Tras una extensa entrevista con uno de los hombres que mejor conoce las tácticas de negociación del presidente electo Donald Trump, estoy más convencido que nunca de que la amenaza del expresidente de imponer aranceles a los productos mexicanos y canadienses (a riesgo de iniciar una guerra comercial) es un cañonazo de saliva que no hay que tomar demasiado en serio.

Curioso por conocer su opinión, contacté al ex secretario de Economía de México Ildefonso Guajardo, quien fue el principal negociador de tratados comerciales de su país, pocos días después de que Trump anunció que impondrá un arancel del 25% a las importaciones de México y Canadá "desde el primer día" de su mandato si ambos países no detienen el flujo de migrantes y fentanilo a Estados Unidos.

La amenaza de Trump desencadenó temores de una guerra comercial en las Américas, porque México y Canadá son los principales socios comerciales de Estados Unidos en el mundo.

El presidente electo de Estados Unidos, Donald Trump, en un evento en Mar-a-Lago (Florida) este domingo.

El presidente electo de Estados Unidos, Donald Trump, en un evento en Mar-a-Lago (Florida) este domingo. Reuters

Pero Guajardo, quien encabezó el equipo mexicano que negoció la revisión del acuerdo de libre comercio entre Estados Unidos, México y Canadá en 2018, no parece estar perdiendo el sueño por el ultimátum de Trump.

Para el exnegociador mexicano, la amenaza de Trump parece una película que ya ha visto antes, y desde un asiento de primera fila.

Trump tiene un largo historial de amenazas vacías. El expresidente ya había dicho el 16 de junio de 2016 que "construiré un gran, gran muro en nuestra frontera sur, y haré que México pague por ese muro. Recuerden mis palabras".

Pero Trump nunca construyó su muro, ni México lo pagó. Durante sus cuatro años en el cargo, Trump solo extendió el muro a lo largo de la frontera de 2.000 millas en tres millas, de 654 a 657 millas, según el sitio de verificación de datos Politifact.

"Trump nos ha demostrado en la primera etapa de su administración que utiliza esto como una estrategia de negociación", me dijo Guajardo.

El exnegociador comercial de México dice que las tácticas de negociación de Trump son las mismas que cuando el expresidente escribió su libro El arte de la negociación. En ese libro, Trump dice que hay que siempre empezar las negociaciones con una amenaza, explicó.

Si bien México tendría más que perder que Estados Unidos por una guerra comercial, tiene algunas herramientas poderosas para defenderse, asegura Guajardo.

"México es el comprador número uno de maíz amarillo y fructuosa de Estados Unidos. Compramos pollo, compramos puerco, y la mayor parte de esa gente (que los produce) en las áreas rurales votaron por él," me dijo Guajardo. "Hay manera de responder directamente a estas amenazas".

Asimismo, México tiene otra herramienta de negociación poderosa, que es la creciente presencia de China en América del Norte. Se trata de un problema de seguridad nacional de Estados Unidos, y si Trump se pone demasiado agresivo, México podría estrechar sus vínculos con China, sugirió el exnegociador comercial mexicano.

Cuando le mencioné a Guajardo que Trump podría ser más radical en su segundo mandato, tras haber ganado ambas cámaras del Congreso y el voto popular, Guajardo respondió: "Sí, es cierto. Pero, en esencia, Trump es el mismo personaje que escribió El arte de la negociación".

Estoy de acuerdo. Pero quizá la razón más importante por la que no creo que Trump se arriesgue a iniciar una guerra comercial en las Américas es que, de hacerlo, sería uno de los principales perjudicados.

Una guerra comercial haría aumentar significativamente los precios de los alimentos, la ropa y los automóviles de Estados Unidos, y (según el gobierno de México) causaría la pérdida de 400.000 empleos en territorio estadounidense. Una gran parte de las frutas y verduras frescas que se consumen en Estados Unidos vienen de México.

No se puede descartar que Trump aumente los aranceles de dos o tres productos para justificar su bravuconada y vanagloriarse luego de haber conseguido lo que quería.

Eso es lo que hizo en las negociaciones anteriores con México. Pero es un hombre que habla mucho y hace poco. Lo más probable es que la nueva amenaza arancelaria de Trump sea una bravuconada.

Y si no es así, está loco.