1. El progresista cree que el bien y el mal existen. El bien es el bienestar, la tolerancia, la empatía, la igualdad. El mal es la pobreza, el racismo, la desigualdad, el machismo.
2. El conservador cree que el progresista está invirtiendo el razonamiento correcto.
3. De la misma manera que el frío no existe más que como la interpretación de una realidad física por parte de nuestros sentidos (el frío en sentido estricto no es más que la ausencia de calor) el conservador cree que el mal no es más que una interpretación moral de la realidad.
4. Para un conservador, el bien es la ausencia del mal. Para un conservador, el referente para medir el progreso político, social y moral de una sociedad es el punto de partida, es decir el mal. Nunca el bien.
5. Para un progresista, el bien es el estado natural del ser humano. El mal, el efecto secundario indeseado de una sociedad dañada o enferma.
6. Dicho de otra manera. Si eres pobre es porque alguien a tu alrededor es "rico de más". Si has sufrido racismo es porque alguien ha sido "tolerante de menos". Si has sufrido una agresión –es decir si otra persona ha "ejercido poder" sobre ti– es porque esa persona es "poderosa de más".
7. Para el progresista, el mal es un desajuste en el orden natural y deseable de las cosas. Nadie es por tanto responsable de sus propios actos malvados en tanto que víctima de un orden social viciado de origen.
8. Para el progresismo, esa riqueza o ese poder "de más" de los malvados nunca es natural, sino artificial. Es decir producto de la sociedad.
8. Según el progresismo, la cura de todas las enfermedades sociales es la educación.
9. Para un conservador el estado natural del hombre es la pobreza, la desconfianza en los extraños y la violencia. Son la riqueza, la cooperación y la paz social los artificiales. Es decir los efectos secundarios de la civilización.
10. Para un conservador son la ley, la democracia y el Estado de derecho, y no la educación, los que producen bienestar allí donde antes había malestar.
11. Es ese mismo Estado de derecho el que produce un segundo efecto beneficioso: la libertad. De ahí la frase "el hombre sólo es libre dentro del rigor".
12. Para un conservador, la democracia es un fin en sí mismo puesto que no existe una sociedad ideal a la que aspirar. Sólo una en la que vivir razonablemente libre y seguro.
13. Para un progresista, la democracia no es más que un medio para un fin: el de una sociedad ideal.
14. Dado que las características de esa sociedad ideal cambian con el tiempo y las modas ideológicas, la democracia nunca es lo suficientemente buena para un progresista. Siempre habrá un objetivo "más allá" de lo ya conseguido y una democracia "más perfecta" que la actual.
15. Puestos en la tesitura de escoger entre las opciones A) una sociedad gobernada de acuerdo a una ideología contraria a nuestras preferencias, pero con democracia, libertad y paz social, y B) una sociedad no democrática y con altas tasas de crimen, pero gobernada de acuerdo a los postulados ideológicos del progresismo, el conservador escogerá siempre A y el progresista, B.
16. El progresismo siempre está en el lado correcto de la historia porque los otros siempre pueden aspirar a más altas cotas de perfección moral.
17. Cuando los vecinos de los Montoya se manifestaron contra la ola de violencia en el pueblo, el progresismo los tildó de racistas (los vecinos no estaban siendo lo suficientemente tolerantes). Ahora que uno de los Montoya ha violado y asesinado a Laura Luelmo, les reprochan no haberla avisado de quiénes eran sus vecinos (no han sido lo suficientemente prudentes). No es la única contradicción de los últimos días.
18. El conservador cree que el bien es una construcción artificial producto de miles de años de ensayo y error, y por eso pretende conservar aquello que ha permitido progresar a la sociedad hasta el punto de bienestar actual.
19. El progresista cree que el mal es una construcción artificial. Y por eso pretende destruir aquello que ha conducido a la sociedad hasta el punto de malestar actual.
20. El progresista confunde ese intento conservador de proteger los "mecanismos de progreso" con un intento de proteger los resultados en la práctica de esos mecanismos.
21. El conservador no rechaza la mayoría de los fines progresistas sino los atajos que el progresismo propone para llegar a ellos. Prácticamente nadie rechaza hoy la igualdad de derechos entre hombres y mujeres. Sí encuentra fuerte oposición el intento de llegar a esa igualdad por medio de la violación de la presunción de inocencia.
22. Como la sociedad jamás es perfecta porque la utopía es por definición inalcanzable, el progresista vive en el desencanto continuo.
23. Las feministas de mayo del 68 pedían divorcio, aborto libre y píldoras anticonceptivas. Alcanzados esos objetivos, ahora piden toques de queda, un lenguaje artificioso impuesto por el Estado y que los hombres se aten cascabeles en los pies para no asustar a las mujeres.
24. Conseguidos sus objetivos más razonables, al progresismo sólo le queda la huida hacia delante para seguir conservando su razón de ser: la utopía perpetua.
25. De ahí que las pretensiones del progresismo sean cada vez más delirantes, más absurdas, más irrealizables. Ideología de género, deconstrucción de la naturaleza humana, apropiacionismo cultural, derogación de las estructuras jurídicas en las que se basan las sociedades modernas.
26. De ahí, también, que los partidos socialdemócratas estén desapareciendo poco a poco en la mayoría de países occidentales (paradójicamente, el español es uno de los que mejor resisten en comparación con sus homólogos) en favor de opciones populistas de extrema derecha e izquierda.
27. El hecho de que las pretensiones del progresismo sean cada vez más delirantes, más absurdas y más irrealizables conduce a un mayor grado de frustración y a una distorsión cognitiva irresoluble entre los datos y su interpretación. También, al sectarismo y a las divisiones internas en la izquierda.
28. A medida que las ofensas son cada vez menores, el simbolismo que les atribuye el progresismo es cada vez mayor. Un piropo gañán se convierte en sus manos en una falla en el sistema producto de miles de años de explotación de la mujer a manos del hombre. En el "heteropatriarcado".
29. Como para el progresismo la receta es siempre perfecta, la muerte del paciente sólo puede deberse a un fallo en la aplicación de esa receta.
30. Las excusas son siempre las mismas: el médico no creía lo suficiente en su propia receta (defecto de pureza) o no la ha aplicado con el suficiente entusiasmo (defecto de tibieza) o no era un verdadero médico (defecto de impostura). El comunismo, en fin, no ha fracasado: se ha aplicado mal.
31. Esto se repite, generación tras generación, sin que nadie entre el progresismo parezca plantearse ni por un segundo la posibilidad de que sea su diagnóstico de la realidad el que esté equivocado.
32. El progresista cree, como decía G.K. Chesterton, que hay que ser abierto de mente pero no tanto como para que se te caiga el cerebro de la cabeza. También decía G.K. Chesterton que el arte, como la moralidad, consiste en dibujar en algún lado una raya. Y que el problema no es que existan muchas personas incapaces de ver la solución, sino que existan tantas incapaces de ver el problema.
33. Pero la diferencia básica, insuperable, entre un conservador y un progresista es que este último trabaja a partir de reglas generales que aplica a casos particulares, mientras que el segundo opera a partir de prejuicios particulares que aplica a casos generales. Dicho de otra manera: para el conservador lo importante es el qué; para el progresista, el quién.