El candidato republicano a la presidencia de Estados Unidos, Donald Trump, en un mitin en Nevada este domingo.

El candidato republicano a la presidencia de Estados Unidos, Donald Trump, en un mitin en Nevada este domingo. Reuters

LA TRIBUNA

Qué pasará con Europa si Estados Unidos se aleja de la OTAN

Si disminuyera el compromiso de Washington con la seguridad común, Europa Oriental podría volver a ser presa fácil de Rusia, como lo fue antes de entrar en la OTAN.

12 junio, 2024 02:31

A pesar del despiadado ataque de Rusia contra Ucrania, los europeos centro-orientales se sienten seguros hoy en día. Confían en la OTAN como organización liderada por Estados Unidos y, por tanto, tenida por fuerte en Moscú.

Al mismo tiempo, muchos políticos, diplomáticos y expertos de Europa del Este se preguntan qué ocurrirá con sus países si Donald Trump gana las elecciones presidenciales estadounidenses de noviembre de 2024.

Trump no tiene un perfil claro en política exterior. Algunos lo consideran prorruso o incluso controlado por Putin a través de información comprometedora.

"Una victoria de Trump en 2024 supondría sin duda el fin del apoyo estadounidense a Ucrania", advierte Alexander Vindman, teniente coronel retirado del Ejército estadounidense y exdirector del Consejo de Seguridad Nacional de Estados Unidos, nacido en Kiev.

Otros ven a Trump como un problema potencial para el Kremlin debido a su imprevisibilidad. Por ello, especulan con que podría ser beneficioso para Europa Central y Oriental.

El presidente de Polonia, Andrzej Duda, en una imagen de archivo el pasado mes de enero.

El presidente de Polonia, Andrzej Duda, en una imagen de archivo el pasado mes de enero. Europa Press

Por ejemplo, se dice que Trump ha declarado recientemente que, si hubiera sido presidente de Estados Unidos en 2022, habría bombardeado la ciudad de Moscú en respuesta a la invasión a gran escala de Ucrania por parte de Rusia. Muchos europeos del Este están descontentos con Biden y su indecisión respecto a Rusia.

Por otro lado, Biden y el Partido Demócrata son previsibles para ellos. Trump y sus partidarios, por el contrario, representan un riesgo.

Existe el temor generalizado en Europa del Este de que el respeto ruso por la alianza de defensa occidental pueda disminuir tras las próximas elecciones presidenciales estadounidenses. Si disminuyera la coherencia de la OTAN o el compromiso de Washington con ella, las naciones de la Europa centro-oriental podrían volver a ser presa fácil de Rusia, como lo habían sido antes de entrar en la OTAN.

Los recientes avatares de Ucrania, Georgia y Moldavia han demostrado claramente la variedad de escenarios que pueden ocurrirles. Durante los últimos treinta años, Europa Oriental no se ha acostumbrado a un orden mundial aparentemente perfecto. A diferencia de Europa Occidental, no existe una creencia mágica en el poder político de la paz.

Los europeos del Este recuerdan la opresión zarista y soviética, así como la traición occidental a los valores europeos. La percepción colectiva de la seguridad nacional en Europa Central y Oriental sigue estando modelada por el recuerdo, entre otros, del Pacto Molotov-Ribbentrop de 1939, la división de Europa en Yalta en 1945 y el Memorándum de Budapest de 1994.

La lógica funcional de la OTAN como alianza defensiva se basa en la confianza, la claridad y la previsibilidad. Este podría dejar de ser el caso con Trump como presidente de Estados Unidos.

"Si la OTAN desapareciera, la UE tendría que transformarse de una mera comunidad económica y política en una alianza de seguridad y defensa"

Peor aún, una derrota ajustada de Trump en las elecciones presidenciales podría desencadenar disturbios o incluso inestabilidad en Estados Unidos. Washington será entonces incapaz de llevar a cabo una política exterior decidida. Esto tendría graves repercusiones para el funcionamiento de la OTAN.

Los europeos del este han aprendido a esperar lo peor. Sin duda, el comportamiento de Trump en política exterior como presidente seguiría estando determinado por algo más que las extravagantes ideas de su partido político.

Los trumpistas, incluso si recuperan la Casa Blanca, no pueden simplemente ignorar las instituciones y tradiciones estadounidenses. No obstante, en el peor de los casos, Ucrania dejará de recibir ayuda estadounidense. El compromiso de Estados Unidos de permanecer al lado de la OTAN puede quedar en entredicho.

Si Trump gana o su derrota desencadena turbulencias internas, Europa tendrá que cambiar rápida y fundamentalmente. Una OTAN grupal europea sin la plena participación de Estados Unidos tendría que reposicionarse. Si la OTAN desapareciera por completo, la UE tendría que transformarse de una mera comunidad económica y política en una alianza de seguridad y defensa. 

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Al conceder el estatus de candidatos a la UE a Ucrania, Moldavia y Georgia en 2022-2023, la UE y sus veintisiete Estados miembros se han convertido en participantes indirectos en tres conflictos territoriales europeos con Rusia. Desde principios de 2024, cada vez más Estados europeos han celebrado acuerdos de seguridad con Ucrania. La UE acaba de firmar una Asociación de Seguridad y Defensa con Moldavia. 

La ahora profunda implicación de la UE en el espacio postsoviético significaría que los riesgos geopolíticos crecerían rápidamente si Estados Unidos se retirara de Europa. Sería el momento de la verdad para el continente y un banco de pruebas para el tan cacareado proyecto europeo. Durante los últimos setenta años, siempre ha estado en el aire la pregunta de si la integración europea y la seguridad común sólo existe, y existirá, mientras Washington mantenga su mano protectora sobre Europa. 

Si se retira el paraguas protector estadounidense, podría resultar que la visión de una Europa unida y solidaria autosuficiente fuera mera ficción. Los Estados europeos tendrían que practicar entre sí una forma y un grado de cooperación en política de seguridad, exterior y de defensa con los que no tienen experiencia hasta la fecha.

Después de setenta años, la cuestión de si Moscú puede hacer valer sus pretensiones hegemónicas en Europa ya no sería principalmente una preocupación para Washington. Dependería de hasta qué punto los pueblos de Europa se vean a sí mismos como una verdadera comunidad de naciones, con todas las consecuencias que ello conlleva.

*** Andreas Umland es analista del Centro de Estudios sobre Europa Oriental de Estocolmo (SCEEUS) en el Instituto Sueco de Asuntos Internacionales (UI).

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