Con esta nueva jornada de bombardeos sobre ciudades ucranianas, Vladímir Putin demuestra que ha atendido a las exigencias de los halcones del régimen, que piden intensificar los ataques sobre civiles.
El último Índice de Planeta Vivo incluye un dato alarmante. Desde 1970, se ha producido un drástico declive en las poblaciones de especies animales y vegetales. Una señal más de los efectos destructivos del cambio climático sobre los hábitats y los ecosistemas.
En España, la banca ha ofrecido al Ejecutivo eximir durante un año de las cuotas hipotecarias a quienes no puedan pagarlas. Una muestra de la disposición de los bancos a cooperar con un Gobierno que debería dejar de serles hostil.
Putin hace la guerra con el frío
El fuego sobre Kiev y otra decena de ciudades ucranianas del pasado lunes fue sólo el comienzo de la inclemente represalia de Vladímir Putin por la humillación en Crimea. Moscú continúa bombardeando indiscriminadamente población civil en Ucrania. Ayer por la mañana, siete personas murieron a consecuencia del ataque sobre un mercado en la región de Donetsk.
Los ataques de los últimos días se inscriben dentro de la escalada bélica que los halcones que rodean a Putin han venido promoviendo después de que la contraofensiva ucraniana diera a los agredidos la iniciativa estratégica sobre los agresores.
Pero la sucesión de bombardeos no es sólo una ofrenda del presidente ruso para aplacar las ansias destructivas de quienes le acusan de debilidad. Forman también parte de una estrategia para sabotear las infraestructuras civiles ucranianas e inutilizar su red eléctrica.
En definitiva, una extensión de lo que Putin ha venido haciendo con Europa a lo largo de estos meses. Emplear la energía como arma, condenando a los países dependientes de sus hidrocarburos a la escasez energética durante el invierno. También en Ucrania, Moscú se propone hacer la guerra con el frío.
Alerta roja ecológica
Son incontables los indicadores que nos alertan de la degradación acelerada del planeta. El último, el Índice de Planeta Vivo (IPV), que ha constatado una dramática caída del 69% en la media de las poblaciones de vertebrados desde 1970.
El IPV, el mayor análisis global sobre el estado general de la naturaleza, es una alarma que debería concienciarnos del acuciante problema de la extinción de las especies y el deterioro de los ecosistemas.
Esta merma en las poblaciones está directamente relacionada con los efectos del cambio climático, y afecta a aquellas especies más vulnerables al impacto de la sobreexplotación humana del paisaje.
El peligro de extinción que amenaza cada vez a más animales y plantas es sólo el penúltimo síntoma del potencial destructivo de la huella ecológica humana.
Los expertos no dejan de alertar sobre el riesgo de cruzar el punto de no retorno en la alteración de la biosfera. Pero la crisis ambiental se puede mitigar con el aumento de los esfuerzos de conservación y restauración.
Estos esfuerzos, sin embargo, no serán suficientes sin una transición hacia una economía sostenible y descarbonizada. Informes como los del IPV deberían ser un instrumento para la concienciación social, un llamado a la acción para los poderes públicos y un acicate para un consumo responsable de los ciudadanos. El tiempo se agota.
La banca, cooperador necesario
El sector bancario baraja ofrecer al Gobierno la congelación de las cuotas de las hipotecas durante un año. Con esta medida, las entidades financieras pretenden ayudar a aquellos hogares vulnerables que tengan dificultades para pagar su vivienda.
Lo más destacable del asunto es que se trata de una iniciativa que la banca propone al Ministerio de Asuntos Económicos. Es evidente, por tanto, su disposición a colaborar con el Gobierno para aliviar las estrecheces económicas de las familias españolas.
Con la reestructuración de los préstamos hipotecarios, los bancos están ofreciendo al Gobierno una alternativa para los problemas de la vivienda en una situación de crisis, el de la alta inflación y el de los altos tipos de interés. Con ello, la banca demuestra que el sector financiero no es el problema, sino parte de la solución.
La disposición de las entidades financieras a arrimar el hombro debería convencer al Gobierno de que los bancos son un cooperador necesario para resolver los problemas de España, y no un enemigo. Una muestra más, en fin, de lo absurdo que resulta el relato de Pedro Sánchez de los banqueros como "señores con puros" que confabulan para derribar al Gobierno.
*** El Merodeador es el seudónimo colectivo de la sección de Opinión de EL ESPAÑOL integrada por Cristian Campos, Jorge Raya Pons y Víctor Núñez.