Durante la madrugada del sábado se desplomó sobre los asistentes al Medusa Sunbeach Festival de Cullera uno de los carteles del escenario principal. Las rachas de viento de más de 60 kilómetros por hora hicieron volar varias estructuras de las instalaciones, provocando el fallecimiento de un joven de 22 años y dejando a 40 personas heridas.
La Guardia Civil desalojó inmediatamente a las 50.000 personas que se encontraban en el recinto y se canceló definitivamente esta edición. La organización del Festival habla de que estas inclemencias meteorológicas fueron "adversas e inesperadas". Y las autoridades policiales y políticas coinciden en que las instalaciones reunían todos los permisos.
Sin embargo, el titular del Juzgado de Primera Instancia de Instrucción Número 4 de Sueca (Valencia) ha abierto diligencias previas para esclarecer los hechos que llevaron a la muerte del joven, solicitando los "informes periciales correspondientes".
Algunos testimonios del público asistente hablan de una tormenta de arena que hacía tambalearse gran parte de las instalaciones desde mucho antes de la madrugada. Y muestran su desconcierto por el hecho de que el festival no se cancelase cuando ya se tenían indicios de un vendaval cuya violencia queda atestiguada en las imágenes que han proliferado en las redes sociales.
Reventones cálidos
La clave para dirimir si puede apreciarse algún tipo de responsabilidad en un suceso considerado por la organización "inevitable" estará en el aspecto meteorológico. Porque la AEMET de la Comunidad Valenciana sí emitió una alerta oficial a las 3:52, advirtiendo de que se estaban produciendo "reventones cálidos".
Este fenómeno meteorológico estival deja fuertes rachas de viento y bruscos ascensos de temperatura. Hay que recordar que la Conselleria de Sanidad de la Comunidad Valenciana declaró el jueves el nivel de alerta sanitaria por ola de calor alto y extremo para la provincia de Alicante y la zona sur de Valencia.
Los expertos aseguran que el fenómeno de los reventones cálidos nunca había sido tan intenso como hasta ahora, dejando 40 grados en puntos de la provincia alicantina y rachas de viento superiores a los 80 km/h en la madrugada del sábado. El Consell alertó de que el día de ayer estaría entre los cuatro más cálidos en la Comunidad Valenciana desde 1950.
Nuevos protocolos
Los organizadores de otros eventos en la región ya han tomado nota de la catástrofe de Cullera. Y ante la previsión de que los fuertes vientos continúen hasta alcanzar los 100 kilómetros por hora, otros festivales de la zona han decidido cancelar sus ediciones.
Vamos a acostumbrarnos a ver cada vez más eventos culturales y deportivos en el exterior cancelados por condiciones climatológicas extremas. Por eso, el no tan novedoso escenario de una naturaleza desatada hace necesario que las administraciones eleven el nivel de prevención y prudencia en lo tocante al ocio multitudinario al aire libre.
La población española va a tener que habituarse a un aumento de la frecuencia y la intensidad de los fenómenos meteorológicos extremos. Los efectos del cambio climático en el agravamiento de anomalías climatológicas son patentes en los episodios de sequías, olas de calor e incendios forestales recientes en España.
La expectativa de que fenómenos como los reventones cálidos se vuelvan frecuentes obliga a los poderes públicos a revisar sus protocolos de emergencia. Y a elaborar nuevas normativas de cara a la concesión de permisos que tomen en consideración el factor del calentamiento global, aumentando los baremos de exigencia de los controles técnicos.
En cualquier caso, y por el momento, la Justicia debe seguir investigando si la empresa organizadora o las administraciones públicas han tenido alguna responsabilidad en el desastre.