La princesa Leonor y la continuidad histórica de España
La princesa ha cumplido su compromiso con los españoles en el acto de su juramento de la Constitución, que consagra la continuidad histórica de la Nación en libertad y unidad.
Las monarquías parlamentarias somos la envidia de las repúblicas democráticas. Si Francia pudiera, abrazaría de nuevo a la dinastía Borbón o la de Orleans.
Como propaganda de país, la monarquía, su tradición y boato, no tienen precio. La boda de William y Kate en Londres fue seguida en directo por TV por 1.500 millones de personas. A la boda clandestina del hijo del presidente francés Mitterrand no asistió siquiera alguna de las numerosas esposas del presidente de la República. El funeral de la reina Isabel II de Inglaterra fue seguido en TV por 3.500 millones de personas.
Por si fuera poco, la monarquía parlamentaria es incompatible con el autoritarismo o el totalitarismo. La ONU está repleta de repúblicas totalitarias, desde Cuba hasta Corea del Norte. Los españoles somos afortunados en disfrutar con el rey de una garantía de libertad y estabilidad. Las dos veces que políticos españoles irresponsables han puesto en peligro la libertad y continuidad histórica de nuestra nación, don Juan Carlos, en 1981, y don Felipe, en 2017, acudieron a reponer la legalidad constitucional.
Vaya por delante mi felicitación a doña Leonor por su cumpleaños de mayoría de edad. La princesa ha cumplido su compromiso con los españoles en el acto de su juramento de la Constitución, que consagra la continuidad histórica de la Nación en libertad y unidad.
Un Congreso y Senado (el 95% de la representación de la Nación) en pie aplaudiendo durante varios minutos a los reyes, a la princesa y a la infanta son una buena noticia en estos tiempos de zozobra e inestabilidad política. Los separatistas y los totalitarios ausentes han quedado como lo que son: desestabilizadores profesionales preocupados en cobrar a final de mes sin cumplir con sus obligaciones por el sueldo que les pagamos los contribuyentes.
"Cuando S. M. el rey don Juan Carlos se propuso ser el rey de todos los españoles, el PSOE de 1977, a diferencia del PSOE de los años 30 del pasado siglo, aceptó la monarquía"
En el capítulo de reconocimientos cabe mencionar, en primer lugar, que la Casa Real ha realizado un muy buen trabajo. El Congreso y Senado han estado a la altura del importante acto de la jura de la princesa. La Comunidad de Madrid y el Ayuntamiento han sabido canalizar el apoyo de los madrileños y visitantes en las calles de Madrid y la escolta a caballo y los ejércitos han cumplido brillantemente con el protocolo establecido para la jura ante las Cortes en el Congreso de los Diputados.
Otro reconocimiento, no menos valioso, para el comportamiento del Gobierno en funciones y del Grupo Parlamentario Socialista del Congreso y del Senado. Cuando S. M. el rey don Juan Carlos se propuso ser el rey de todos los españoles, el PSOE de 1977, a diferencia del PSOE de los años 30 del pasado siglo, aceptó la forma monárquica entendiendo que lo importante es la libertad y la democracia, no la forma de Estado.
En 1976, lo entendió y cumplió hasta Santiago Carrillo, secretario general del PCE, aunque ahora jóvenes izquierdistas ignorantes pretendan enmendar a sus abuelos, que padecieron dramáticamente los riesgos, peligros y enfrentamientos de la inestabilidad constitucional.
Millones de españoles hemos disfrutado del espectáculo y del contenido político y simbólico de la jura de la princesa. Personalmente hubiera preferido una salida de los reyes y de la princesa en dos carrozas desde el Palacio Real, en lugar de automóvil cerrado desde el palacio de La Zarzuela. La vistosidad de las carrozas españolas no tiene nada que envidiar a la de las inglesas.
Llama la atención que se utilicen carrozas para la presentación de cartas credenciales de los embajadores extranjeros cuando van al Palacio Real y no luzcan en una ocasión como la presente para recorrer Madrid y llegar al Congreso de los Diputados.
Pero, como dice el refrán español "lo mejor es enemigo de lo bueno". Y para bueno, oír a la socialista y nacionalista balear, presidenta del Congreso, señora Armengol, gritar "viva la Constitución, viva España, viva el rey".
*** Guillermo Gortázar es historiador. Su último libro es 'El secreto de Franco. La Transición revisitada'.