentistas. "Ni siquiera Zapatero" ha añadido a continuación.

No sé de dónde sale esa certeza. Porque no hace falta irse muy lejos para dar con unas declaraciones de Zapatero defendiendo una financiación singular para Cataluña.

Fue este 17 de junio. El expresidente socialista dijo que a España "le interesa" que Cataluña esté "bien financiada" y que se reconozca "su singularidad". Porque para Zapatero, singulares, lo que se dice singulares, sólo lo son los catalanes y los vascos. El resto de los españoles son más bien normalitos, tirando a vulgarcillos. 

De hecho, la idea ya había salido en una entrevista con EL ESPAÑOL del pasado 6 de mayo. "La financiación necesita discusión porque Cataluña es la que más ha aportado a la solidaridad". En realidad, la que más aporta es Madrid. Pero qué más da ya todo.  

Lo cierto es que Zapatero es el enlace del PSOE con los independentistas como lo es también con Nicolás Maduro. Eso lo sabe cualquier periodista medianamente bien informado y supongo que lo sabrá también alguien en el PP.  

Igual descubre el PP dentro de un par de años que Pedro Sánchez acaba de ejecutar, no sólo con el beneplácito, sino siguiendo la hoja de ruta de Zapatero, una reforma constitucional por la vía de los hechos consumados que ha transformado España en una federación de tres naciones: la vasca, la catalana y la que paga la deuda y las pensiones de las dos primeras. ¿Está de acuerdo Feijóo con esa quiebra de la soberanía nacional?

Ya sé que no. Pero, y a partir de esa convicción ¿qué?

Sí ha acertado Feijóo en la Cope cuando ha explicado en qué consiste el concierto catalán. "El negocio consiste en quedarse con los ingresos y repartir las deudas. La ingente deuda pública de Cataluña y también el déficit de las pensiones se reparte entre todos, pero los ingresos se los quedan ellos".

Efectivamente, es así. 

Pero, correctamente diagnosticada la enfermedad, ¿qué tratamiento propone el PP?

Aquí Feijóo ha entrado en modo automático y no ha dicho si va a derogar el concierto catalán cuando llegue al poder. Pero ya les hago yo spoiler. No lo va a derogar. En España los privilegios son sólo de ida, jamás de vuelta. Lo concedido hoy por Sánchez a los independentistas no volverá jamás a manos de los españoles. El PP está en modo "fluye con la corriente". O dicho de otra manera: no hay nada que hacer y lo único que queda es resignarse y jugar con las cartas que deje el PSOE sobre la mesa. 

Alberto Núñez Feijóo saluda a Pedro Sánchez en el Congreso de los Diputados.

Alberto Núñez Feijóo saluda a Pedro Sánchez en el Congreso de los Diputados. EFE

El PP no va a derogar el concierto catalán por tres motivos.

1. Por el miedo del PP a los editoriales de la SER del día después.

2. Porque el PP también necesitará el voto de los nacionalistas catalanes en su momento.

3. Y porque el PP también cree, como cree Zapatero, que los catalanes y los vascos son singulares. Es decir, diferentes. Es decir, mejores. 

Lo irónico del asunto es que el que no cree en eso es Sánchez. Él lo hace sólo por conveniencia personal. Pero intuyo, y creo intuir bien, que Zapatero y Feijóo piensan exactamente lo mismo respecto a Cataluña y el País Vasco. 

Y de ahí que Feijóo, frente a una "emergencia nacional" (la definición es de él), se haya comprometido con toda la contundencia posible a convocar a todos los presidentes autonómicos del PP para hablar del asunto a la vuelta de las vacaciones. 

Dice el economista Jesús Fernández-Villaverde que el PP son en realidad dos partidos en uno. El Partido Nacionalista de Madrid, el de Ayuso, y el Partido de las Clases Medias de Provincias, el de Feijóo. El segundo es también desde todos los puntos de vista un partido nacionalista, sólo que no de una nación real, sino de muchas imaginarias: la catalana, la vasca, la gallega y cualquier otra que se quiera sumar al baile. 

Un solo ejemplo. Casi una anécdota. 

Ayer domingo, el presidente andaluz, Juan Manuel Moreno, celebró en X las medallas obtenidas por los deportistas andaluces. Sólo las de los andaluces. "Son los mejores resultados de la historia para el deporte andaluz" dijo, obviando que han sido unos de los peores para el deporte español, sobre todo en relación con las expectativas previas. 

Imitaba Juan Manuel Moreno a la presidenta socialista de Navarra, María Chivite, que había hecho lo propio con la medalla obtenida por los navarros Aimar Oroz y Jon Pacheco, jugadores de la selección nacional olímpica de fútbol.

Sólo unos minutos tardó la Unión Granadina en "recordar" que la andaluza María Pérez no es en realidad andaluza, sino granadina. A saber si María Pérez es granadina y española, saltándose la identidad intermedia andaluza, o si Granada también es una nación y ella es sólo granadina. Habrá que preguntarle a Juan Manuel Moreno. 

Claro, una vez abierta la puerta de la tontería, ¿quién es el guapo que la cierra?

Resulta un tanto chocante esa ansia del PP por convertirse en el PNV español. Es decir, en un partido cantonalista, pero cínicamente sumiso a todas las religiones líquidas que conforman hoy la izquierda, y que tantos confunden con "moderación". Porque de todos los modelos que los populares podrían haber escogido, no hay otro que encaje menos con la evolución de las sociedades occidentales que el del PNV.

¿O es que no ve el PP lo que está ocurriendo en el País Vasco con el PNV y EH Bildu? El PP es ese partido que te dice que Ayuso es "demasiado madrileña" para cuajar en el resto del país, pero que piensa que todos los españoles son como los vascos. 

Dice Jesús Fernández-Villaverde que el Partido de las Clases Medias de Provincias tiene los días contados y que es cuestión de tiempo que, como ha ocurrido en tantos otros países occidentales, el votante de ese partido se mude a Vox o a quien ocupe su lugar en su momento. No lo veo tan disparatado. Feijóo sólo tendrá un ciclo electoral como presidente para demostrar que cree en la existencia de su propio país y para actuar en consecuencia destruyendo todo lo torcido construido por Pedro Sánchez. 

Entiendo que a Feijóo le gustaría ser recordado como un presidente constructor y no como uno destructor. Pero es que el papel de constructor ya se lo ha cedido el PP a Pedro Sánchez. A ellos les toca, por tanto, el otro. O eso, o nos quedamos sin país.