Juan Lobato tiene la piel de cordero. No es ese personaje "de la verdadera izquierda" que cierta ala derechista se empeña en recuperar como ángel de prístino espíritu democrático.
Alfonso Guerra y Felipe González le deben también muchas portadas a esa derecha que quiere verse a sí misma en los retratos de los descartados por el PSOE.
Pero Lobato es un perro de presa más, un animal político, y su comportamiento se parece más al del que se coló en una de las barcas del Titanic para no hundirse, que al héroe que se inmola por una justa causa.
Lobato no es ni mejor ni peor que Pedro Sánchez, es simplemente el perdedor.
El asunto no se entiende si no sincronizamos con precisión los relojes con la información recibida ahora. Es importante porque 37 minutos lo cambian todo.
Pilar Sánchez Acera, a la sazón directora del gabinete de Óscar López, animó a Lobato a usar el email en la Asamblea de Madrid 37 minutos antes de que fuese publicado en El Plural.
Con esto queda demostrado que la filtración vino del Gabinete de Presidencia, y ahora alguien de muy arriba tendrá que explicar quién se la pasó.
También queda demostrado que Lobato estaba dispuesto a utilizarla sin ningún escrúpulo democrático. De hecho, lo hizo. Recordarán esa imagen del político mostrándolo en la Asamblea de Madrid.
Esa imagen le mancha a él también, y a partir de ahí sólo le queda intentar salvarse como pueda.
Si el email hubiese salido publicado antes en el periódico, él estaría más limpio que una patena, pero no fue así. Lo que recibió fue el pantallazo de un email. Y él primero lo mostró y luego se protegió.
Y "luego", en política, siempre es tarde.
El registro ante notario, y todo lo demás, ha venido después, mucho después. Demasiado tarde.
El orden es clave, porque si todo este teatro lo hubiese hecho antes de exhibirlo en la Asamblea de Madrid, sería creíble que es un verdadero demócrata, moderado, buena gente y todo lo que la derecha nostálgica de una izquierda de verdad quiera decir.
Quería morder, pero no pilló carne.
🗣️El TS ha ordenado volcar el contenido del teléfono de Lobato para contrastarlo con el acta notarial con los mensajes donde la entonces asesora de Moncloa, le ofreció el correo electrónico del novio de Díaz Ayuso
— EL ESPAÑOL (@elespanolcom) November 29, 2024
👉En ese mensaje reconocía los delitos fiscales por los que se le… pic.twitter.com/v6nY72jI2t
No me creo la imagen de un Lobato inocente que, al ver su móvil, no se pregunte de dónde viene esa información antes de usarla en público.
No me creo que un funcionario de Hacienda como él, adiestrado en estos trámites, no se plantee que alguien muy próximo a él esté incurriendo en un delito de revelación de secretos.
No es creíble que no se dé cuenta, al leer el email filtrado, que se está violando el derecho sagrado del defendido.
Lo único que veo son los colmillos que se esconden bajo la piel de cordero, la del que ve la última oportunidad de recuperar su credibilidad frente a su rival imbatible, y quiere aprovecharla hasta el final. Lobato olió la sangre, se le inflamaron los ojos, y por un momento se imaginó como David tumbando a Goliat.
Unas horas después se dio cuenta de que había caído en el cepo. Las tornas cambian demasiado rápido. Qué amargo debe de resultar sentirse como el cazador cazado.
Ahora sólo le queda el recurso del herido de muerte, que es morir matando. Lo está consiguiendo. El lobo con piel de cordero no iba de farol y ha sabido asestar el último golpe antes de caer. Ahora tienen que responder ante la justicia el fiscal general del Estado y el responsable del Gabinete de Presidencia que coordinó la operación.
Así las cosas, Sánchez se ha encontrado con Ábalos, Aldama, García-Ortiz y Lobato como inesperados maestros de ceremonia para lo que iba a ser la fiesta del 41º Congreso del PSOE.