El acuerdo entre PSOE, ERC y Junts para que la ley de amnistía "cubra a todas las personas vinculadas al proceso independentista" es inseparable de la aprobación de los Presupuestos Generales del Estado, genera una relación simbiótica entre socialistas e independentistas y garantiza a Pedro Sánchez dos años más en la Moncloa.
El texto pactado por PSOE, ERC y Junts, que con total seguridad modificará la redacción original de la ley que los socialistas habían prometido no cambiar, se anunciará hoy jueves, como indica el comunicado de los partidos firmantes, antes del inicio de la Comisión de Justicia del Congreso de los Diputados convocada a tal efecto.
Junts ha manifestado ya su satisfacción por el acuerdo, y ha confirmado que la futura ley incluirá todos los delitos por los que puedan ser investigados, imputados o condenados los implicados en el procés, incluida la malversación, el terrorismo y la traición.
El acuerdo sobre el contenido de la ley de amnistía comporta de forma prácticamente automática la aprobación de los Presupuestos Generales del Estado. Y no en virtud de un pacto explícito firmado por PSOE, ERC y Junts, sino porque el complicado periplo jurídico que le espera a la amnistía convierte a Pedro Sánchez en garante de su cumplimiento.
Aunque el comunicado afirma la presunta adecuación de la ley al "derecho constitucional, europeo e internacional", así como "al informe preliminar de la Comisión de Venecia" y a "la Constitución, el derecho y la jurisprudencia europea y los mejores estándares europeos e internacionales", lo cierto es que la amnistía de cientos de investigados, imputados y condenados por delitos de malversación y terrorismo condena a la norma a un viacrucis jurídico tanto en los tribunales españoles como en los europeos.
En esas circunstancias, la aplicación efectiva de la amnistía dependerá con total seguridad durante los próximos meses y años de la acción del Ejecutivo, de la Fiscalía y del Tribunal Constitucional en defensa de la norma y de los amnistiados. Algo inviable si Pedro Sánchez fuera desalojado de la Moncloa y sustituido por Alberto Núñez Feijóo.
El acuerdo por la amnistía convierte por tanto a Sánchez en rehén de Junts. Pero también convierte a Junts en rehén de Sánchez en cuanto la salida del escenario de uno de los dos garantiza sin duda alguna la caída del otro.
Y para que esa relación simbiótica se extienda lo máximo en el tiempo es imprescindible la aprobación de los Presupuestos Generales del Estado, sin los cuales sería imposible la estabilidad del Gobierno durante el periodo necesario para que la ley de amnistía despliegue todos sus efectos y llegue a todos los implicados en el procés.
La permanencia de Sánchez en la Moncloa garantiza además que aquellos contratiempos que puedan surgir en los tribunales de justicia sean paliados con un indulto, y que las investigaciones y las imputaciones de los jueces sean contrarrestadas por la fiscalía acudiendo en defensa de los investigados por el procés.
Sánchez se convirtió ayer, tras el acuerdo con Junts y ERC, en el guardián de la amnistía. Junts, en el escudo protector de Sánchez. De la necesidad mutua ambos han hecho virtud, atando sus destinos y convirtiendo sus respectivas debilidades en la fortaleza del otro. Esa relación simbiótica tendrá, sin embargo, consecuencias de profundo calado en la convivencia entre españoles y socavará aún más la confianza en las instituciones.