Vicente Gimeno Sendra.

Vicente Gimeno Sendra. María Peral

Tribunas OBITUARIO

Fallece el exmagistrado del TC Vicente Gimeno, arquitecto de las garantías constitucionales

Influyente procesalista, fue precursor de la tesis de encomendar a los fiscales la investigación de los delitos

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La muerte ha sorprendido este sábado a Vicente Gimeno Sendra (Gandía, 1949) cuando sus numerosos discípulos preparaban la presentación de un libro homenaje con motivo de su reciente jubilación como catedrático de Derecho Procesal. El reconocimiento será ahora póstumo pero incuestionablemente merecido: Vicente Gimeno ha sido un extraordinario jurista que ha contribuido a adecuar los procesos judiciales a las garantías constitucionales y a introducir el sistema europeo de derechos humanos como parámetro de interpretación inexcusable.

Tanto desde la Universidad como desde la magistratura del Tribunal Constitucional que desempeñó durante casi diez años, Gimeno Sendra ha sido uno de los procesalistas más influyentes en España y en Latinoamérica, donde su inesperado fallecimiento a consecuencia de una rápida enfermedad neurológica ha supuesto un mazazo.

Abogado en ejercicio y asesor del Ministerio de Justicia antes de ser elegido en 1989 magistrado del Tribunal Constitucional a propuesta del PSOE, con sólo 39 años se convirtió en el segundo miembro del tribunal de garantías más joven después de Luis López Guerra. En 1998 regresó a la cátedra y desde entonces no volvió a ocupar ningún cargo público institucional.

"Los miembros del TC deberían ser vitalicios, porque cuando llega el último año de mandato el magistrado se busca la vida y quiere pasar al Consejo de Estado, a los tribunales supranacionales...Otros, cuando hemos acabado, nos hemos ido a casa", dijo, con su habitual franqueza, en un debate sobre independencia judicial en noviembre de 2016.

En el Tribunal Constitucional hizo gala de su libertad de criterio a través de frecuentes votos particulares. Desmintiendo a quienes creen que los escritos discrepantes son el consuelo intelectual de quien no ha logrado convencer a la mayoría, los votos particulares de Gimeno Sendra fueron premonitorios de los criterios que, a la postre, se han acabado imponiendo. Así, defendió que las uniones de hecho debían estar jurídicamente protegidas y que el Estado tenía que compensar de algún modo las dilaciones indebidas de los procesos judiciales.

Pero también han quedado para la historia sentencias de las que fue ponente como la del amparo a Violeta Friedman, superviviente del campo de concentración nazi de Auschwitz, frente a unas manifestaciones del ex jefe de las SS alemanas Léon Degrelle. Estableciendo una doctrina que fue germen de la actual tipificación de los delitos de odio, Gimeno reprobó las "manifestaciones o expresiones destinadas a menospreciar o a generar sentimientos de hostilidad contra determinados grupos étnicos, de extranjeros o inmigrantes, religiosos o sociales".

En 1995 aspiró a presidir el TC y no lo logró (salió elegido Álvaro Rodríguez Bereijo), pero tuvo el apoyo de los magistrados de procedencia judicial y no precisamente de los más progresistas. Entre otros, le votó José Gabaldón, fundador de la Asociación Profesional de la Magistratura.

"Nunca me he sentido ni a favor del PSOE ni del PP, he fallado con arreglo a mi leal saber y entender", declaró años después sobre su etapa en el TC.

Con esa misma libertad intelectual elogió reformas del Gobierno de Rajoy como la que suprimió la dedicación exclusiva de los 20 vocales del Consejo General del Poder Judicial ("un despilfarro") y estableció que la tendrían sólo los siete consejeros de la Comisión Permanente.

"No se puede tener un CGPJ que es un apéndice del Ministerio de Justicia o un TC apéndice del Gobierno", ha manifestado en alguna ocasión. A su juicio, más que un problema de fórmula de elección de los miembros de esos órganos, lo que tiene que producirse es "una revolución ética en los partidos" para elegir "a juristas de verdadero prestigio".

Vocal permanente de la Comisión General de Codificación, Vicente Gimeno contribuyó al diseño de los juicios rápidos, hizo un borrador de ley del Jurado en el que defendió el modelo escabinado y fue uno de los primeros defensores de la atribución de la investigación de los delitos a los fiscales.

Muchas de sus tesis (como la de que el modelo de juez de instrucción "no es plenamente imparcial", la potenciación de las sentencias de conformidad o la restricción de la acción popular a los delitos contra el patrimonio social colectivo -como los delitos de corrupción y contra el medioambiente-, sin que en ningún caso la puedan ejercer los partidos políticos) se ven reflejadas en el anteproyecto de Ley de Enjuiciamiento Criminal que está a punto de aprobar el Gobierno.

Autor de decenas de obras de referencia en el Derecho Procesal civil y penal, Vicente Gimeno pensaba disfrutar su nueva condición de catedrático emérito para seguir dedicándose al mundo jurídico con la pasión de siempre pero desde la serenidad de la jubilación. Y también para exprimir el goce de la vida, como siempre ha sabido hacer, junto a su mujer, Cristina. Ella y sus cuatro hijos han estado junto a él en su casa de El Campello (Alicante) hasta el último momento de su prolífica vida, en la que ha tenido la generosidad de dejarnos un legado excepcional.