Nivel 1: Licencias literarias
Este primer apartado abarca las hipérboles, las caricaturas y otras figuras retóricas que los lectores más literales y menos versados en contextos y niveles de lectura suelen malinterpretar como afirmaciones rectas. En esta categoría se incluyen tanto los textos de El Mundo Today como, en el otro extremo del abanico, las columnas de opinión de Alfonso Ussía, tan sarcásticas ellas, o el famoso puticlub de Arganzuela en el que, según Arcadi Espada, fue detenido el escritor Javier Cercas en 2011.
Si aparecen aquí es porque resulta fácil utilizarlas como red de seguridad mientras se camina sobre la fina línea que separa la verdad del escarmiento intelectual al adversario. Escarmiento legítimo, pero con frecuencia abusón.
Hipérboles y caricaturas no deben confundirse, sin embargo, con las mentiras que pretenden pasar por verdades morales. Es decir con el periodismo concienciado, tan habitual entre adolescentes sin lecturas y millonarios guerracivilistas de izquierdas.
Veredicto: Las licencias literarias no son fake news. Allá tú si no las entiendes.
Nivel 2: Opiniones que no coinciden con la opinión de la izquierda
¿Qué les voy a contar yo? La opinión (de derechas) es la bestia negra de los periodistas socialdemócratas, que la suelen considerar una forma "socialmente aceptada" de fake news. Si la opinión es de izquierdas, el dilema ni se plantea. Ahí todo el mundo entiende la distinción entre información y opinión.
El argumento habitual de los refractarios a la opinión de derechas es que esta debería basarse siempre en los hechos, un requisito que no suelen exigirse a sí mismos porque, por supuesto, la única verdad que merece el nombre de tal es la de izquierdas. Pero lo que dicen estas gentes es cierto: las opiniones basadas en falacias no son opiniones sino fake news.
El problema llega cuando preguntas cuál es el dato teóricamente falso sobre el que se ha construido la opinión que ellos consideran mentira. Porque ese dato suele ser un factual interpretable sobre el que ellos han colgado media docena de prejuicios ideológicos. "Tu columna de opinión es una fake news porque das por sentado que lo ocurrido en Cataluña durante el último año ha sido un golpe de Estado cuando es un hecho que más de cien juristas de la Asociación de Abogados con Chaqueta de Pana Gruesa por una España Republicana Bolchevique han defendido que no lo es". "En tu columna niegas la existencia de una milenaria cultura de la violación diseñada por el heteropatriarcado para someter a las mujeres y evitar su empoderamiento". "Ada Colau ha dignificado Barcelona".
Veredicto: En la cabeza de los sectarios, fake news es cualquier opinión que no coincida con la suya.
Nivel 3: Noticias que no son noticiosas
¿Recuerdan el caso Wikileaks? Jamás tanta información banal dio para tantos aporreamientos goriláceos de pecho. La inmensa mayoría de los "escandalosos secretos" publicados en 2010 eran irrelevantes. El resto eran obviedades. Una pequeña parte de las revelaciones tenían una mínima relevancia informativa y, por ello, habían sido publicadas con anterioridad en decenas de medios internacionales a partir de filtraciones de alguna de las partes interesadas. Sin tantas alharacas, por supuesto.
En esta categoría de supuestas fake news se engloban todas aquellas informaciones que, siendo verdaderas, son publicitadas como un escándalo de proporciones colosales sin que su relevancia real sea, ni por asomo, la que se pretende transmitir. En términos coloquiales serían una tormenta en un vaso de agua.
Su reverso negativo son las noticias que, suponiendo un escándalo mayúsculo capaz de derribar presidentes de Gobierno, pasan desapercibidas por razones que sería demasiado largo de enumerar aquí.
Veredicto: En este caso, fake news no es la noticia en sí, sino la relevancia que se le atribuye a esta.
Nivel 4: "Lo que los medios no te cuentan"
Una frase que funciona como detector infalible de conspiranoicos y desinformados. Es decir de adolescentes.
En el primer caso, la "noticia de la que no te hablarán los medios" suele ser una chaladura con balcones a la calle. Si los medios no la han publicado no es porque exista una conspiración para ocultarla, sino porque la supuesta "noticia" ha superado la categoría de fake news para entrar en la del delirium tremens.
En el segundo caso, la noticia "que no te contarán los medios" ha sido leída por el revolucionario de pitiminí de turno en un medio perfectamente masivo. En la mayoría de los casos, por no decir en la totalidad de ellos, una simple búsqueda en Google revela que la noticia ha sido publicada por cientos de medios en todo el mundo, incluidas las hojas parroquiales de la Utah mormona profunda.
Veredicto: La única fake news aquí, obviamente, es la del primer caso. En el segundo caso, basta con saber dos cosas. 1. Que el periodismo ciudadano es un mito. 2. Que el único periodismo realmente existente es el privado y capitalista (todo lo demás es propaganda institucional).
Nivel 5: Las mentiras del poder
El único terreno en el que Pedro Sánchez sí tiene un doctorado real (esto es una licencia literaria como las del apartado 1).
Esta categoría engloba también las habituales manipulaciones del cuarto poder, es decir de la prensa. Las tácticas son varias, pero con frecuencia implican poner el foco en un detalle irrelevante de la noticia obviando el resto de datos que desmienten la tesis principal. El objetivo, no resulta difícil adivinarlo, es construir o reforzar un relato predeterminado destinado a demonizar al adversario o sus ideas.
Veredicto: Que Pedro Sánchez diga ahora que no es rebelión lo que hace un año dijo que era rebelión (o que pacte con quien hace unos meses dijo que no pactaría jamás) no es fake news, sino política. La diferencia entre ambas la dejamos para otro artículo. Por otro lado, el periodismo siempre ha sido política por otros medios, así que… ¿a qué viene tanto escándalo ahora? La venerada objetividad, tan admirada por estudiantes de periodismo y periodistas sin obra, no existe: el simple hecho de jerarquizar noticias o de presentarlas en un determinado orden y con una determinada extensión implica un juicio de valor. Y ese juicio de valor es tan periodístico como político.
Nivel 6: Nacionalismo
Aquí hay que incluir las mentiras históricas fabricadas por el nacionalismo, las mentiras fabricadas por sus medios de comunicación, las mentiras políticas en las que basa su victimismo, las mentiras raciales con las que justifica su xenofobia, las mentiras folclóricas que pretende hacer pasar por "cultura", las mentiras que se cuenta a sí mismo, las mentiras que ha acabado creyéndose por conveniencia, las mentiras jurídicas con las que pretende sostener su impunidad, las mentiras con las que mantiene prietas las filas de sus acólitos y las mentiras malintencionadas con las que extermina a sus adversarios.
En una categoría diferente de falsedades se incluirían su deslealtad institucional, su cobardía vital y su rampante insolidaridad. El ramalazo totalitario, como el valor en el ejército, se le da por supuesto.
Veredicto: El nacionalismo es una inmensa fake news.
Nivel 7: Verdaderas fake news
Suelen dividirse en distintas categorías, pero son todas la misma. Noticias en las que la foto no coincide con el contenido anunciado, noticias que utilizan imágenes correspondientes a hechos sucedidos en otro momento o en otros países, bulos de internet, fotografías retocadas (un tipo de fake news muy exitosa en el periodismo de moda), fotografías de las que se amputa el contexto para sugerir una realidad falsa (suelen resultar premiadas en los certámenes de fotoperiodismo), blogs y webs de noticias de ultraderecha, redes sociales, sondeos del CIS, periodismo social…
Tema aparte es el atractivo, evidente para cualquiera que haya trabajado en medios y conozca las métricas, de las noticias falsas. Al contrario de lo que se suele creer, si se consumen noticias falsas no es tanto por sectarismo ideológico, que también, sino por puro vicio. La realidad suele ser mortalmente aburrida y las noticias falsas son, cuando han sido bien diseñadas, bastante más amenas, épicas y románticas que el BOE y los debates sobre la nación.
En una tercera categoría, junto a las del sectarismo y el vicio, encajan aquellos que consumen noticias falsas por pura necesidad vital: consumir una sola verdad aniquilaría el sentido de una vida entera dedicada a la veneración de una colosal mentira mesiánica, sea esa mentira la religión, el comunismo o el feminismo. Y de ahí a la constatación de que has tirado una vida a la basura por un ideal falso hay sólo un paso.
Veredicto: Estas son las únicas fake news en sentido estricto de esta lista.
Nivel 8: Noticias verdaderas a las que se acusa de fake news
Dice Arcadi Espada (cito de memoria) que las fake news no son simples mentiras, sino ese estado de la materia política y social en el que la verdad no importa. En realidad, son muchos los disfraces que ha adoptado la mentira a lo largo de la historia: marxismo cultural, posmodernismo, vanguardias culturales, Mayo del 68, excepcionalismo cultural, terceras vías, negación de la naturaleza humana, construccionismo social, populismo…
Todo lo que se opone a estas mentiras suele ser calificado por los fieles de la secta de turno como fake news. Una forma especialmente llamativa de distorsión cognitiva es la que se da cuando el mismo hecho es considerado como "admirable", "aceptable" o "indignante" en función de si el protagonista de dicho hecho es un acólito, un equidistante o un adversario.
Veredicto: Los prejuicios ideológicos son una forma especialmente poderosa de fake news.
Nivel 9: Pablo Echenique
Una forma muy dañina de fake news pues no aspira a manipular la realidad con un objetivo corrosivo pero políticamente legítimo, sino a exterminar socialmente al contrario por razones sobre las que sólo cabe especular (¿resentimiento personal?). Es decir, se trataría de actos malvados pero también estériles, en tanto en cuanto no comportan ningún beneficio personal a su ejecutor, en oposición a aquellos actos malvados que sí comportan un beneficio personal para su protagonista (el Código Penal es un catálogo de este último tipo de actos).
Veredicto: Hay que inventar un nuevo nombre para las mentiras de esta categoría. Lo de fake news se les queda corto.