Este martes hemos conocido el macrosondeo del CIS, última encuesta oficial antes del 28-A. En ella, José Félix Tezanos ha aplicado la cocina por primera vez desde que llegó al centro y después de haber sobrerrepresentado sistemáticamente al PSOE y subestimado al resto de formaciones. Es decir, ha usado las herramientas demoscópicas que más convenían a su partido en cada momento.

Ahora, al dar como ganador a Pedro Sánchez, el sociólogo socialista culmina sus servicios al PSOE. La tenacidad de Tezanos para torcer la realidad y la campaña perfectamente calculada desde Moncloa han hecho que este último sondeo sea el menos disparatado. 

Propaganda

De lo que no hay duda es que, junto a los viernes sociales y los viajes institucionales del presidente, el CIS ha sido la principal herramienta de propaganda socialista. Y a costa del contribuyente. 

Los resultados de la encuesta coronan a Sánchez y muestran que tiene la sartén por el mango: podría aliarse con Podemos y PNV (más CC y Compromís), o con Podemos y ERC, o bien intentar reeditar el pacto del Abrazo con Ciudadanos. Es decir, ahora Sánchez ocuparía la centralidad del tablero político.

Apelotonamiento

El macrosondeo genera, por otra parte, la sensación de apelotonamiento entre PP, Cs y Vox, los tres en un pañuelo, lo que acrecentará las tensiones en el centroderecha en la recta final de la campaña. Una batalla de perdedores en la que se le otorgan a Vox los mismos sospechosos 2,9 puntos que se le quitan al PP. 

Aparte de las exageraciones y los retoques previsibles -como la calculada e inverosímil subida de Podemos- el CIS arroja un panorama desolador para el PP, que desaparece en el País Vasco y saca un sólo escaño en Cataluña y otro en Baleares. Tezanos ha hecho de una entidad pública una factoría de espejos cóncavos, pero algún reflejo toma el esperpento de la realidad.