Tradicionalista, nacionalista, militarista, populista, conservador. Todos estos adjetivos se pueden aplicar al político más importante, el que más tiempo gobernó, del país del Sol Naciente desde la Segunda Guerra Mundial.
Shinzo Abe (o Abe Shinzo, como se le conocía en su país, donde el apellido precede al nombre siguiendo la tradición oriental) no sólo relanzó Japón para recobrar su poderío económico mundial, como aseguran sus defensores. También utilizó todos los recursos a sus alcance para restituir el honor perdido tras la humillante derrota ante Estados Unidos. Incluso negando las evidencias históricas.
La vocación política le viene a Abe de familia. Su abuelo materno era conocido como el rey económico de la China ocupada, ejerció como viceministro y acabó encarcelado como criminal de guerra. Tras el conflicto, participó en la fundación del Partido Liberal Democrático (PLD) y llegó a ser primer ministro. Su abuelo paterno era un terrateniente que ocupó escaño en la cámara de representantes. Su tío abuelo, Eisuke Sato, también fue primer ministro y llegó a recibir el Nobel de la Paz. Su padre ocupó varias carteras ministeriales y llegó a ofrecerse voluntario como piloto kamikaze durante la guerra.
El joven Abe estaba destinado a seguir la carrera familiar. Se graduó en Ciencias Políticas en su país y completó sus estudios de política y economía en la Universidad del Sur de California (Estados Unidos). En principio, se inclinó por la empresa privada como ejecutivo de la poderosa Kobe Steel.
Pero muy pocos años después, en 1982, se inclinó definitivamente por la política, a la que se dedicó activamente durante el resto de su vida. Vinculado siempre al PLD, fundado por su abuelo, fue ocupando sucesivos cargos en el escalafón hasta que en 1993 fue elegido diputado. En 2000, tanto su casa como la sede del partido fueron objeto de atentados con cócteles molotov por parte de la Yakuza, según se cree, por no acceder a las extorsiones de la mafia.
En contra de la opinión de gran parte de su partido, encabezó un estudio sobre la excesiva "educación sexual y de género". Denunció el uso en las clases de las llamadas muñecas anatómicas y de otros materiales pedagógicos que consideraba obscenos, "sin tener en cuenta la edad de los niños", así como la práctica de la educación física mixta.
"La popularidad de Abe comenzó cuando negoció la liberación de japoneses secuestrados por Corea del Norte"
Curiosamente, Abe estaba casado con Akie, a quien familiarmente se conocía como el "partido de oposición nacional" o el “partido de las minorías”. Sus puntos de vista nada tenían que ver con los de su marido por su carácter mucho más progresista. Es partidaria de las minorías sexuales y la comunidad LGTB. En 2014, incluso participó en la manifestación del orgullo gay en Tokio. Un año después, posó para los fotógrafos en una plantación de cannabis para promocionar “el renacimiento de la cultura del cannabis en Japón”.
Pero la gran popularidad de Abe llegaría cuando fue designado en 2002 por el Gobierno negociador para liberar a los ciudadanos japoneses secuestrados por Corea del Norte. Llegó a entrevistarse con Kim Jong-il y consiguió que el tirano permitiera a los secuestrados realizar una visita a sus familiares en Japón. Durante su estancia en el país, Abe les exigió que no volvieran a Corea, creando un conflicto diplomático de grandes dimensiones. El país vecino calificó la decisión como “una brecha en las promesas diplomáticas”, y las negociaciones quedaron abortadas.
Abe logró vencer las reticencias en su partido y acabó siendo nombrado secretario general. De ahí a su triunfo aplastante en las elecciones de 2006, que le convirtieron en primer ministro con solo 52 años (el más joven de la historia de Japón y el primero nacido después de la Segunda Guerra Mundial) sólo había un paso. En esta primera etapa, sólo estuvo un año en el cargo, hasta 2007. Tras ser hospitalizado, se le diagnosticó “inflamación gastrointestinal causada por agotamiento y estrés”, lo que le obligó a abandonar el poder, dejando tras de sí una larga era de inestabilidad política en el país.
Cinco años después, el incombustible Abe, ya recuperado, reapareció de forma inesperada, y se hizo de nuevo con el control del partido y se convirtió de inmediato en candidato a primer ministro. Tras la aplastante victoria del PLD en las elecciones generales de diciembre de 2012, comenzaba la segunda etapa del político, que continuaría con sus reelecciones, de nuevo arrolladoras, en 2014 y 2017.
Abe, pese a su popularidad, fue un mandatario controvertido. Fue muy criticada su pertenencia al mayor lobby ultraconservador de Japón, el Nippon Kaigi, y su defensa de puntos de vista revisionistas sobre la historia.
Así, negaba tajantemente que el gobierno hubiera explotado sexualmente durante la guerra a las llamadas “mujeres solaz” o “mujeres de consuelo”. En total, se han contabilizado 5.000 esclavas sexuales.
Asimismo, defendía con fervor la modificación del artículo 9 de la que llamaba “constitución pacifista”, de forma que Japón pudiera recuperar sus fuerzas armadas tras el desarme después de la rendición en 1945. Llegó a afirmar que había que sobrepasar “el límite que separaba la seguridad japonesa y la interpretación de nuestra constitución".
Internacionalmente fuer muy elogiado el llamado “experimento económico” de 2013. Fue bautizado como Abenomics y estaba basado esencialmente en tres medidas a las que denominaba flechas: estímulo monetario masivo, aumento del gasto público y reformas económicas significativas. La finalidad era devolver el vigor perdido de la economía nipona.
"Corea del Sur, Corea del Norte y China coincidieron en acusarle de ser la encarnación de la agresividad política que mantiene Japón"
Las políticas conservadoras del primer ministro afectaron también a la intocable familia real. En la controversia suscitada por la sucesión imperial, se decantó abiertamente por no modificar la ley para permitir a las mujeres ascender al Trono de Crisantemo como emperatrices.
En cuanto a la política exterior, las relaciones con la vecina Corea del Norte nunca se volvieron a recuperar tras el incidente de los secuestrados. Pyongyang llegó incluso a realizar unos test con misiles sobre el mar de Japón en un claro desafío. La respuesta de Abe no se hizo esperar y propuso que Japón explorara la posibilidad de bombardear las bases del enemigo. Corea del Sur, Corea del Norte y China coincidieron en acusarle de ser la encarnación de la agresividad política que mantiene Japón.
En 2020, de nuevo la enfermedad volvió a golpear a Abe. La colitis ulcerosa, ya no se hablaba de estrés, volvió a reaparecer. Al cabo de dos meses anunció su retirada mientras se buscaba un tratamiento para su afección. Lamentó no haber alcanzado todos sus objetivos y se negó a respaldar a ningún sucesor, probablemente con la intención de volver, dejando así de nuevo a Japón sumido en una profunda crisis política.
No hubo tiempo de encontrar una cura a su enfermedad, de la que parecía recuperarse. Dos disparos acabaron para siempre con la carrera del mayor animal político que conoció Japón desde la humillación de la Segunda Guerra Mundial.
*** Shinzo Abe nació en Tokio el 21 de septiembre de 1954 y murió en Kashihara el 8 de julio de 2022.