Que Colombia nunca ha sido un país fácil para sus gobernantes es algo que hemos visto a lo largo de los últimos años. Las guerrillas, el narcotráfico y otros problemas sociales han convertido en ocasiones al país en un escenario irrespirable para cualquier político de bien.
Sin embargo, Colombia también ha destacado por su espíritu de superación y por sus ganas de progresar y de unir fuerzas con el resto de las naciones iberoamericanas en defensa de la libertad y la democracia. Algo que hemos visto en gobiernos como el de Andrés Pastrana, Álvaro Uribe y, por supuesto, el de Iván Duque.
Duque no lo ha tenido fácil. Empezando por los furibundos ataques dialécticos del radical Gustavo Petro durante la campaña presidencial, por las violentas manifestaciones auspiciadas desde la izquierda con la excusa de una reforma tributaria que nunca se llevó a cabo, por el intento de magnicidio durante su viaje en helicóptero o por las consecuencias de la pandemia.
Pese a los contratiempos y los palos en las ruedas que le han puesto desde varios frentes, Duque ha dado la talla durante su mandato. Juró su cargo sin invitar a los enemigos de la democracia (véase Nicolás Maduro o Raúl Castro) y ha luchado por la paz social, la institucionalización de la democracia, la transparencia, la integridad y la ética pública.
Pero, sobre todo, ha luchado por dejar un país mejor del que recogió en agosto de 2018. Pese a la pandemia, todo indica que así será.
Los valores liberales de Duque le han convertido en uno de los principales defensores de la libertad en Iberoamérica gracias a su lucha contra las dictaduras socialistas del siglo XXI
El PIB de Colombia alcanzó los buenos niveles previos a la pandemia en el primer trimestre de 2021. El número de ocupados fue de 20,5 millones en mayo de 2021, lo que implica un aumentó de 3,2 millones de personas respecto a mayo de 2020. La tasa de desempleo nacional fue del 15,6%, lo que significa una disminución de 5,7 puntos respecto al mismo mes de 2020. Además, durante el primer semestre de 2021 se han creado en el país más de 166.000 empresas.
Pero no sólo de datos económicos vive Colombia. El proceso de vacunación avanza satisfactoriamente por todas las regiones del país y la paz social se consolida con las últimas medidas tomadas por Duque para superar la crisis social y económica de la pandemia.
Duque no ha trabajado solamente dentro de las fronteras de Colombia. Sus férreos valores liberales le han convertido en uno de los principales defensores de la libertad en Iberoamérica gracias a su lucha constante contra las dictaduras del socialismo del siglo XXI. Duque ha abierto las puertas de Colombia a miles de venezolanos que se han visto obligados a abandonar sus casas y salir de su país para sobrevivir. Nadie debe olvidarlo.
Tampoco es desdeñable su esfuerzo por mostrar la verdadera imagen de Colombia en el exterior: un país de gente emprendedora, con ganas de trabajar y con la idea clara de avanzar hacia un futuro mejor de la mano del resto de naciones hermanas. Así lo ha hecho con sus decenas de visitas a nuestro país, de su vicepresidenta Marta Lucía Ramírez, de sus ministros y de otras instituciones. Colombia y España deben ir de la mano para defender nuestra historia, nuestros intereses y, sobre todo, para defender nuestro futuro. El penúltimo ejemplo es la visita de Duque a España esta misma semana.
No consintamos que los que durante años han vivido de las dictaduras latinoamericanas más sangrientas pongan en entredicho el buen nombre de un presidente honrado
Quiero destacar la figura del presidente colombiano como la de un hombre respetuoso con la historia de su país y los símbolos hispánicos, tan maltratados por la izquierda colombiana (y española) en un intento de revivir un conflicto inexistente entre ambas naciones. Mientras unos pedían y ejercían violencia, Duque hablaba de paz, historia y convivencia. Mientras unos apostaban por las piedras y las pistolas, Duque trabajaba por el diálogo y la conciliación.
Aunque la parte podemita del Gobierno español haya pedido al presidente Duque que se quede en Bogotá, somos una gran mayoría de españoles los que le damos la bienvenida a un hombre que está luchando por defender a Colombia de los que durante años quisieron acabar con ella, que trabaja por la libertad en Iberoamérica y por reformar la amistad transatlántica entre naciones hermanas.
Duque tiene en el punto de mira el progreso social y económico de su país. Llegado el momento, dejará un legado sembrado de luces para que Colombia siga avanzando durante los siguientes años. Un legado de libertad para los colombianos del futuro en una Colombia líder en el mundo.
No consintamos que los que durante años han vivido de las dictaduras latinoamericanas más sangrientas pongan en entredicho el buen nombre de un presidente honrado.
Bienvenido a España, presidente Duque.
*** Belén Hoyo Juliá es diputada del PP, presidenta del comité electoral del partido, coordinadora en la Comunidad Valenciana y experta en relaciones con Latinoamérica.