Maravillosa criatura el afiliado del PP capaz de quedarse en casa con la conciencia tranquila mientras desde Moncloa subvierten todo el orden constitucional si hiciese falta, pero no sabe quedarse callado si le tocan a su Isabel. Veo lo de Génova de ayer como quien pone un documental de La 2. ¡Qué fauna! Hay gente gritándole a Pablo Casado, otros a Teodoro García Egea, a los medios y también al mundo, así en general, porque se debieron de levantar con mal pie.
Nunca entenderé que la política le exalte a nadie como para amargarle el café. Cambiar un domingo de sol por ir a rodear la sede de tu partido… Cada uno se entretiene como puede, pero cuando se recreaba así la izquierda cercando el Congreso nos echábamos las manos a la cabeza ante el atropello que suponía para la libertad. Será que los escraches a los demás están feos, pero a los tuyos no.
Me imagino ayer a los cuatro mil de Génova preparándose en casa con la misma ilusión con la que se va a un partido del Real Madrid. Con un bocata de pollo, lechuga, tomate y mayonesa ya tendrían hecho el día, y todo porque Netflix no estrenaba nada bueno en su catálogo este fin de semana.
Lo de ayer no habría sabido pintarlo ni Goya. Aquello no era el levantamiento del 2 de mayo, como mucho la maja desnuda, porque dejaron en pelota lo que quedaba de partido con opciones de gobierno en el PP. Lo de ayer fue el carnaval de Cádiz con sus comparsas. Una romería con la ermita rodeada. La Semana Santa con la virgen y con el niño también.
Hay quien todavía le augura a Pablo Casado algún futuro en política y yo la única opción que le veo es fichar por Ciudadanos (en este mercadillo de primavera) que, desde que está Arrimadas desaparecida (que es desde que asumió la dirección del partido), buscan líder y les sirve uno en horas bajas.
"No me explico por qué estaba el afiliado del PP callado mientras se disparaba el precio de la luz, el del diésel, el del café..."
Lo peor del afiliado del PP es que no ha aprendido nada del marianismo, de la política desapasionada, que es la única forma de entenderla para no acabar con una úlcera de estómago. Sobre todo para la gran mayoría que son los que no viven de ella. Una sociedad avanzada es la que da las gracias cuando le traen la cuenta, decía Escohotado. Pues yo digo que un pueblo civilizado es el que tiene cosas que hacer un domingo por la mañana. Una vida interesante con sus cosas, su familia, su vermú y sus amistades, un periódico, libros pendientes, quedarse meditando panza arriba en la cama.
Un pueblo civilizado es el que no gasta el tiempo y la democracia en tomar las calles como un rehén un domingo para gritar que se aburre, porque sólo puedo entender que lo de ayer fuese por aburrimiento. Si no, no me explico por qué estaba el afiliado del PP callado mientras se disparaba el precio de la luz, el del diesel, el del café y el IPC, mientras nos come la deuda, mangonean la fiscalía, nos encerraron en casa con dos estados de alarma inconstitucionales, ordenaban a los cuerpos y fuerzas de seguridad que vigilasen mensajes por redes sociales, se vuelven opacos los viajes del presidente y alivian las penas de los eterras que quedan en presión con tal de tener contento a Otegi ahora que desde ayer se ven en Moncloa otra legislatura más.
*** Guillermo Garabito es periodista.