La Generalitat ha convertido el Smithsonian Folklife Festival de Washington, un certamen pensado para dar a conocer las culturas populares y que este año dedica dos semanas a Cataluña, en un nuevo altavoz para hacer propaganda del procés y extender el odio a España. La inauguración, con una encerrona al embajador español, Pedro Morenés, al que se le boicoteó su intervención y se dejó plantado, es sólo un anticipo de lo que cabe esperar del certamen.
Los independentistas llevan años abonando el terreno en foros internacionales para presentar a España como un régimen autoritario. Y han estado pagando esa actividad con dinero público, de todos los catalanes. El caso de Estados Unidos no es una excepción, y de hecho cuentan con la simpatía de los organizadores del Smithsonian Folklife Festival, con los que vienen colaborando desde hace meses.
Premios Princesa de Gerona
Horas después de los sucesos de Washington, la Generalitat cumplió su amenaza y dio la espalda a la visita del Rey a Vilablareix en la entrega de los Premios Fundación Princesa de Gerona. El acto tuvo que celebrarse en una sede alternativa después de que el Ayuntamiento de Gerona denegara el uso de su Auditorio, sede que tradicionalmente acogía la ceremonia.
Las medidas de seguridad no evitaron las pintadas, las protestas y la quema de fotos de Felipe VI, en una nueva demostración de rechazo al Jefe del Estado alimentado desde las propias instituciones gobernadas por los independentistas. Fue un nuevo intento de humillar al Rey, al igual que ocurrió la semana pasada en la inauguración de los Juegos Mediterráneos.
La entrevista Sánchez-Torra
En tales circunstancias cabe preguntarse por el sentido de la reunión que tiene prevista Pedro Sánchez con Torra el próximo día 9 de julio en la Moncloa. Pues bien, ya podemos afirmar que esta entrevista no sólo está llamada a ser inútil, sino que es inoportuna. Y cada día que pasa se acumulan nuevos argumentos para desconvocarla.
Uno de los gritos más coreados en Washington y Gerona por los separatistas este miércoles fue "ni un paso atrás" y, en el primer caso, se cantaron con la complicidad de Torra. Mientras las autoridades catalanas sigan en el suma y sigue del procés, no merecen una política de mano tendida por parte del Gobierno.