Los datos son demoledores. Madrid llega a la tasa Covid de 682 infectados por cada 100.000 habitantes mientras que la región cuenta con un 29,3% de mortalidad excesiva según el Sistema de Monitorización de la Mortalidad diaria (MoMo). Cifras con las que hoy el presidente del Gobierno y la presidenta de la Comunidad afrontan el SOS de la Región en pleno.
Si las medidas decretadas por Isabel Díaz Ayuso este pasado viernes -y que hoy entran en vigor- nos parecían necesarias pero insuficientes, con las cifas que hoy publica EL ESPAÑOL se hace evidente que hay que generalizar las restricciones a toda la Comunidad y no sólo a ese 13% de la población madrileña que acumula en torno al 25% los casos diagnosticados.
Los guetos
De hecho, esta cierta arbitrariedad de las medidas de Ayuso para confinar (1.000 casos por cada 100.000 ciudadanos, en lugar, un suponer, de 700) en poco ayuda a frenar la transmisión del virus. Más si tenemos en cuenta que estamos hablando de zonas con gran movilidad laboral -permitida bajo ciertos motivos- y con una altísima densidad de población. O dicho de otro modo, que se generan guetos con su derivada de problemática social.
No es de extrañar, por esa misma razón, que en la ya larga guerra contra la presidenta de la Comunidad de Madrid, los contrarios a Isabel Díaz Ayuso de los barrios del Sur hayan pedido su dimisión al grito de "A Núñez de Balboa no fuisteis". Haciendo y exhibiendo su indignación por lo que consideran un agravio comparativo y azuzados en el acoso a la Policía por la izquierda más radical. En este sentido, en poco ayudan las palabras de Adriana Lastra al acusar a Ayuso de "destrozar" la Sanidad a escasas horas de un encuentro trascendental.
Batallas estériles
Si es comprensible la indignación ciudadadana por la pasividad de las Autoridades, lo que es evidente es que ni Madrid -ni el resto de España- pueden desangrarse en batallas estériles. Al margen de la imagen de unidad institucional contra la pandemia que debe salir hoy de la Puerta del Sol, hay que concienciarse de que el enemigo -por dejación, por relajamiento, por la propia convicción de seguridad de parte de la población- ya ha cruzado las puertas.
El 1 de julio había 200 hospitalizados y 10 ingresos diarios en Madrid; el 17 de septiembre eran 2.097 y más de 400. Normal que Europa, en este momento de la partida, nos tema con los datos en la mano cuando nos salimos de la horma de lo que la OMS entiende por una situación controlada.
La capital es la peor en incidencia acumulada de toda Europa, a años luz de las 36,18 infecciones por 100.000 habitantes que sufre Roma. Sánchez y Ayuso deben evitar la catástrofe.