El Gobierno y la Comunidad de Madrid deben poner fin de una vez a la bronca política que han protagonizado en los tres últimos días por las medidas a adoptar frente a la pandemia. Causa bochorno que en medio de la mayor emergencia sanitaria que ha vivido España, el portavoz del grupo de trabajo pactado por ambas administraciones, Emilio Bouza, haya decidido irse a su casa al sentirse engañado por la falta de voluntad para "despolitizar" el asunto.
No puede volver a repetirse la imagen de confrontación entre el ministro Illa y la presidenta Ayuso. Su comparecencia ante los medios de comunicación del viernes, a la misma hora y con mensajes opuestos, sólo genera estupor y desconcierto entre los ciudadanos. Y la escena ha ha vuelto a repetirse incomprensiblemente este domingo.
Más restricciones
La encuesta que hoy publica EL ESPAÑOL indica que una holgada mayoría de españoles, incluidos los madrileños, optan por medidas más contundentes contra la Covid, como ampliar las restricciones a toda la capital y limitar aún más los horarios en los bares. Ahora bien, también consideran que esas medidas no tendrían que circunscribirse sólo a Madrid y que deberían aplicarse los mismos criterios en todo el país.
El Gobierno central y el madrileño deben rebobinar y volver a la foto de concordia y colaboración de hace una semana, cuando Pedro Sánchez y Ayuso se reunieron en la Casa de Correos de la Puerta del Sol. Sólo así podrán sentarse las bases para solucionar el problema y trasladar un mensaje de confianza a los ciudadanos.
Sin tiempo
El ministro Illa insiste en que las autoridades siguen sin tener el control de la epidemia en Madrid, y que ello obliga a actuar "con determinación", lo que ha llevado a plantear la hipótesis inquietante de una intervención de la Comunidad. Eso sería, en todo caso, la constatación de una gran fracaso.
Lejos de ello, hay que aprovechar el tiempo para acabar con la actual situación de bloqueo. Ambas administraciones tienen que colaborar, sin maximalismos: si el cierre de los bares en lugar de a las diez de la noche, como propone el Ministerio, se decreta a las once, puede ser un avance; si los controles en Barajas y en las estaciones de AVE ha de intensificarse, como propone Madrid, el Gobierno puede dar un paso adelante. Lo que ya no cabe es perder más tiempo.