Se ganó la votación en la Eurocámara a pesar de los socialistas.

No todos. Algunos alemanes se abstuvieron, y los portugueses se apartaron completamente del guion y votaron a favor del reconocimiento de Edmundo González como "presidente legítimo y democráticamente elegido de Venezuela" y a María Corina Machado como "líder de las fuerzas democráticas en Venezuela".

Suele decirse que hay dos cosas que le gustan a todo el mundo, los trenes y Portugal. Lo de ayer refuerza la segunda preferencia. Óscar Puente está enfriando la primera.

El dictador Maduro ha celebrado el resultado de la votación filtrando las escenas en las que el régimen coacciona a Edmundo González para que firme un papel a cambio, suponemos, de su vida.

Que el escenario escogido fuera la residencia del embajador español, la presunta participación de un colaborador de Zapatero, que Albares se empeñe en no llamar dictadura a la dictadura o el bochornoso papel del expresidente en general son piezas difíciles de encajar en un rompecabezas que no muestre cierta colaboración del sanchismo con el madurismo.

Tradicionalmente, ha sido España quien ha liderado las relaciones de Europa con Hispanoamérica y supongo que esto es lo que ha provocado el papelón de los socialistas europeos alineándose con los intereses de Sánchez.

Dado que su presidenta es la española Iratxe García Pérez, famosa por otro papelón (pasó de azote del separatismo a defender la amnistía a Carles Puigdemont), tampoco es muy extraño.

A mí lo que realmente me molesta es lo de los "liberales". Renew Europe, el grupo en el que estuvo incluido Ciudadanos, se ausentó de la votación.

¿Por qué?

Pues porque están muy preocupados por la polarización y por el ascenso de la ultraderecha, que "no tiene en mente el interés de la oposición venezolana" y a la que han decidido poner un cordón sanitario.

Se refieren a los Patriotas por Europa, el grupo fundado por el partido Fidesz de Viktor Orbán, al que por razones no fáciles de entender se ha incorporado Vox.

Pero lo que dice la iniciativa, ¿le parece bien o mal a Renew?

Porque eso de votar las proposiciones en función de quién lo propone y no de su contenido no parece ser especialmente liberal ni ilustrado, y llevaría a no apoyar, por ejemplo, iniciativas de Patriotas en contra de la esclavitud o el canibalismo.

De hecho, este planteamiento es el que lleva a seguir evitando afrontar los problemas culturales de la inmigración por entender que de la ultraderecha racista sólo pueden provenir delirios.

El empeño de huir de la ultraderecha es, además, melancólico, pues condujo a Renew junto a la ultraizquierda, alguno de cuyos miembros (allí están Irene Montero e Isa Serra) desde luego no tienen en mente el interés de la oposición venezolana, sino el del dictador.

Esto no parece preocuparles, porque el problema tradicional de los liberales europeos es que tienen que disculparse continuamente por no ser de izquierdas. También nos pasaba en Ciudadanos.

Hay que decir también que los liberales, muy preocupados por la polarización, omitieron que la propuesta era del Grupo Popular, y que los Patriotas se adhirieron posteriormente.

Con su remilgada ausencia, lo que Renew hizo fue, precisamente, condenar simbólicamente al mayor grupo de la Eurocámara (y con él, su proposición) al polo de la ultraderecha de la Cámara.

Decía Heidegger que la nada nadea. "Y se despolariza polarizando", parece pensar Renew.

Hay un último aspecto pintoresco en el asunto. Tras la desaparición de Ciudadanos, hay un único partido español representado en el grupo de los liberales. El de la eurodiputada española que ha escrito la nota de prensa explicando los motivos de la ausencia de Renew en las votaciones.

¿Qué partido es este? Les daré algunas pistas. Tiene su sede frente a la estatua del furibundo racista que lo fundó. Reconoció que recogía las nueces del árbol que agitaban los terroristas de ETA. Y hace una semana, en España, votó a favor de una proposición como la que ahora provoca los mohines de Renew en Europa.

En efecto, es el muy liberal PNV.