El rebrote de la Covid en China suena a déjà vu
Aunque la preparación frente al virus es mucho mayor hoy que hace tres años, la debilidad de nuestro sistema sanitario aconseja tomar medidas preventivas.
Estamos viviendo un déjà vu.
Hace ahora tres años empezaron a llegar a Europa las primeras noticias acerca de un nuevo virus que asolaba una ciudad china de la que la mayoría no habíamos oído hablar nunca: Wuhan. En ese momento, esta fue sólo una más de las muchas noticias que se publicaron en los diarios. Pero no ocupó ninguna portada.
Nos tiramos de cabeza al nuevo año sin prestar demasiada atención a este asunto. Había otros que parecían más importantes.
Pero pasaron las semanas y, aunque seguían llegando noticias de cómo se propagaba la nueva enfermedad, la Covid seguía sin ser motivo de preocupación. Desde China no se daba mucha información y nosotros no considerábamos seriamente la amenaza.
Y así llegamos a febrero, cuando tuve la ocasión de conocer personalmente al recién nombrado ministro de Sanidad, Salvador Illa. Fue en un acto con motivo del Día Internacional del Niño con Cáncer, el 14 de febrero de 2020.
Illa acababa de regresar de una reunión de ministros de Sanidad convocada de urgencia en Bruselas. Nadie en Europa, excepto Italia, propuso que se tomaran medidas extraordinarias. Recuerdo que comentamos lo sorprendente que nos parecía la postura italiana. ¿Acaso había algo que no nos estaban contando?
No nos dimos cuenta entonces de la intensa relación comercial entre Italia y China en el ámbito de la industria textil, sobre todo en el norte del país. Relación que comportaba un tráfico intenso de personas entre ambos países.
"Aunque las noticias que llegan de China son preocupantes, la situación en Occidente es muy distinta a la de 2020"
Los hospitales comenzaban a saturarse de pacientes enfermos de unas extrañas neumonías. Eran los días en los que, desde el Ministerio de Sanidad, se llamaba a luchar contra la "discriminación" hacia China. La OMS informaba de que los casos y la transmisión en aquel país se estaban estabilizando. Seis casos en Francia, diez en Alemania y uno en España no justificaban reacciones desproporcionadas.
Eran los días de "España no va a tener, como mucho, mas allá de algún caso diagnosticado".
Llegó marzo y se seguía mirando sin querer ver. Al Gobierno le extrañaba la suspensión del Mobile World Congress por parte de los organizadores y permitía manifestaciones masivas.
Hasta que todo estalló.
Llegaron entonces los confinamientos y la falta de material de protección. La utilización de mascarillas no fue obligatoria hasta julio (sencillamente, porque no había).
Con este déjà vu no pretendo, ni mucho menos, provocar alarma. Pero sí llamar a la prudencia.
Aunque las noticias que llegan de China son preocupantes, la situación en Occidente es muy distinta a la de 2020. En China se ha seguido, hasta ahora, una política de Covid cero con confinamientos masivos de poblaciones enteras, y una vacunación menos ambiciosa y eficaz (virus atenuado en vez de mRNA).
Pero hasta los chinos se han cansado de permanecer encerrados en sus domicilios o en sus trabajos. Hartazgo que se ha traducido en revueltas importantes que han llevado a su Gobierno a abandonar la política de Covid cero.
[Sanidad informa que todos los pasajeros del primer vuelo procedente de China son negativo en Covid]
Pero lo ha hecho de golpe, dejando a una gran parte de su población sin una buena inmunización, con el consiguiente crecimiento exponencial y descontrolado de la transmisión del virus. Y, como es habitual, con una notable falta de transparencia.
Por el contrario, los países occidentales, España entre ellos, se encuentran en una situación muy diferente. Su población está masivamente vacunada, muchos ciudadanos han pasado una o más veces la infección, y toda la evidencia científica indica que las dosis de refuerzo que se han puesto son muy eficaces para disminuir la mortalidad, sobre todo en personas mayores.
Pero aunque el mensaje sea de tranquilidad, no podemos bajar la guardia.
"Tenemos vacunas eficaces y pruebas baratas, pero ¿acaso hemos construido un sistema de salud pública más robusto?"
Cabe preguntarnos por los avances que nos han llevado a estar mejor protegidos frente a la Covid. ¿Cuántos han venido de la mano de la ciencia y de sus investigadores y cuántos de la mano de nuestros gestores políticos?
Tenemos vacunas eficaces, tratamientos que limitan los efectos de los casos más graves y pruebas baratas y efectivas para detectar la presencia del virus.
Pero ¿acaso hemos construido un sistema de salud pública más robusto? ¿Se ha reforzado la atención primaria? ¿Se ha mejorado la coordinación entre las comunidades autónomas? ¿Ha mejorado la situación en nuestras residencias?
Es verdad que algunos países, incluido el nuestro, han empezado a tomar algunas tímidas medidas ante la explosión de casos en China. Pero parecen insuficientes. No basta exigir que los viajeros procedentes de China demuestren una pauta de vacunación completa cuando sabemos que las vacunas utilizadas en su país proporcionan una inmunidad menor del 60% y no impiden la transmisión.
Tampoco basta con que aporte una prueba negativa cuando sabemos que no existe una forma eficaz de confirmar la veracidad de estos documentos.
[Opinión: China pasa de la cerrazón al caos en la lucha contra el Covid. ¿Por qué?]
Estas son decisiones fáciles de tomar y que permiten al político sostener que ha adoptado medidas, pero no implican más protección. Hace falta controlar con eficacia la entrada de personas que vengan de China o que hayan estado allí durante los últimos 14 días. Afortunadamente, hoy se cuenta con una herramienta barata, sencilla de utilizar y muy eficaz: los test de antígenos.
Sólo un buen control en la puerta de entrada a Europa va a impedir un posible aumento de los casos de Covid. O, si surgen variantes más peligrosas, retrasar su circulación.
Aunque podamos estar tranquilos en cuanto a los efectos más graves, la presión sobre nuestro sistema sanitario (ya muy sobrecargado por las enfermedades respiratorias propias de esta época) y nuestra economía (con el eventual aumento de bajas laborales) aconsejan un mayor control. Mejor prevenir hoy que lamentar mañana.
*** José María Antón es exviceconsejero de Humanización Sanitaria de la Comunidad de Madrid.