Los europeos no quieren ir a la guerra contra China y Rusia
El 31% de los europeos cree que Bruselas está en guerra fría con China. Eso dobla el número de europeos que creen que es su propio país el que está en guerra. La conclusión es que los europeos no quieren implicarse en esa guerra, que ven como un asunto americano.
La ausencia de Vladímir Putin y de Xi Jinping de la reunión del G20 de este pasado fin de semana en Roma se ha convertido en una oportunidad para que Joe Biden se presente a sí mismo como líder del mundo libre. A pesar de que el presidente americano ha insistido en que no quiere una nueva guerra fría con China, la atmósfera de la reunión, que llega tras la alianza indopacífica entre los Estados Unidos, Reino Unido y Australia, sugiere que ese conflicto subterráneo entre Washington y Pekín ya se está produciendo.
Una encuesta reciente del Consejo Europeo de Relaciones Exteriores realizada en doce países miembros de la Unión Europea (UE) parece confirmarlo. Casi dos tercios de los que han respondido a ella afirman que entre China y los Estados Unidos se está generando un cisma muy similar al de la Guerra Fría.
Pero este nuevo conflicto llega con una novedad: muchos ciudadanos europeos no creen que su país sea parte del conflicto.
Incluso antes de la debacle del AUKUS, que llevó al gobierno francés a hablar de traición por parte de Washington y de Londres, muchos europeos eran ya muy reticentes a hablar de una nueva confrontación global.
De hecho, sólo un 15% de los europeos cree que su país esté en guerra fría con China, por un 59% que cree que su país no está implicado en ese conflicto. Hay diferencias en los resultados entre distintos países europeos, pero en todos ellos emerge el mismo escenario: en todos los países europeos consultados por el Consejo Europeo de Relaciones Exteriores son más los ciudadanos que niegan estar en guerra con China que los que dicen estarlo.
Emmanuel Macron ha afirmado que quiere diseñar una estrategia autónoma europea como alternativa a la dependencia europea de Estados Unidos. Pero nuestra encuesta demuestra que muchos europeos ven a Bruselas como el aliado más fiel de Washington más que como un eje alternativo al poder americano.
"La visión de las relaciones transatlánticas como de un enfrentamiento cara a cara con China y Rusia no encaja con la percepción de la opinión pública europea"
Cuando se les pregunta por Rusia o China, los europeos tienden a ver a Bruselas, y no a sus propios países, como el participante más activo en esos conflictos. El 31% de los europeos cree que Bruselas está “probablemente” o “con total seguridad” en guerra fría con China. Eso dobla el número de europeos que creen que su propio país está en guerra con China.
Por lo que respecta a Rusia, muchos creen que la UE está en una guerra fría con ella. El 44% creen que esa guerra ya se está librando, por un 26% que lo niegan.
Aunque es demasiado pronto para saber cuáles serán las consecuencias a largo plazo de estas dinámicas, está claro que, a corto plazo, la visión de las relaciones transatlánticas como de un enfrentamiento cara a cara con China y Rusia no encaja con la percepción de la opinión pública europea.
El sondeo del Consejo Europeo de Relaciones Exteriores revela la existencia de cuatro puntos de conflicto evidentes entre las capitales europeas y Washington, y entre las capitales nacionales y las instituciones europeas.
El primero de esos puntos de conflicto es Washington y la definición que hace el gobierno Biden de los desafíos planteados por las autocracias rusa y china. Su retrato de una guerra fría en la que un Occidente unido se enfrenta a las autocracias no refleja el punto de vista mayoritario de los europeos.
Los resultados obtenidos por el Consejo Europeo de Relaciones Exteriores demuestran que pocos europeos ven útil el eje autocracia versus democracia a la hora de definir la política global. La mayoría de ellos creen que la naturaleza de un régimen no es suficiente para explicar su éxito o su fracaso a la hora de enfrentarse a retos como la pandemia o el cambio climático. Incluso cuando se les pregunta por su contribución a la seguridad global, sólo el 50% de los encuestados cree que las democracias hacen más que las autocracias, mientras que un 36% creen que el tipo de régimen no supone una diferencia significativa.
El segundo punto de conflicto es la falta de acuerdo de los europeos acerca de si realmente nos enfrentamos a una amenaza existencial. Durante la Guerra Fría, los ciudadanos estaban dispuestos a reordenar sus prioridades con el objetivo de protegerse de los tanques soviéticos o de un holocausto nuclear. Pero pocos europeos ven hoy a China de la misma manera, y sólo el 5% creen que China “controla” el mundo.
"Sólo el 13% de los europeos creen que el gobierno americano es el más influyente del mundo y sólo el 6% piensa lo mismo de China"
Pero quizá más preocupante para Washington y Bruselas sea que menos de uno de cada diez europeos, incluidos los franceses y los alemanes, creen que puedan depender de la garantía de seguridad ofrecida por los Estados Unidos. Alrededor de un tercio de ellos creen, además, que no necesitan a los Estados Unidos “para nada”.
Es improbable que el acuerdo AUKUS haya hecho mucho para generar más confianza en la política exterior americana y sus aliados. Los comentarios recientes de Emmanuel Macron sobre el primer ministro australiano, Scott Morrison, son un ejemplo de la desconfianza que se ha generado en muchos gobiernos occidentales.
Los datos recopilados por el Consejo Europeo de Relaciones Exteriores ofrecen alguna explicación del porqué de este cambio en la percepción de los ciudadanos europeos. Esos datos demuestran que cuando se pregunta a los europeos quién tiene más poder en el mundo, muchos de ellos ni siquiera mencionan a las grandes naciones. Sólo el 13% de los europeos creen que el gobierno americano es el más influyente del mundo y sólo el 6% piensa lo mismo de China. Por el contrario, la mayoría de los europeos creen que quien tiene realmente el poder son los actores no gubernamentales, las empresas y los multimillonarios.
El tercer punto de conflicto surge más de la geografía que de la historia. Y por eso los europeos ven el conflicto con Rusia como más real que el conflicto con China. Como ya hemos mencionado, sólo el 31% de los europeos creen que se esté librando una nueva guerra fría entre Europa y China, pero el 44% cree que eso sí es cierto entre Rusia y la UE.
"Como demuestra el sondeo, un gran número de europeos preferiría declararse neutral en caso de un conflicto entre los Estados Unidos y Rusia o China"
Este enfoque geográfico sugiere una diferencia importante con la primera Guerra Fría: la batalla entre China y Estados Unidos tiene una dimensión global, pero no se centra en la geografía europea porque el escenario principal de esa batalla será Asia. En este nuevo escenario, Europa se parece al Japón de 1989: es un aliado claro de los americanos, pero está lejos del escenario de conflicto.
Dada la inexistencia de una unidad ideológica entre Estados Unidos y Europa, y de una amenaza existencial en territorio europeo, no es sorprendente que los europeos vean las alianzas de una forma muy diferente a los americanos. Y este es el cuarto punto de conflicto.
Como el último sondeo del Consejo Europeo de Relaciones Exteriores previo a la epidemia demostró, un gran número de europeos preferiría declararse neutral en caso de un conflicto entre los Estados Unidos y Rusia o China. Incluso tras la investidura de Joe Biden, al menos la mitad del electorado de los países consultados preferiría que su gobierno se declarase neutral en un conflicto de estas características.
Si los sondeos realizados durante los dos últimos años han detectado alguna tendencia esa es la de que Washington y Bruselas se encontrarán con dificultades si pretenden ejecutar una defensa global de la democracia occidental. Los líderes americanos y europeos que deseen enfrentarse a China y a Rusia podrían descubrir, para su sorpresa, que los ciudadanos europeos no les apoyan.
*** Mark Leonard es director del Consejo Europeo de Relaciones Exteriores y autor del libro The Age of Unpeace: How Connectivity Causes Conflict.
*** Ivan Krastev es presidente del Centro de Estrategias Liberales de Sofía y socio principal del Instituto de Ciencias Humanas de Viena. Es autor del libro La luz que se apaga: Cómo Occidente ganó la Guerra Fría pero perdió la paz.