La portavoz de Podemos en el Parlamento y la persona llamada a liderar el partido, Irene Montero, ha confirmado este miércoles que espera su tercer hijo para el verano. Más allá del feliz acontecimiento, este embarazo altera los escenarios en los que Podemos va a moverse en el presente más inmediato y en un contexto de franca implosión. 

El calendario que se plantean los cuadros dirigentes es el siguiente. Ante un previsible batacazo en las generales, Podemos no puede permitirse un Vistalegre en las puertas de la triple cita electoral de mayo. Y aún así, si la dinámica de la derrota se confirmase en las elecciones de mayo, no es previsible que con Irene Montero disfrutando del permiso de maternidad se produjera un relevo. Esa circunstancia hará que se alarguen los plazos. Es más, Podemos no celebraría ningún cónclave interno con el propio Iglesias cuidando de sus hijos. El resultado es que la pareja Montero-Iglesias se garantizaría el control del partido durante un año al menos. Y eso, obviando la posibilidad de que un nuevo Gobierno de Pedro Sánchez catapultara a Iglesias a la vicepresidencia. 

Ocaso y auge

Resulta curioso que la historia de un partido que ha abogado por cambiar las formas políticas haya acabado condicionado por las cuitas personales y familiares de su líder y de su pareja. Irene Montero y Pablo Iglesias han laminado juntos a Íñigo Errejón, y juntos se han hecho con los resortes del partido. Hasta tal punto su vida privada mediatiza a Podemos, que tras el embarazo de sus mellizos prematuros se generó una ola de empatía popular como ejemplo de conciliación. Bien es cierto que también tuvieron que hacer frente, juntos, a la crisis del chalet de Galapagar.

Pero hay una lectura más profunda de todo esto. El ocaso de Iglesias coincide con el auge de Montero, tanto por las propias fortalezas de la portavoz parlamentaria como por la ausencia de alguien con carisma capaz de hacerle sombra. Fuentes internas de Podemos llevan un tiempo dando por hecho que Irene Montero está llamada a "cotas más altas". 

Blindaje

Cualquiera podría establecer un paralelismo entre las maneras sucesorias de una monarquía y el funcionamiento de facto de la dirección de Podemos. O entre el matrimonio Kirchner y la pareja dirigente del partido morado. Lo que es indudable es que nada pasa en Podemos sin que Pablo Iglesias "dé su visto bueno".

De momento, el calendario biológico y el calendario político le dejan todo atado y bien atado. Es más, paradójicamente blindan al secretario general ante una más que previsible debacle electoral.