El socialismo naufragará si rema sin las bases
El autor reflexiona sobre el reciente desastre del PSOE, la falta de ejemplaridad de sus líderes y el denostado papel de la militancia, para quien es el pilar del partido.
En torno a la polémica sobre la posición del PSOE con relación a la gobernabilidad de España se ha vertido demasiada tinta y diríase que está prácticamente todo dicho. Los daños que ha sufrido nuestra organización derivados de los recientes acontecimientos son importantes pero yo en este momento quiero referirme al producido a la militancia socialista.
A nuestra militancia se le ha afeado en exceso no dándole participación en una decisión estratégica, justificando esta decisión en que no responde a la cultura democrática? del partido cuando no, diciendo que los afiliados no tienen los suficientes elementos para tomar decisiones ajustadas. Se ha dicho que estaban necesitados de una adecuada pedagogía y que, incluso, la organización se había podemizado. Tales razones sólo son posibles entenderlas desde el temor que puede suscitar la opinión de las propias bases y abona la brecha entre la dirigencia y el colectivo, obviando que la selección de los dirigentes se fundamenta normativamente mediante la decisión de los afiliados, bien por procedimientos directos o indirectos.
Decir que el PSOE se ha podemizado es injusto, porque ni ha cambiado su funcionamiento ni su posicionamiento
Yo siempre he sido partidario de la pedagogía aplicada a la acción política. Pero como la pedagogía responde siempre a un propósito formativo o educativo, la discrepancia se sitúa en torno a éste y en el método. Yo confieso ser más partidario de la pedagogía de Freire, la de la liberación, y desde luego rechazo la que se basa en el miedo y la que provoca resignación.
Respecto del término podemización entiendo que se plantea como descalificativo, algo así como si yo señalara la deriva de determinados dirigentes como derechización. Esa supuesta podemización supongo que hace referencia a un determinado extremismo en las posiciones y a un denostado funcionamiento asambleario. Ambos supuestos son no ya inexactos sino injustos pues el funcionamiento del partido no varió con la llegada a la secretaría general de Pedro Sánchez ni los posicionamientos fueron más radicales que cuando lo dirigía Alfredo P. Rubalcaba. Salvo que llamemos podemización a la existencia de una mayor demanda de participación, pero en eso nos ha gustado calificarnos a nosotros mismos como pioneros así que una reivindicación del modelo de democracia representativa, cuando ésta no es incompatible con el sufragio universal, suena a involución.
Estos días han sido vividos por la militancia con estupor, los dirigentes no hemos demostrado ejemplaridad
Negar los cauces de participación provoca toda serie de respuestas negativas, desde la desafección hasta el resentimiento y sus consecuencias, de no mediar reparación, pueden resultar letales. Sin duda, todo este debate soterrado y nada sereno que llevamos los socialistas también afecta al modelo de partido.
Estos días han sido vividos por la militancia con estupor e indignación. Los dirigentes no hemos demostrado sobrada ejemplaridad y, por tanto, es normal que reclame ser partícipe de decisiones que entiende concierne a su propia identidad. De ahí que se estén produciendo numerosas asambleas de agrupaciones territoriales y reuniones de comisiones ejecutivas, órganos de nuestra estructura normativa, adoptando y trasladando acuerdos, y una espontánea recogida de firmas animada por militantes poco conocidos.
Las voces que se esucharán en el Comité son las de aquellos que convencen a sus próximos para reunirnos más apoyos
Toda esta demanda de participación ha de ser atendida por los miembros del Comité Federal del PSOE que nos reunimos mañana. Esas voces no sé si son las del partido pero son del partido. Son las voces de esas personas que también nos votan pero que tienen un compromiso mayor que quienes nos dan meramente su voto, son los que convencen a sus próximos para reunirnos más apoyos, los que llenan nuestros actos y nos hacen sentirnos más importantes de lo que somos realmente, aplaudiendo nuestras intervenciones, abrazándonos y retratándose con nuestros rostros, los que participan en nuestras campañas electorales haciendo de dibujantes, albañiles, fontaneros, redactores, cocineros, camareros, limpiadores, informáticos… sin exigir nada más que les ahorremos decepciones, son los que velan por la limpieza de los comicios electorales regalándonos jornadas que hurtan a sus empleos y familias, son, en definitiva, los que ponen carne, sangre y corazón a una organización como la nuestra.
Es por ellos que disfrutamos de nuestros cargos institucionales y a quienes debemos la representación que ejercemos. Y es a ellos a quienes, según nuestras normas, hemos de dar cuenta de nuestra gestión.
Lo que peor hemos hecho es no escuchar a los veteranos del partido y permitir que los adversarios les faltasen el respeto
Nuestra historia como organización no es sino la suma de las historias personales de quienes forman y formaron parte de este partido, desde el que entregó su vida o la suerte de su familia por nuestros ideales al que aprendió la escritura, la oratoria y el pensamiento entre nosotros, desde el trabajador que lucha por los derechos de sus compañeros en las fábricas a las madres que inculcaron en sus hijos los valores de solidaridad, de libertad, de igualdad y honradez en sus hijos, desde los que impartieron docencia en las aulas formando ciudadanos con conciencia crítica a los que reivindicaron mejorar las condiciones de vida en nuestros barrios. Tantas y tantas historias de lucha por la libertad, de servicio a la ciudadanía, de solidaridad con nuestros semejantes. Todas estas historias son la historia de nuestro partido pero también arman nuestra identidad.
En estas semanas he escuchado testimonios de veteranos y veteranas socialistas que me han estremecido. Tan solo me han reclamado ser escuchados. No estoy seguro de que lo hagamos. Y de todo lo malo que hemos hecho, creo que esto ha sido lo peor, porque no solo nos les hemos dado el papel que merecen sino que además no hemos impedido que nuestros adversarios les faltaran el respeto.
***José Luis Abalos Meco es secretario general PSPV-PSOE de la provincia de Valencia.