Antes de esta crisis, mis vecinos eran los de un lado y otro, los de abajo y arriba; ahora van adquiriendo un nombre en la batalla: se llaman Marisa, Jaime, Emilia, Alberto, Eva, Alfredo, Beatríz, Amado…
Antes de esta crisis, la Policía Nacional, la Guardia Civil, el Ejército, los Municipales eran oficiales uniformados que nos paraban en las carreteras y vías públicas para hacer algún control inoportuno o ir a misiones de guerra; ahora son héroes transversales, capaces de construir un hospital en IFEMA Madrid en 48 horas, trabajando 24/7.
Antes de esta crisis, la adolescente del bajo ensayaba sin descanso con un piano modesto y molesto; ahora nos regala conciertos improvisados desde su habitación pintoresca con las ventanas abiertas de par en par a mi mujer, a mí y al resto del vecindario.
Antes de esta crisis Resistiré era una canción demodé de aquel Dúo Dinámico de los 80; ahora es el himno de guerra que se escucha cada tarde a partir de las 20:00 con un coro de aplausos llenos de orgullo desde miles de balcones en urbes y pueblos.
Antes de esta crisis, l@s profesionales del súper y tiendas de alimentación atendían a los clientes por su limitado nivel de estudios; ahora son ilustres magos que nos facilitan esa oportunidad crucial de llenar nuestra nevera y continuar el camino en dirección frontal.
Antes de esta crisis, el personal de conserjería, limpieza, basureros y barrenderos eran invisibles; ahora son imprescindibles.
Antes de esta crisis, los transportistas, camioneros tenían un curro fácil porque disponían de una rutina cómoda, sentad@s en sus asientos mullidos; ahora son guerrer@s del asfalto que nos salvan surtiendo servicios de primera necesidad aquí y allá.
Antes de esta crisis, veíamos por las calles y jardines a gente; ahora nos convertimos en seres humanos de piel dura
Antes de esta crisis, los grandes empresarios lideraban el grupo codicioso de los magnates del mercado que progresivamente incrementaban sus fortunas faltos de generosidad; ahora tienen una identidad altruista con gestos solidarios cuando la moneda salió cruz y las bolsas se desploman porque un virus invasor viene a pasar factura.
Antes de esta crisis, la clase política global desde sus Gobiernos parecía liderar con elocuente demagogia, gestos erráticos y omisiones cruciales sin consumar un apoyo auténtico a un pueblo que desde hace tiempo quiere hacer más que ser; ahora es la ciudadanía la que lucha como un sólido ejército unido
Antes de esta crisis, nos sobraba esto; ahora echamos en falta aquello que supone reunirnos presencialmente con l@s nuestr@s para tomar un café o refresco y charlar de la vida que es, nuevamente, aquello que transcurre mientras continuamos haciendo planes.
Antes de esta crisis, se nos reconocía como hombres, mujeres, homosexuales, trans por la voz y/o aspecto físico; ahora según nos apuñala la nostalgia y a veces no reconozcamos nuestra propia voz, transgredimos la frontera del género y vamos trascendiendo a personas con voz propia.
Antes de esta crisis, veíamos por las calles y jardines a gente; ahora día a día damos un paso más y nos convertimos en seres humanos de piel dura, luchando como el junco que se dobla flexible… pero no se doblega ante una pandemia de clase C. Llámese Coronavirus, Covid-19…
Cada día, esa voz propia de ser humano apela con firmeza: ¡resistiré!
*** Christopher Óscar de Andrés ha trabajado para ONUSIDA y la Organización Mundial para las Migraciones (OIM) en América Latina y el Caribe y Africa Occidental, respectivamente. Actualmente es Asesor Senior del Sistema de las Naciones Unidas especializado en Gestión de Crisis.