Muy positiva puede considerarse la reunión mantenida este lunes entre el presidente del Gobierno y la presidenta de la Comunidad de Madrid. Del buen tono institucional en el que transcurrió la cita da muestra que se haya decidido crear un grupo de trabajo común para seguir la evolución de la pandemia.
Será una comisión que se reunirá todas las semanas y en la que participarán los titulares de Sanidad (Salvador Illa) y la ministra de Política Territorial (Carolina Darias) por parte del Gobierno, y el vicepresidente madrileño Ignacio Aguado y el consejero de Sanidad, Enrique Ruiz Escudero por parte de la Administración regional. Además, habrá otro grupo de trabajo que les asesorará y que contará con la presencia del alcalde de la capital, José Luis Martínez-Almeida.
Leal responsabilidad
Como destaca hoy EL ESPAÑOL, la sintonía personal entre Illa y Escudero ha sido clave para aunar esfuerzos. Isabel Díaz Ayuso ha propuesto al Gobierno Central aprobar una ley de pandemias que evite tener que recurrir al estado de alarma y Pedro Sánchez se ha comprometido a estudiar la idea, aunque Moncloa está trabajando en principio en un plan diferente: una estado de alarma "perimetral".
Si el domingo pedíamos firmeza y lealtad institucional frente al virus, ayer tanto el Ejecutivo central como el madrileño dieron muestra de una responsabilidad que, por otra parte, ha sido tónica habitual en los países de nuestro entorno entre el Gobierno y sus regiones.
Tiempo perdido
Es verdad que no han faltado quienes pretendían calentar la reunión y ahí quedan las extemporáneas e injustas palabras de Adriana Lastra al acusar al PP de quebrar la Sanidad madrileña, las irresponsables movilizaciones auspiciadas por Podemos o la ridícula manifestación en la Puerta del Sol organizada por el sindicato de Vox con eslóganes escatológicos para arremeter contra Sánchez y a Ayuso. Todas estas actuaciones quedan absolutamente superadas por la gravedad del momento y por los pasos dados por las autoridades.
Tiene razón Sánchez cuando arguye que estamos ante una "lucha epidemiológica, no ideológica". De ahí los necesarios "equipos de cooperación", única mesa de diálogo que precisan los españoles y que merecen los madrileños. Lo triste es el tiempo perdido en guerras políticas estériles. Ojalá se haya llegado a tiempo.