El honor delirante del padre de Letizia en plena Nochebuena
SÍ. Si en Turandot, la opera inconclusa del gran Giacomo Puccini, los tres actos giran alrededor de tres acertijos, desde la pasada semana he añadido un cuarto por mi cuenta. Desde luego, menos poético que las tres adivinanzas que debían resolver los aspirantes a casarse con la caprichosa princesa china Turandot para no perder en el intento la cabeza, en caso de fallar una de las preguntas.
Justo cuando el aspirante Calàf se disponía a contestar la tercera y última adivinanza en el magnífico Teatro Real de Madrid (“¿cuál es el hielo que quema y cuanto más quema más frío es?”), tras resolver las dos anteriores (“¿cuál es el fantasma que cada noche nace de nuevo en el hombre y cada día muere?” -la esperanza- y “¿qué es lo que llamea como una llama y sin embargo no es fuego, que arde como la fiebre pero enfría la muerte?” -la sangre-); pues en ese preciso instante en que el enamorado se disponía a pronunciar la respuesta, el hielo que quema es Turandot, el nombre impronunciable, recibí en el móvil un mensaje urgente desde EL ESPAÑOL, lleno de signos de admiraciones: ¡¡¡¡¡¡¡el padre de Letizia nos demanda!!!!!!!
De haber sido un 28 de diciembre habría pensado que se trataba de una inocentada tan tontamente grande como el Palacio de la Zarzuela. Pero no, faltaba aún más de una semana para dicho día. La notificación recibida desde el Juzgado de Primera Instancia e Instrucción de Alarcón (Madrid) en la sede de EL ESPAÑOL era, efectivamente, una especie de inocentada pero cierta. El padre de la reina Letizia, Jesús Ortiz Álvarez, demandaba a este diario “por vulneración del derecho a la intimidad personal y familiar y la protección de datos de carácter personal”, debido a una información en la que se atribuía a los Ortiz ser republicanos de toda la vida.
Jesús Ortiz Álvarez es hermano de Henar Ortiz Álvarez. Tía Henar, como se la conoce debido a su dilecta sobrina, es una activista en pro de la III República. “Ha llegado la hora de decir basta ya. Acabo de firmar por el referéndum. Este referéndum es un sueño que llevamos años persiguiendo. Los Borbones se han hecho ricos a nuestra costa”, escribía en las redes sociales la hermana de Jesús Ortiz, razón por la cual la sección Jaleos de EL ESPAÑOL publicó una información sobre su soflama antimonárquica.
Una exhortación republicana de Tía Henar que la periodista explicaba porque los Ortiz siempre han pensado así. “Somos una familia sencilla, republicana, algo ingenua, ricos tan solo en cariño”, declaraba tiempo atrás la susodicha a la incisiva periodista Pilar Eyre en la revista Lecturas.
La cuarta adivinanza en la corte imperial de España, el porqué de la demanda, tiene, a su vez, varias preguntas y derivadas: ¿por qué Jesús Ortiz no siente vulnerado su honor por su hermana al incluirle entre los republicanos Ortiz ni tampoco siente mancillado su honor como padre de Letizia, suegro de Felipe y abuelo de las niñas pese a lo que afirma de la familia Borbón? Henar ha afirmado en diferentes momentos: 1) que los Ortiz siempre han sido republicanos; 2) que la Zarzuela viene a ser una cueva de ladrones –“los Borbones se han hecho ricos robando”-, curiosamente donde vive y reina la hija del ofendido demandante; 3) que el jefe del palacio de los borbones expoliadores, según la susodicha tía Ortiz, sería el yernísimo de Jesús Ortiz, Felipe VI, una de cuyas dos nietas, Leonor de Borbón Ortiz, aspira a ser la sucesora del rey asaltante de españoles, Henar dixit.
En la cuarta adivinanza de esta delirante opereta asturiana hay, además, dos incógnitas cruciales: ¿consultó Jesús Ortiz a su hija y a su yerno su decisión de presentar una demanda contra EL ESPAÑOL? ¿O no lo hizo obrando libremente sin tener en cuenta el parecer del mismísimo Felipe VI y de la mismísima la reina Letizia?
Según ha sabido este preguntón, Jesús Ortiz, el experto en Comunicación que hace décadas abandonó Asturias para afincarse en Madrid, sí informó en Zarzuela sobre su propósito judicial y se lo desaconsejaron, pese a lo cual siguió adelante y contrató los servicios del abogado toledano Fernando Garrido para actuar contra Pedro J. Ramírez y EL ESPAÑOL, , valorando en 8.000 euros el daño cometido contra su honor.
Aunque fuentes de Zarzuela juran que se pidió expresamente al padre de la reina que desistiera, resulta difícil creer tal desobediencia. Sobre todo conociendo a Letizia, para quien “no es no”: se trate de una simple foto (el espectáculo con su suegra en la catedral de Palma) o de trabajar los fines de semana por importante que sea el acto institucional, por ser un tiempo reservado para la conciliación familiar y las niñas.
Si la demanda es, como parece, la carta de amor de un padre indignado por el tratamiento injustificado, según él, que recibe su hija en este periódico así como en otros medios poco cortesanos, más le habría valido a Jesús Ortiz felicitar a Letizia con unos versos de Shakespeare escritos para Isabel I: “Poderosa soberana, que cual reloj cada mañana lideras las sesiones del consejo volviendo nuevo lo que es viejo”.
También pudiera ser que el defensor del honor de los Ortiz se haya creído el papel que ejerce todos los 6 de enero. Dicho día, Jesús Ortiz se convierte en rey de los reyes: Felipe, Letizia y sus nietas recogen los regalos en su casa burguesa de las afueras de Madrid.
En fin, todo esto de la demanda suena a broma de papá Ortiz en un día como el de hoy, 24 de diciembre, en el que su yerno, Felipe VI, pronunciará su esperado discurso navideño. ¿Qué dirá esta noche a una nación crecientemente preocupada por Cataluña y por la unidad de España, con un presidente de Gobierno, Pedro Sánchez, recién llegado de Barcelona donde habló “de todo” con Torra, según enfantizó el president de la Generalitat?
Felipe VI, constitucionalmente, no puede entrar en contradicción con el presidente del Gobierno. Por tanto, esta noche tendrá que sobrevolar por el problema catalán como su padre, Juan Carlos I, hizo tantas veces con la corrupción y otras debilidades.
Como los tres monos sabios y místicos japoneses, deberá taparse los ojos, los oídos y la boca como si no viera, no oyese y no dijera diciendo. Al menos intuimos algo: que su discurso de Nochebuena estará en las antípodas del que pronunció el 3 de octubre de 2017, cuando acusó al gobierno catalán y al parlament de deslealtad hacia los poderes del Estado, y muchos creyeron ver su uniforme militar debajo de su elegante traje.
Este 2018 ha sido otro mal año para Felipe VI, un buen rey con las mejores intenciones rodeado de indios, dentro y fuera de casa, se llamen Ortiz o Sánchez.