La respuesta al dilema que tiene planteado el PSOE de facilitar o abortar la investidura de Rajoy no está tan clara como se creyó cuando Pedro Sánchez fue forzado a abandonar la secretaría general. El fuego del "no" a Rajoy sigue muy vivo en el partido pese al paso de los días y a que la nueva dirección provisional es partidaria de evitar unas terceras elecciones.
En el grupo de quienes se oponen a allanarse ante el PP hay desde independientes como Margarita Robles a dirigentes como el recién reelegido líder del PSC, Miquel Iceta. Ambos plantean incluso un problema de indisciplina, pues han reiterado que en ningún caso se abstendrán para facilitar la investidura de Rajoy, lo que equivale a decir que están dispuestos a desobedecer el posible mandato del Comité Federal.
Corolario de un fiasco
La sensación de incertidumbre en el PSOE es tal en estos momentos que, como hoy desvelamos en EL ESPAÑOL, la gestora ya se plantea el nombre de un cabeza de lista de consenso para concurrir a unos hipotéticos nuevos comicios: Ángel Gabilondo. Decir que el ex ministro y catedrático de Filosofía es casi una bendición para la política española, tan degradada, no impide asegurar que su nombramiento sería una frivolidad y el corolario de un gran fracaso.
De entrada, para acabar rechazando a Rajoy no hubiera hecho falta defenestrar al secretario general ni llevar al partido a una crisis sin precedentes. Y además -ironías del destino- está el absurdo de que Gabilondo fue recuperado por Sánchez para la política como recambio de Tomás Gómez en Madrid. Por otra parte, pedir auxilio a un independiente como subterfugio para evitar la celebración de primarias vendría a confirmar la falta de coraje político de Susana Díaz, la eterna promesa, la dirigente que lleva meses manejando los hilos del PSOE en la sombra pero que no acaba nunca de dar el paso al frente.
No a elecciones
Ahora bien, si los socialistas quieren evitar dar la imagen de estar improvisando constantemente, si buscan transmitir imagen de seriedad y si de verdad pretenden recuperar su posición de centralidad en el tablero político deberían de evitar las terceras elecciones. Y hay que insistir en que por mucho que les repatee dejar gobernar al PP, al primero que le interesan nuevos comicios es a Rajoy.
En el fondo, el PSOE tiene que decidir si opta por una legislatura corta con un gobierno en minoría del PP o si prefiere cuatro largos y cómodos años más de Rajoy en la Moncloa. En ambos escenarios, Gabilondo está bien donde está.