Las mentiras de Rusia sobre el origen de la guerra en Ucrania
Los fatídicos eventos de Crimea y Donbás de 2014 son obra del expansionismo imperial ruso, a diferencia de lo que difunde la propaganda del Kremlin.
Muchos políticos, diplomáticos y otros comentaristas internacionales datan, inadvertida o deliberadamente, el inicio de la actual guerra rusoucraniana en febrero de 2022, en lugar de febrero de 2014. Tres narrativas (formadas por la desinformación mundial de Moscú sobre su anexión ilegal de Crimea y su intervención encubierta en Dombás) explican este malentendido que lleva ya diez años autoperpetuándose.
Una primera narración afirma que la secesión de Crimea de Ucrania, así como el estallido de los combates en Dombás poco después, estuvieron determinados por la dinámica local y no por la injerencia extranjera.
Una segunda, que la toma de Crimea por Rusia fue un traspaso pacífico y no un acto violento.
Y una tercera, que el ataque de Moscú fue provocado por Kyiv. Las acciones ucranianas, supuestamente, no dejaron a Rusia otra opción que asumir la responsabilidad de proteger a los habitantes rusófonos de Crimea y Dombás. Abordaremos brevemente la inadecuación de estos tres argumentos.
¿Un "levantamiento local" en lugar de una ocupación extranjera?
El Parlamento ucraniano ha identificado oficialmente el 20 de febrero de 2014 como la fecha de inicio de la guerra ruso-ucraniana. Ese día, las fuerzas armadas rusas violaron por primera vez las normas acordadas oficialmente para sus movimientos en Crimea. Un convoy de vehículos blindados abandonó ilegalmente la base de la Flota rusa del mar Negro en Sebastopol.
En la medalla del Ministerio de Defensa ruso para la devolución de Crimea también figura el 20 de febrero de 2014 como fecha de inicio de la operación rusa de anexión. El 17 de abril de 2014, el presidente Putin admitió la participación de tropas rusas en los acontecimientos de Crimea.
No obstante, algunos comentaristas siguen afirmando que la separación de Crimea de Ucrania y su adhesión a Rusia se debieron a la dinámica local. La referencia típica en estos debates es el pseudoreferéndum celebrado en Crimea el 16 de marzo de 2014.
Independientemente de cómo se vea este acontecimiento, la toma ilegal de Crimea por parte de Moscú ya se había consumado en ese momento. Sólo después de que Rusia capturara militarmente la península se pidió a sus habitantes que ratificaran este acto violento en una votación falsa.
La anexión ilegal no fue el resultado de un desarrollo político dinámico dentro de Crimea, sino de una audaz operación desde el exterior. Fue un acto de guerra.
La historia de la continuación de la guerra de Rusia en Dombás un mes después es algo diferente. Las tropas regulares rusas no desempeñaron un papel importante en el sureste de Ucrania continental hasta mediados de agosto de 2014.
Los principales actores allí eran grupos irregulares liderados, dirigidos, financiados y/o alentados por Moscú, normalmente una mezcla de aventureros paramilitares rusos y ucranianos, cosacos, extremistas y mercenarios, ayudados por agentes de los servicios secretos rusos.
¿Un "traspaso pacífico" en lugar del inicio de una guerra?
La toma de Crimea por Rusia comenzó en febrero de 2014 como una invasión armada. Unos 20.000 soldados rusos participaron en la ocupación de Crimea.
A pesar del marcado carácter militar de la transición de Crimea al control de Moscú, algunos observadores occidentales siguen insistiendo en el papel crucial de la opinión sociopolítica local en la secesión. Estos argumentos se basan en sondeos de opinión sobre Crimea tras su anexión que parecen demostrar un apoyo abrumador a la misma.
Sin embargo, tales narraciones de la captura de Crimea por Rusia no abordan algunas cuestiones metodológicas espinosas. Los estudios de opinión pública sobre Crimea antes del inicio de la operación de anexión no revelaron un impulso abrumador a favor de la secesión ni siquiera entre los rusos étnicos de la península. En su lugar, se observó una tendencia a la "ucranización" política gradual y suave de la población de Crimea desde 1991.
La toma de la península por la fuerza en febrero de 2014 por parte de Rusia se diseñó para evitar tanto una creciente lealtad al Estado ucraniano como una resistencia ad hoc a la anexión por parte de la población de Crimea. El carácter aparentemente pacífico de la rápida ocupación militar y anexión política de Rusia no disminuye su condición de acto ilegal llevado a cabo por las fuerzas armadas rusas. Fue el comienzo de la guerra rusoucraniana que continúa hasta hoy.
"La rapidez y la intencionalidad de la toma de Crimea de 2014 sugieren una planificación preliminar detallada"
¿Una "reacción defensiva" en lugar de una acción ofensiva?
La distorsión más subversiva del inicio de la guerra rusoucraniana se refiere menos a la fecha en que comenzó que a sus orígenes políticos. Este enfoque sostiene que una amenaza existencial para la nación rusa emanó de los acontecimientos en Ucrania a principios de 2014. Tanto el Estado ruso como los rusos étnicos de Ucrania estaban supuestamente muy preocupados por el "golpe" putativo en Kyiv y sus repercusiones en los asuntos internos y externos de Ucrania.
Esta narración no es un error histórico ingenuo, como las dos interpretaciones anteriores, sino más bien una excusa política deliberada para el comportamiento del Kremlin.
El levantamiento de 2013-2014 no fue ilegítimo, como se sigue presentando a menudo, ni sus repercusiones para Rusia y los rusos étnicos de Ucrania fueron tan dramáticas como se afirma con frecuencia. La Revolución de la Dignidad no fue una revuelta antirrusa, sino una protesta popular contra el régimen cada vez más autoritario del presidente Yanukóvich.
Las manifestaciones, inicialmente pacíficas, se intensificaron en enero y febrero de 2014, cuando las fuerzas gubernamentales empezaron a disparar contra manifestantes desarmados.
El levantamiento terminó abruptamente cuando se alcanzó un acuerdo entre Yanukóvich y la oposición, en la mañana del 21 de febrero de 2014. A pesar del restablecimiento del orden, el impopular presidente abandonó precipitadamente la capital.
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Ucrania seguía en crisis y los acontecimientos en Crimea ya se estaban desarrollando. Como Yanukóvich estaba ausente, pero no había dimitido de su cargo, el Parlamento ucraniano, hasta entonces favorable a Yanukóvich, votó su destitución. El poder en Kyiv pasó temporalmente al presidente de la Rada Suprema, Oleksandr Turchynov, quien, con el amplio apoyo del Parlamento, se convirtió en presidente en funciones.
Se anunciaron nuevas elecciones presidenciales dentro del plazo constitucional de tres meses. El quinto presidente de Ucrania, Petró Poroshenko, fue elegido el 25 de mayo de 2014 con un 54,70% de los votos en la primera vuelta.
El curso, los resultados y las secuelas de los acontecimientos ocurridos en Ucrania en el primer semestre de 2014 fueron dramáticos, pero en ningún caso puede considerarse que justifiquen la toma de Crimea por Rusia o su intervención encubierta en el este de Ucrania.
Un segundo argumento psicológico, que hace hincapié en la percepción de la amenaza por parte de Moscú, es igualmente engañoso.
Lo que había detrás de la anexión no era tanto la victoria de la Revolución de la Dignidad y sus posibles repercusiones como el imperialismo, el nacionalismo y el irredentismo rusos. La anexión ilegal de Crimea por parte de Rusia comenzó el 20 de febrero de 2014, cuando Yanukóvich aún estaba presente en Kyiv, reconocido como jefe de Estado de Ucrania, y participaba en negociaciones abiertas con la oposición y políticos extranjeros. La rapidez y la intencionalidad de la toma de Crimea en febrero-marzo de 2014 sugieren una planificación preliminar detallada.
Una conclusión
Los fatídicos acontecimientos de Crimea y Dombás en febrero-abril de 2014 no fueron levantamientos locales, transferencias pacíficas de territorio a Rusia o reacciones rusas ad hoc a las provocaciones ucranianas. Fueron impulsados por el expansionismo imperial y constituyeron una agresión rusa planificada de antemano contra Ucrania. Fueron operaciones militares para ampliar ilegalmente el territorio de Rusia por la fuerza a expensas de Ucrania, y por tanto el comienzo de la guerra rusoucraniana que dura hasta hoy.
*** Julia Kazdobina es investigadora visitante; Jakob Hedenskog y Andreas Umland son analistas del Centro de Estudios de Europa Oriental de Estocolmo en el Instituto Sueco de Asuntos Internacionales. El artículo se basa en un informe del SCEEUS publicado en febrero de 2024.