En su comparecencia de este martes, Pedro Sánchez no se ha limitado a desgranar el paquete de ayudas para los afectados por la Dana aprobado en Consejo de Ministros. También ha querido vincular estos fondos para la reconstrucción de las zonas asoladas por las inundaciones a la aprobación de los Presupuestos Generales del Estado (PGE).

El argumento es que la devastación causada por la gota fría ha cambiado el escenario político, aumentado "hasta límites colosales" la necesidad de aprobar los PGE para 2025. Por ello, Sánchez pedirá "el apoyo mayoritario" del Congreso de los Diputados.

Es obvio que la estrategia de Sánchez es presionar al PP con el pretexto de la urgencia de presupuestar las partidas para Valencia y el resto de territorios afectados, y a fin de garantizarse el respaldo de la oposición a unas cuentas para las que, antes del desastre, no había sido todavía capaz de recabar los votos de sus socios.

El presidente quiere forzar un cambio de marco en virtud del cual los que eran los 'Presupuestos para la supervivencia de Sánchez' pasen a ser los 'Presupuestos para la supervivencia de Valencia'.

Pero el PP ha sabido identificar el chantaje que se esconde tras este intento de hacer aparecer el rechazo a los PGE de Sánchez como un ejercicio de deslealtad institucional. Y por eso se ha mantenido en su no a las cuentas del Gobierno.

Y es que la idea que trata de trasladar Moncloa de que seguir prorrogando las cuentas de 2023 no permitiría hacer frente a los efectos de la Dana es tramposa. 

Porque si bien es cierto que, con unas nuevas cuentas aprobadas, la materialización de los 10.600 millones de euros comprometidos por Sánchez sería más fácil y ágil, no es condición sine qua non para ello que haya PGE, dado que los fondos se pueden articular por otras vías.

De hecho, el Congreso de los Diputados está facultado para aprobar un crédito extraordinario a los PGE vigentes si reúne la mayoría suficiente.

Y esta mayoría está garantizada después de que el PP confirmara el lunes que el Gobierno "puede contar" con su voto "para sacar adelante todas las medidas de apoyo a la reconstrucción" de Valencia que necesiten ser aprobados por el Congreso.

De ahí que Sánchez no pueda invocar una traición de la oposición al principio de rally around the flag o "efecto de la concentración en torno a la bandera", como se conoce al apoyo transversal del que suelen gozar los gobiernos en momentos excepcionales de crisis nacional.

Lo único que está pidiendo el PP, con razón, es que el debate sobre los PGE y la aprobación de las ayudas para Valencia se aborden de forma independiente. Máxime cuando la acuciante situación de emergencia provocada por la Dana requiere de una respuesta urgente, y no una supeditada a los dilatados tiempos de negociación de unos PGE.

Además, ¿qué piensa hacer el Gobierno en caso de que el resto de fuerzas no le aprueben los PGE? ¿Suspender las ayudas económicas que está obligado a proveer?

El órdago de Sánchez tiene, por tanto, las patas muy cortas.

Cada día que pasa crece el convencimiento entre los ciudadanos de que la Moncloa está dando una respuesta oportunista a la tragedia de la Dana. Desde su pretensión de aprovechar la reconstrucción de Valencia para intentar salvar la legislatura al victimismo de afirmar encontrarse "bien" tras el escrache de "ultras perfectamente organizados" en Paiporta, pese a que sus propios escoltas no detectaron la presencia de ningún grupo extremista en la localidad antes de su visita y los propios vecinos de la localidad han negado la participación en las protestas de ningún grupo organizado de radicales.

Este oportunismo ha quedado obscenamente explicitado en la reunión operativa para el seguimiento de los efectos de la Dana de este martes, en una imagen luego borrada por la cuenta del Ministerio de Igualdad, en la que podía leerse que la ministra había anotado, en referencia a la Dana, "este es nuestro momento".

Se diría que Sánchez piensa que 'este es su momento' para reformular la bochornosa frase que le dirigió a Mazón el sábado: si necesitais recursos, aprobadme los Presupuestos.