Las elecciones andaluzas de este domingo serán clave para el futuro de España. Son también el disparo de salida del ciclo electoral que empezará en mayo de 2023 con las municipales y autonómicas, y que culminará con las generales a finales de año o principios de 2024.
Estas son además unas elecciones clave para el futuro político de Pedro Sánchez y de Alberto Núñez Feijóo, para el del PSOE, el del PP, el de Unidas Podemos y el de Vox. Y también, por supuesto, para el de Ciudadanos. Es decir, para el futuro del espacio de centro liberal español.
Salvo sorpresa colosal, el ganador de este domingo será Juanma Moreno. Un candidato al que le bastaba con no cometer errores durante la campaña para consolidar ese cambio sociológico que se ha producido durante los cuatro últimos años en Andalucía y que está convirtiendo al PP en el nuevo partido hegemónico en la región en sustitución del PSOE.
Juanma Moreno ha gobernado sin estridencias y de forma elegante para todos los andaluces sin empantanarse en esas batallas culturales, tan viscerales como inanes, a las que un gobierno con Vox le arrastraría con total seguridad. Y eso, dada la crispación del escenario político español de los últimos años, debería ser reconocido y recompensado en las urnas por los andaluces.
Los resultados económicos de la buena gestión de PP y Ciudadanos están además a la vista y merecen un voto de confianza que le permita a Juanma Moreno rematar su proyecto con una segunda legislatura en solitario o con el mismo apoyo que durante estos últimos cuatro años. Es decir, el de Ciudadanos.
Un gobierno, en cualquier caso, sin el apoyo de Vox. Un partido cuyos intereses, como ha demostrado Macarena Olona durante la campaña, están muy lejos de los de Andalucía y los andaluces.
Las torrijas de Marín
El Gobierno autonómico andaluz es, junto con el del Ayuntamiento de Madrid, el último de cierta entidad con presencia de Ciudadanos. Los sondeos electorales han situado una y otra vez al partido naranja al borde del porcentaje de votos necesario para obtener representación en la Junta. Dos o tres escaños de Ciudadanos, junto con un buen resultado de Juanma Moreno por encima de los 50, serían suficientes para evitar la presencia de Vox en el Gobierno de la Junta.
La campaña de Juan Marín ha sido impecable y en su haber figura uno de los momentos aparentemente más ligeros, pero también más significativos de esta. Ese en el que Marín le pregunta de forma irónica a Macarena Olona si sabe cocinar torrijas mientras esta describe Andalucía como una comunidad tercermundista, al borde de una guerra civil con los menas y carcomida por los grupos de presión LGBT y la ideología de género. La incapacidad de Olona para la autoparodia dice muchas cosas, y no precisamente buenas, de su capacidad como política.
Un PSOE desnortado
La campaña del PSOE ha reproducido todos y cada uno de los errores que llevaron al socialismo a fracasar en Madrid y en Castilla y León. La extemporánea e innecesaria defensa de Chaves y Griñán por parte de José Luis Rodríguez Zapatero, las habituales barbaridades de Adriana Lastra y la falta de carisma y de tirón electoral del candidato Juan Espadas han jugado en contra de un PSOE que firmaría ahora mismo quedarse con los 33 escaños que consiguió en 2018.
Si los pronósticos se cumplen y el PSOE obtiene un mal resultado, es probable que en Ferraz empiecen a asomar algunas voces críticas que disparen por elevación. Porque Espadas fue un candidato de Sánchez y a pesar de ello parece obvio que el exalcalde de Sevilla no se ha sentido jamás cómodo con esa "alarma antifascista" que parece haber conseguido más votos para Vox que para el propio socialismo.
Teresa Rodríguez (Adelante Andalucía) e Inma Nieto (Por Andalucía) han hecho una campaña relativamente correcta de la que lo mejor que se puede decir es que ha conseguido transmitir la idea de que la extrema izquierda andaluza es menos extrema que la extrema derecha de Vox.
Algo, en cualquier caso, que es menos mérito de Rodríguez y Nieto que demérito de una Macarena Olona a la que no podría habérsele ocurrido peor idea que traer a Andalucía a Giorgia Meloni, una líder mesiánica y redentorista con un discurso, en fondo y forma, perfectamente identificable con el fascismo de entreguerras.
A la vista de los buenos resultados en la práctica de estos cuatro años de gobierno de coalición de PP y Ciudadanos, gobierno que está sacando a Andalucía del estancamiento al que la comunidad parecía resignada, EL ESPAÑOL cree que la mejor opción posible en las elecciones de este domingo para los ciudadanos andaluces es el voto a populares o naranjas para evitar la entrada de Vox en la Junta.