En España se entraba a caballo, a tricornio, con la Acorazada y bigotudos de Tráfico en el Parlamento. En la charlotada de Washington hubo muertos, y no entró un caballo sino un búfalo. Y hubo muertos. Y todo lo que es la democracia, Occidente, mantuvo como la respiración ante el golpe de un mujeriego que ya cotiza a la baja. Lo peor de todo es que el populismo allí se va por el vertedero de la Historia (perdón por la mayúscula), y aquí, aun menguante según las últimas estadísticas, va cerrando medios, va alimentándose de la pandemia, va metiéndose en los servicios secretos mientras nos mete en casa.
En España los trumpistas y los antivacunas son cuatro gatos, más porculeros que el PACMA, pero existen y hay que clavarles por decreto las vacunas. En España el populismo es el que es; en lugar de búfalo se disfraza de vagina gigante, que cada país exporta sus mejores materias primas en esas horas en la que la Historia se va sucediendo a sí misma. Con sus 8-M, sus disfraces, sus banderas sudistas y toda la pesca.
Pasa, también, que en Progrewood obvian todo eso que hay entre Manhattan y San Francisco: y el Oso Yogui es lo más potable que se puede uno encontrar. La USA vacía, que dirían los cursis del periódico sobaquero.
La democracia en América, y en Mondoñedo, siempre estará en riesgo cuando los lunáticos se visten de bisonte o se arrodillan por lo malo que fue Colón y hasta el Rey Leopoldo de Bélgica así, en el mismo plano. Tengo por ahí escrito que lo vivido en la noche española, tarde en la Costa Este, fue como la caída del Muro pero en más cutre. Sin ideas de fuste y con un grillado que lleva mal la alopecia, su descendencia, y lo que viene siendo la aceptación de la democracia.
La cosa tenía no sé qué de akelarre del Carnaval de Cádiz, que no habrá. Pero cayeron los muertos y el mundo tembló por la parte de Occidente. En China y en Rusia deben estar frotándose los carámbanos y los dragones, porque aquí en las democracias están los agentes desestabilizadores aliados con la pandemia -insisto- para estropearnos el futuro.
Por muy bizarras que sean las fotos, por muy proclamado que sea Biden, el milenio es populista, y en nuestra mano está evitarlo. No podrán con nosotros, pero las heridas ya nos sangran.
Ahí queda la fotografía de la semana. La que inicia verdaderamente el siglo XXII. Lo peor, que Los Simpsons lo pronosticaron y en esto, como en todo, volvemos a ir tarde. Tardísimo. Que un búfalo en celo pueda mover el mundo es para hacerse mirar la cursilada del efecto mariposa.
Washington, 6/01/20. Peligro en La Condomina