Ha pasado más de una semana desde que el candidato republicano Donald Trump repitió el falso rumor de que los inmigrantes haitianos se están comiendo las mascotas de los estadounidenses, y la opinión de muchos es que el expresidente quedó en ridículo diciendo eso.
Sin embargo, es posible que la jugada le haya salido bien.
El revuelo que ha causado esta noticia falsa de Trump le está ayudando a atraer la atención sobre el tema migratorio y su dudosa afirmación de que Estados Unidos "está siendo destruido" por los indocumentados.
Ahora que la inflación está bajando y el mercado de valores de Estados Unidos está en su máximo histórico, Trump necesita (más que nunca) mantener viva esa narrativa como el eje de su campaña electoral.
A Trump no parece importarle que sus afirmaciones sobre los inmigrantes haitianos hayan sido desmentidas por el gobernador republicano de Ohio, Mike DeWine, y por las autoridades municipales y policiales de Springfield, la ciudad donde se originó el rumor.
Tampoco parece importarle que al amplificar esa noticia falsa haya resultado en amenazas de bombas en Springfield.
La estrategia de Trump de fomentar el miedo con noticias falsas para atraer la atención sobre su narrativa anti-inmigrante ha funcionado así.
19 de septiembre. Primero, Trump repitió la afirmación falsa sobre los haitianos que comen mascotas en el debate presidencial frente a 67 millones de personas.
Después, cuando los periodistas llegaron a Springfield para averiguar si la historia era cierta, el alcalde de Springfield, Rob Rue, también republicano, negó las afirmaciones de Trump sobre las mascotas, pero al mismo tiempo señaló que la repentina llegada de tantos inmigrantes está causado problemas en la ciudad, que es exactamente el mensaje que Trump quería transmitir.
J. D. Vance, el compañero de fórmula de Trump, prácticamente admitió que están mintiendo para su propio beneficio político. "Los medios estadounidenses ignoraron por completo estas cosas hasta que Donald Trump y yo comenzamos a hablar de los memes de gatos", dijo Vance a CNN el 15 de septiembre.
Y agregó: "Si tengo que crear historias para que los medios realmente presten atención al sufrimiento del pueblo estadounidense, entonces eso es lo que voy a hacer".
Con todo este revuelo, Trump logra que el país esté tomando en serio sus otras afirmaciones falsas de que los inmigrantes indocumentados están haciendo aumentar el crimen en Estados Unidos y de que, supuestamente, están quitando puestos de trabajo a los hispanos y afroamericanos nacidos en Estados Unidos.
Ambas afirmaciones son falsas, según las estadísticas del FBI y los estudios de la Cámara de Comercio de Estados Unidos, respectivamente.
Si bien es cierto que el flujo de inmigrantes indocumentados aumentó a máximos históricos en 2023, se ha desplomado este año desde que el presidente Joe Biden impuso nuevas restricciones a los refugiados. Los gobernadores republicanos de Texas y Florida trasladaron en autobuses a muchos migrantes a los estados del norte, lo que ha creado una gran concentración de comunidades inmigrantes en algunas ciudades como Springfield.
Lo siento, pero demonizar a los inmigrantes haitianos (muchos de los cuales, según se ha descubierto, están legalmente en Springfield) con falsas teorías conspirativas no es un juego limpio en ninguna democracia. Es un juego peligroso, que puede fácilmente conducir a la violencia contra personas inocentes que han venido a este país para ganarse la vida y hacer trabajos que la mayoría de los estadounidenses no quieren hacer.
El hecho de que Trump y Vance sigan repitiendo esas mentiras racistas mucho después de que hayan sido desmentidas por las propias autoridades republicanas de Ohio es vergonzoso.
Trump no está haciendo otra cosa que poner en práctica la vieja táctica de los demagogos populistas de derecha e izquierda: "Miente repetidamente, que algo quedará".