Necesito que vuelva Carles Puigdemont… y un bol grande de palomitas
No hay nada más adictivo que un final de temporada. No hablo de la Liga, que también, sino de las series. Para ver el final de Lost, miles de aficionados en España se levantaron de madrugada. Otros tantos miles esperaron el final de la cuarta temporada de Médico de familia para descubrir, por fin, si Emilio Aragón y Lydia Bosch hacían match o no.
Yo estoy así con las elecciones catalanas. Seré frívola, pero los resultados me parecen lo de menos. Entre otras cosas, porque los pactos de después son lo de más.
Lo que de verdad me quita el sueño desde hace días es saber si al final, el sábado, o el domingo por la mañana (más emoción todavía), Carles Puigdemont va a cruzar la frontera y ser detenido.
Acostumbrada como estoy últimamente, y no sólo por dedicarme a la crítica de cine, a los giros de guion, a la narrativa a golpe de redes sociales y a las sorpresas inesperadas, necesito adrenalina en forma de detención, sirenas, llantos en las calles y oleadas de ciudadanos votando en masa.
Necesito un vuelco electoral.
Un Al rojo vivo de 24 horas con Antonio García Ferreras sin poder coger aire por la rapidez de los acontecimientos.
Necesito un plasma de Pedro Sánchez diciendo que, como prometió, ha devuelto a Puigdemont a España.
Y una manifestación de protesta en Colón liderada por Isabel Díaz Ayuso enfundada en una bandera de España con flecos.
Necesito a Óscar Puente tuiteando ese día contra el fango y gritando que a Puigdemont lo ha traído la ultraderecha.
Y también necesito a Salvador Illa pidiendo calma con su cara de pena y repartiendo estampas de San Pancracio.
Necesito todo eso, con un gran bol de palomitas. Porque a mí, visto el nivel de psicodrama de la política española, unas elecciones normales, con sus recuentos, sus mesas de análisis y las apariciones de los partidos anunciando (todos) que han ganado las elecciones me van a parecer un muermo. Como ver crecer la hierba.
Me habéis prometido Misión imposible 6, no me programéis ahora una peli de Apichatpong Weerasethakul.
Y no, tampoco me vale una opa de última hora. Ni aunque sea hostil.
*** Ana Sánchez de la Nieta es periodista.