Amantes en Doñana, Juanma y Teresa según los periódicos

Anoche, en el Palace, cuando entré, sentí un miedo súbito. Iba paseando por los corrillos del poder y no encontraba al patrón. Eso sí, los allí reunidos decían: “Es muy querido Alsina”. “Tiene un prestigio impresionante”. Tantas veces lo escuché que pensé que se había muerto. Esta mañana, todavía vivo, aparece en muchos titulares de los periódicos.

EL ESPAÑOL, El Confidencial, El Mundo, La Razón… En todas estas crónicas se habla de su “mirada”. En cambio, en todas estas crónicas también se habla de la ropa de la reina Letizia. Por ejemplo: “La reina eligió un impoluto sastre blanco de Hugo Boss formado por chaqueta entallada con botonadura forrada y pantalón de rico recto”.

Esta mañana, en este instante, quiero hacer justicia. Quiero reivindicar la mirada de la reina Letizia y la ropa de mi patrón. Añado a las crónicas: “Vestía Alsina un traje azul mar verdoso con tonos añiles. Entallado, hilado a medida por su sastre monsieur du Bubois; y una corbata a juego, con puntos luminosos, tan claros como sus pupilas. La reina derraba su mirada por el salón del Palace. No hay palabras para describir esa mirada”.

Se habló mucho en el discurso de Alsina y en el de Felipe VI de la verdad, y también del futuro. Lo mismo hicieron Pedro Sánchez y Adolf Hitler en algunos de sus grandes discursos. He elegido tres frases para que podamos jugar. Las voy a leer todas y debéis acertar después qué dijo Alsina, qué dijo Sánchez y qué dijo Hitler.

La primera. “Nos mueve el simple y natural apego a la verdad” (Alsina)

La segunda. “Verdad éramos, verdad somos y verdad queríamos” ya habríamos de mostrárselo un buen día a la jauría israelita (Hitler)

La tercera. “La humanidad se enfrenta a un dilema existencial. Las decisiones que tomemos hoy condicionarán el mundo en el que viviremos el resto de nuestras vidas”.

ALSINA–¿Y qué otros trajes viste hoy la actualidad en esas sastrerías que son los periódicos?

Hay una fotografía en todas las portadas. Son Juanma Moreno y Teresa Ribera. La vicepresidenta y el presidente de Andalucía, juntos, con prismáticos, mirando al horizonte en Doñana, como si fueran Karen y Denys, los amantes de Memorias de África.

Nos gusta el morbo a los periodistas porque también existía una foto normal, de un apretón de manos. Pero todos los diarios han elegido la de los amantes. “Reconciliación en Doñana”, titula La Vanguardia. “Gobierno y Junta de Andalucía sellan la paz en Doñana”, dice El Mundo. El País: “La firma de la paz en Doñana tras 685 días de enfrentamiento. El PP retira el proyecto que iba a regularizar cientos de hectáreas de regadíos ilegales y el Gobierno invertirá a cambio 350 millones de euros en el desarrollo de la zona”.

Pero cerrada una guerra ha empezado otra. ABC: “Paz en Doñana, nueva guerra del agua en Madrid. Ayuso recurre ante el Supremo el plan hidrológico del Tajo”. “Madrid vive en la dictadura de Sánchez y ahora quieren quitarnos el agua”, no ha dicho todavía Ayuso, pero lo dirá.

De Sánchez, poca cosa esta mañana. Bueno, que la biografía de Bob Dylan, leo en los periódicos, va a pesar dos kilos y medio. Doy por hecho que Tierra firme, segunda obra del presidente, pesará más. Algo me dice que será un libro muy pesado.

Veo en EL ESPAÑOL que esta semana va a tener lugar en Ginebra la primera reunión entre PSOE y Junts con verificador internacional. “PSOE y Junts pactan que el verificador siga siendo secreto. El 83% de los españoles reclama que se revele su identidad”.

Este Gobierno es muy aficionado a la Ginebra. Vean este titular de El Confidencial: “El Gobierno de Suiza ayudó en secreto a Puigdemont y el independentismo catalán en su ofensiva contra España”. Resulta que un alto cargo de Exteriores suizo, el señor Roland Steininger, se comunicó durante meses en secreto con los dirigentes huidos de la justicia para facilitar su instalación en Suiza.

Y al otro lado del río, te quiero, Carles Alsina, patrón de la ginebra, de las miradas lúcidas y de los buscadores de la verdad. Al otro lado del río, muchas crónicas sobre los cambios en el PP. La Razón dedica a ello su portada y varias páginas de dentro. La principal noticia es la erección de Miguel Tellado como portavoz. Perdón, la elección.

Dice Carmen Morodo en La Razón que lo llaman shabtis, como uno de esos súbditos que se enterraban vivos con sus faraones. El País habla así del nombramiento de Tellado: “El PP elige la lína dura y el verbo corrosivo”. El Confidencial habla de él como si fuera el general Galindo: “Cara amable, métodos duros”. Y EL ESPAÑOL lo define como el “dóberman” del PP. Esa dureza tiene una explicación muy sencilla: Tellado es el pequeño de siete hermanos.