El Ministerio de Sanidad, como si de una maldición bíblica se tratara, se empeña en cometer una y otra vez los mismos errores. Ejemplo de ello es la noticia de la que hoy da cuenta EL ESPAÑOL: la incidencia de la Covid-19 se dispara en España y la vacunación se frena mientras 1,4 millones de dosis de AstraZeneca esperan en la nevera.
La irresponsable campaña contra la vacuna de la Universidad de Oxford emprendida hace meses no sólo por el Gobierno español, sino también por las autoridades europeas, empieza a pasarnos ahora factura.
La paradoja es que mientras en comunidades como Madrid se empiezan a agotar las vacunas de Moderna, Janssen y Pfizer, el Gobierno ha obligado a devolver las vacunas de AstraZeneca, hasta 200.000 unidades, por la prohibición de que esta sea administrada a menores de 60 años.
Como ha recordado el consejero de Sanidad de la Comunidad de Madrid, Enrique Ruiz Escudero, esa limitación es política y no sanitaria puesto que la ficha técnica de la vacuna no impone un límite máximo o mínimo de edad y la misma Agencia Europea del Medicamento (EMA) la recomienda para cualquier edad.
Dicho de otra manera. En un momento de tensión por el avance de la epidemia y de escasez de vacunas, se frena de forma arbitraria la vacunación de los ciudadanos por unos riesgos estadísticamente irrisorios. Como hemos repetido en anteriores editoriales, el riesgo de sufrir un trombo tras ser vacunado con AstraZeneca es infinitamente inferior al de enfermar de Covid y de sufrir serias secuelas tras la enfermedad.
Nuevos confinamientos
Las cifras no son buenas. La incidencia acumulada a 14 días superó este viernes en 37 puntos la del día anterior hasta llegar a los 537,34 casos por 100.000 habitantes. El avance de la Covid, sobre todo entre los jóvenes no vacunados, se ha visto favorecido por la alta contagiosidad de la cepa india del virus y ha llevado la cifra total de contagios desde el inicio de la epidemia hasta los 4.100.222 casos y los 81.096 muertos oficiales.
En Cataluña, la comunidad más afectada por la epidemia en estos momentos con una incidencia acumulada de 1160,42, las autoridades han recibido el aval judicial para aplicar medidas de confinamiento en 161 municipios.
En Valencia, con una incidencia acumulada mucho menor (432,44) el Gobierno autonómico de Ximo Puig ha cerrado 32 localidades.
En Cantabria (566,64), el Ejecutivo regional pretende cerrar 56 municipios.
En Extremadura y en Canarias, sin embargo, sus respectivos Tribunales Superiores de Justicia han prohibido la adopción de medidas similares.
Vacunar, vacunar y vacunar
Es cierto que algunos indicadores parecen señalar que la cuarta ola podría estar cerca de su pico o incluso haberlo superado ya. Son datos como el de que la incidencia entre los jóvenes de 20 a 29 años ha descendido en apenas 24 horas desde los 1581,39 del jueves a los 996,48 del viernes. Un descenso similar al de la incidencia en jóvenes de entre 12 y 19 años, que ha pasado de 1311,73 a 837,69 en el mismo periodo de tiempo.
El hecho de que la cuarta ola haya llegado a España en verano supondrá a largo plazo una ventaja para los españoles, ya que otros países que están pasando un verano más tranquilo la acabarán sufriendo en otoño o invierno.
Haya llegado el virus o no para quedarse junto a nosotros (y todo parece indicar que nos acompañará durante bastante tiempo), este sigue ahí y la prioridad de las administraciones debería ser la de vacunar lo más rápidamente posible al máximo número posible de ciudadanos.
Actuar como si disfrutáramos de un suministro ilimitado de vacunas y de una panoplia de opciones a nuestro alcance, descartando vacunas concretas por riesgos ínfimos, sigue siendo tan irresponsable como lo fue al inicio de la campaña de vacunación.