La decisión de varios gobiernos autonómicos de ampliar las restricciones de movilidad para intentar contener la expansión de la pandemia ha hecho aflorar las contradicciones del Ejecutivo de Pedro Sánchez.
Dado que ese endurecimiento autonómico de las medidas es coherente con los mensajes que lanza el Ministerio de Sanidad, el Gobierno tiene difícil recurrir contra la ampliación del toque de queda que impulsan comunidades como Castilla y León sin anunciar inmediatamente un cambio de la norma que sí lo permita.
El Gobierno no va a poder insistir en su discurso de severidad -ni Fernando Simón mantener la tesis de que los responsables del repunte de infecciones son los ciudadanos por pasárselo en Navidad "mejor de lo que debían habérselo pasado"- al mismo tiempo que tumba las iniciativas de las Comunidades Autónomas encaminadas a evitar tales alegrías.
Autoridades delegadas
Acierta el Ejecutivo cuando dice que los gobiernos autonómicos tienen sólo "facultades de modulación" en lo que se refiere al horario del toque de queda, pues el decreto del estado de alarma expresa claramente que, en tanto que autoridades delegadas, sólo pueden "suspender, flexibilizar o relajar" las medidas establecidas, pero "no intensificarlas o agravarlas".
Pero ese argumento debe ir acompañado de una respuesta inmediata que permita a las Comunidades que más están sufriendo en este momento la pandemia adoptar toques de queda más estrictos y confinamientos en casa, particularmente después de una semana de récord de contagios y el aumento dramático de la presión hospitalaria en las UCI.
¿Mando único?
Así pues, lo lógico es que el Gobierno recuperase el mando único -lo que supondría acabar de un plumazo con la cogobernanza- o que se decretase un nuevo estado de alarma que concediera más margen a las Comunidades Autónomas. Pero eso le supondría a Pedro Sánchez tener que volver a poner a prueba su fortaleza parlamentaria en un momento en que, presumiblemente, tendría difícil contar con el apoyo de los nacionalistas catalanes, pendientes de las elecciones y poco proclives a echar ahora un cable a su rival en las urnas: Salvador Illa.
Por si fuera poco, además de la polémica por la ampliación de las medidas restrictivas, también está la por el reparto de las vacunas. Así pues, todo indica que estamos abocados de nuevo a un enfrentamiento descorazonador entre el Gobierno y las Comunidades Autónomas en el peor momento, cuando la tercera ola de la Covid revela las limitaciones del actual decreto del estado de alarma.