El nombramiento de Carlos Cuerpo como sustituto de Nadia Calviño al frente del Ministerio de Economía recuerda en varios detalles al nombramiento de Elena Salgado por José Luis Rodríguez Zapatero en abril de 2009 como titular de la misma cartera en sustitución de Pedro Solbes.
Cuerpo llega a un ministerio que deberá afrontar un duro ajuste económico, controlar la inflación y reducir el déficit hasta el 3% comprometido por el Gobierno con Bruselas. Deberá además adaptar la economía española a las nuevas reglas fiscales europeas y refinanciar una deuda de 140.000 millones de euros después de que Europa haya decretado el fin de la 'barra libre' existente hasta ahora.
Y todo eso mientras pone freno a las políticas populistas y de enorme gasto público que defienden Sumar y el resto de los socios parlamentarios del PSOE.
Lo hará además en un momento de especial incertidumbre. Porque aunque es cierto que la situación de la economía española es en algunos aspectos mejor de lo previsto, también lo es que 2024 será el año en el que esta toque tierra tras un periodo de aparente calma por la llegada de los fondos europeos y las ayudas del Gobierno.
Fondos y ayudas que han generado una sensación de falsa seguridad que no se corresponde con un atento estudio de los datos.
Y es que la economía española muestra señales claras de estancamiento, como demuestra esa caída del crecimiento interanual desde el 3,8% del primer trimestre al muy modesto 1,8% del tercero.
Y si la situación de la economía española empeora durante 2024, será tentador ver en la salida de Calviño del Ministerio de Economía un paralelo de la salida de Solbes del mismo cargo en un momento en el que España se asomaba a la mayor crisis económica en décadas. Cabe recordar también que los ajustes que fueron necesarios en aquellos años para paliar la crisis acabaron con la salida de Zapatero de la Moncloa.
Solbes fue sustituido en 2009 por una Salgado que llegaba desde el Ministerio de Administraciones Públicas, pero que no podía competir con el perfil técnico y el amplio prestigio de su predecesor. Carlos Cuerpo es, sí, un perfil técnico, número tres de Calviño en Economía, y con experiencia en Bruselas. Pero su peso político y su prestigio internacional son muy inferiores a los de Calviño.
Es significativo también que, al contrario que Zapatero, que convirtió a Salgado en vicepresidenta segunda del Gobierno, Sánchez haya negado la vicepresidencia a Economía en beneficio de una María Jesús Montero que pasa a convertirse, de facto, en la más evidente sucesora in pectore del presidente.
¿Por qué Sánchez no ha nombrado al frente de Economía un perfil con prestigio internacional ahora que la situación económica española parece demandarlo con urgencia? ¿Por qué Sánchez, como explica hoy EL ESPAÑOL, se atrinchera en su Álamo de la Moncloa con su núcleo duro, el de los más fieles entre los fieles, y prescinde del talento que anida en el sector privado y más allá del PSOE?
La respuesta más probable es "porque no puede". Porque la confianza en la capacidad de este Gobierno para ejecutar políticas económicamente racionales y a la contra de lo deseado por sus socios parlamentarios está hoy bajo mínimos. El Gobierno de Sánchez ha perdido peso político, pero los muros que le aíslan del exterior se han fortalecido.
Calviño daba consistencia al Gobierno y generaba tranquilidad en el sector empresarial frente a las políticas populistas y fiscalmente confiscadoras de los socios de Sánchez. ¿Tendrá Cuerpo el carácter necesario para imponerse a Yolanda Díaz cuando sus votos, así como los de ERC, Bildu y BNG, sean necesarios para Sánchez?
¿Será Cuerpo, en fin, el ministro que proteja la economía española de la voracidad del populismo? ¿O después de Nadia, casi nadie?