(Dicen que el alma sólo pesa unos 20 gramos; sobre 25 las más plúmbeas. Nada. O casi nada. Aunque todo depende de lo que estemos pesando. Si son patatas, nada. Si son vidas humanas, ¡casi nada! Si multiplicamos 858 asesinados por ETA por 20 gramos, suman 17.160 gramos, más de 17 kilos de almas. Como yo no soy capaz de imaginarme cuánto pueden abultar tantos kilos de almas dentro de algo, extraigo de mi caótica librería uno de los libros más pesados en páginas a la vista. Apenas sobrepasa el kilo y medio. Se titula 'Vidas Rotas. Historia de los hombres, mujeres y niños víctimas de ETA'. Se necesitarían, pues, más de 10 libros monumentales como éste para equilibrar el fiel de la balanza entre lo etéreo e inasible y la compilación de tantas frágiles vidas destrozadas. ¡Cuánto pesa el dolor y el horror¡ He aquí, como muestra, tres vidas y tres sufrimientos desiguales para resumir 50 años de asesinatos en la semana de la disolución de ETA, con su insufrible teatrillo).
Miguel Ángel Blanco (en primera persona)
“Nadie ha reparado, salvo tú, en que el domingo próximo habría cumplido 50 años. Nací el 13 de mayo de 1968, día de Nuestra Señora de Fátima. Y morí, vamos, me asesinaron de dos tiros en la cabeza, el 12 de julio de 1997, aunque dejé de respirar el 13. Escribo en voz alta desde el cementerio de Faramontaos, en Orense, muy cerca de donde nacieron mis padres”.
“Como algunos sabéis, mis padres emigraron muy jóvenes a Ermua por separado, y se conocieron y casaron allí. Tras asesinarme ETA, simplemente porque defendía desde mi puesto de concejal del PP mis ideas frente al sueño de Euskal Herría, mis padres decidieron traerme aquí en 2007, hartos de que pintaran y rompieran mi lápida los amigos de quienes antes me rompieron la cabeza de dos disparos”.
“Como soy el primer interesado en no ser escabroso, solo voy a decir un par de cosas: una del pasado y otra del presente. Empiezo por aquello. Me mató el famoso 'Txapote', catedrático del tiro en la nuca. No le había hecho nada, salvo defender que yo era tan vasco como él , aunque Sabino Arana, el padre fundador del PNV, llamaba a los inmigrantes y descendientes bellarri-motxas, orejas cortas, apreciación poco democrática y muy racista”.
“'Txapote', jefe del comando Donosti, condenado por decenas de asesinatos, unos por apretar el gatillo y otros por ordenarlos luego como jefe de ETA, está preso en Huelva. Él está lejos del País Vasco y yo estoy lejos de Ermua, en Orense. Más o menos, a los mismos kilómetros. Aunque con una diferencia: su compañera y madre de sus hijos, 'Amaia', está también presa en la misma cárcel. Y yo estoy a aquí solo. Y tienen dos hijos, un chico de 16 años y una niña de 11, nacidos en Madrid, en hospitales públicos. Dos hijos quería tener yo con Mari Mar. Me mataron antes, hace ahora casi 21 años. Qué gracia y qué dolor me produce cuando dicen que hay que acercar a los presos porque están muy lejos”.
“Hablemos del presente. ¿Qué cómo me explico la disolución de ETA? Muy fácil: porque sus pistoleros fueron disueltos hace años por la Guardia Civil, la Policía Nacional y la francesa. Ahora estamos asistiendo a pura propaganda barata que compra mucha gente para no recordar lo que ya está casi olvidado. Pero tengamos claro que no se han disuelto. Que están finiquitando el tema porque ahora les interesa vivir tranquilos, sin pensar en nosotros, los muertos, sus víctimas”.
“Quieren salir impunes de los asesinatos y con calidad de vida. Se están haciendo mayores, los hijos crecen, incluso los nietos. Todo esto que muchos no tuvimos ni tendremos jamás”.
“Todo esto es una jugada estudiada durante mucho tiempo y planeada en despachos de algunos politicuchos. Pero no quiero abundar más en esto. El que más información tiene de todo es Josu Ternera, la voz de la disolución de ETA. Tiene tanta información que a muchos no interesa que lo cojan”.
“Sólo una cosa más. Me dicen desde el País Vasco que hay cosas aún insufribles. Por ejemplo, la información sesgada de ETB. Ahí se nos equipara a nosotros, las víctimas de ETA, con las del Gal. Hace unos días, en esta televisión recogieron testimonios de varias víctimas como a la hija de un hombre que estaba en una manifestación en los 80 y murió tras ser golpeado por la policía”.
“¡Qué más les da 8 que 800! Paz, perdón (¡nos tienen que pedir!) pero no olvido. En fin, descansemos en paz”.
Luis Miguel Querejeta (Médico forense)
El doctor Querejeta fue el encargado de realizar la autopsia del cadáver de Blanco. Duró una hora y media. Domingo 13 de julio de 1997. Querejeta tiene el terrible privilegio de haber realizado las autopsias a la mayoría de los asesinados del Comando Donosti. Varias decenas, entre otros, a Fernando Múgica, amigo personal suyo, hermano del ex ministro socialista Enrique Múgica.
Según me confesó para mi libro El hijo de todos. Vida y asesinato del mártir que venció a ETA, (Ed. La Esfera de los Libros), a lo largo de su carrera, hasta 2016 había realizado más de 5.000 autopsias, pero fue la de Blanco la que le dejó un recuerdo indeleble.
Este viernes, horas después del teatrillo bufo de la disolución de ETA, resumía así con precisión forense sus sentimientos tras tantos años de sufrimiento. En seis concisas frases:
1.“Nada vale una vida”
2. “Solo queda dolor y saber que todos pudimos y debimos hacer algo más”
3. “Todavía hay mucho dolor”
4. “Dolor por el dolor de la gente”
5. “Las emociones no se reconciliarán”
6. “Deberán pasar un par de generaciones”
Irene Villa (Víctima de ETA y madre feliz de tres niños)
El 17 de octubre de 1991 Irene, de 12 años, sufrió un atentado en Madrid porque su madre era funcionaria en una comisaría. Perdió las dos piernas y tres dedos de una mano en un coche bomba. Irene Villa es el mayor y el mejor ejemplo conocido de superación en España. Este es su mensaje, para estas Preguntas, de lo vivido y de cómo hay que actuar tras el último vómito de ETA y sus palmeros.
“Mi pensamiento más íntimo es que mis hijos son producto de un milagro que obraron conmigo los médicos, los ángeles en la tierra. Al principio, me dieron por muerta. Pero tenía una misión para no morirme: dar alegría, amor, perdón y felicidad. Quiero que mis hijos crezcan felices, con buenos sentimientos, ilusión y optimismo”.
“Lo que hemos visto estos días es una escenificación para muchos hiriente, provocadora, que busca descaradamente promoción y contrapartidas”.
“Víctimas son, somos, quienes hemos sufrido la barbarie terrorista, pero también la sociedad española, testigo de atentados y de la ignominia contra la esperanza”.
“Yo siempre aposté por la democracia. ¡Y lo que nos ha costado a algunos! Mirando a mis hijos en este día de las madres pienso en todos esos niños y niñas de su edad que no tienen la suerte de disfrutar de sus abuelos, de sus tíos, de sus padres… ¡Cuántos árboles genealógicos ha mutilado ETA con su hacha y su víbora! Los de ETA y su gente no saben realmente lo que es el terrorismo”.
“En suma: que no exijan homenajes, que resuelvan los crímenes no esclarecidos, que condenen sus asesinatos sin contrapartidas… Lo que no podemos permitir es un 'aquí no ha pasado nada'”.
“Sí a la convivencia, a la tolerancia, a la ética, a la concordia…, pero no al olvido. Yo, por mi parte, continuaré ensalzando y divulgando esos valores que convierten la discapacidad en supercapacidad”.
(Decía Balzac que el que ama nunca se equivoca. Como Irene Villa. Amar es recordar. Advierte Khaled Hosseini, en su libro Cometas en el cielo, que sólo existe un pecado único y universal: el robo. Cuando matas a un hombre, le robas su vida y las que nunca llegarán. Cuando mientes, robas el derecho a la equidad. Pues cuando olvidas, robas el gran tesoro y menos valorado por los humanos: la memoria. Sirvan estas tres voces autorizadas, las de Miguel Ángel Blanco, Luis Miguel Querejeta e Irene Villa, para no robar a todas las víctimas de ETA y muy especialmente a los muertos, lo único que ya son: un buen recuerdo que debemos mantener vivo).