Kamala Harris durante su entrevista en la CNN.

Kamala Harris durante su entrevista en la CNN.

LA TRIBUNA

Kamala ha concedido una entrevista para no decir (casi) nada

La misión de Kamala durante su entrevista con la CNN ha sido cumplir el expediente evitando regalar grandes titulares. Y lo ha conseguido. No es mucho, pero no es poco. 

30 agosto, 2024 12:29

Kamala Harris se prestó ayer jueves a ser entrevistada por primera vez desde la renuncia de Joe Biden. Pero si alguien esperaba conocer con más detalle la agenda que la candidata demócrata tiene en mente, tendrá que seguir esperando. 

Ya sabemos cuándo y cómo se enteró Kamala Harris de que su vida había cambiado para siempre. Fue la mañana del domingo 21 de julio. La vicepresidenta preparaba el desayuno para unos parientes que estaban de visita, cuando sonó el teléfono. Era Joe Biden. El presidente llamaba para informar a Harris de la decisión que acababa de tomar: renunciar a la reelección y ceder el testigo.

La historia ha llegado a los titulares de la prensa estadounidense esta madrugada, poco después de que Kamala Harris la haya contado durante su primera entrevista desde aquel día, el de la renuncia de Biden.

La encargada de hacer las preguntas ha sido una veterana periodista de la cadena CNN, Dana Bash, cuidadosamente seleccionada por la campaña de Harris entre una lista de diez personas. Harris, dicen, hubiese preferido a Gayle King, de la CBS. Pero King fue descartada para evitar ser interrogada en un entorno demasiado amistoso.

Pese a la insistencia de Bash en algunos momentos, que la historia de cómo Harris se enteró de que se había convertido en la principal opción del Partido Demócrata de cara a las elecciones de noviembre sea lo más destacado de la entrevista sólo demuestra una cosa: la entrevista, que ha durado media hora, no ha dado para mucho

Según los observadores más avispados, esto era de prever. ¿Por qué? Pues porque, al parecer, tanto Harris como Tim Walz (su candidato a la vicepresidencia y la persona que estuvo a su vera durante toda la charla) accedieron a ser cuestionados sólo porque el electorado estadounidense llevaba semanas exigiéndolo.

De modo que la misión no era otra que cumplir el expediente sin dar demasiado de qué hablar. Responder evitando regalar grandes titulares.

Ganar puntos por pasiva ofreciendo grisura, en definitiva.

El tema del fracking, por ejemplo. Fracturación hidráulica, en castellano. Una técnica que permite extraer el llamado gas de esquisto, un tipo de hidrocarburo que se encuentra atrapado en capas de roca, normalmente a gran profundidad, y una de las bestias negras del ecologismo contemporáneo. "¿A favor o en contra?", ha preguntado Bash, consciente de que en 2019, cuando Harris se enfrentó a Biden en las primarias que celebró el Partido Demócrata de cara a las elecciones del 2020, se mostró a favor de prohibir su práctica.

"Lo que he visto es que podemos crecer y podemos impulsar una economía basada en la energía verde sin tener que prohibir el fracking", ha contestado Harris. Algo que, ha añadido, lleva manteniendo desde que Biden la nombró vicepresidenta, por muy conveniente que sea decirlo ahora dada la importancia de la fracturación hidráulica en la economía de Pensilvania, uno de los estados clave para ganar la Casa Blanca

O la inmigración. Uno de los temas clave en estas elecciones, a juzgar por la lista de preocupaciones que suelen citar los estadounidenses cuando son preguntados por los sociólogos. "¿A favor de endurecer las medidas o de suavizarlas?", ha preguntado Bash. Tras recordar sus logros como fiscal general de California, un cargo que ocupó entre 2011 y 2017, y que utilizó para perseguir el tráfico de armas, drogas y personas en la frontera sur del país, Harris ha dicho que las leyes están para cumplirlas y que, en su opinión, debe haber consecuencias para las personas que entren ilegalmente en Estados Unidos.

No obstante, también ha dicho que hay que facilitar los trámites para la obtención de la ciudadanía

Harris también ha culpado a Donald Trump de haber obligado al Partido Republicano a votar en contra del proyecto de ley impulsado por Biden y que, de haberse aprobado, habría supuesto cambios estructurales en la frontera, con el ánimo de endurecerla. 

Un tercer ejemplo, Gaza. "¿Cuál es su postura?", ha preguntado Bash. Harris ha contestado que la de intentar conseguir un alto el fuego entre Israel y Hamás y la consiguiente liberación de los rehenes secuestrados por los segundos durante el ataque del pasado 7 de octubre.

O sea, la misma de Biden. 

"Lo más destacado ha sido, quizás, el guiño que ha regalado a los conservadores cuando ha insinuado que, si llega a la Casa Blanca, contará con gente del Partido Republicano en su gabinete"

Sin embargo, como entre sus objetivos se encuentra no sonar demasiado continuista, Harris también ha dedicado varios minutos a distanciarse del que todavía es su jefe.

Siguiendo el tono marcado en la Convención Nacional Demócrata celebrada la semana pasada en Chicago, donde fue presentada como la candidata de una nueva era, la todavía vicepresidenta ha declarado ante las cámaras de la CNN que, pese a sentirse orgullosísima de haber servido con alguien tan íntegro y patriota como Biden, ya va siendo hora de que los estadounidenses "puedan pasar la página de una década que, creo, ha sido contraria al espíritu de nuestro país".

En esa línea, lo más destacado ha sido, quizás, el guiño que ha regalado a los conservadores cuando ha insinuado que, si llega a la Casa Blanca, contará con gente del Partido Republicano en su gabinete.

Esto es algo que ahora suena raro, porque ni Biden ni Trump sumaron adversarios políticos a sus respectivos gobiernos, pero que tiene su tradición. George W. Bush, por ejemplo, puso a Norman Mineta al frente del Departamento de Transporte, y Barack Obama hizo lo mismo con Ray LaHood, un congresista conservador de Illinois. También nombró al senador Chuck Hagel, otro conservador, secretario de Defensa.

"Creo que iría en beneficio de todos los estadounidenses", ha explicado Harris. Como también iría en beneficio de sus conciudadanos, debió de pensar, no entrar en discusiones con Trump sobre temas de identidad.

Preguntada por lo que dijo el expresidente hace unas semanas, cuando acusó a Harris de identificarse como negra sólo para ganar votos, la vicepresidenta ha optado por encogerse de hombros. "Siguiente pregunta", ha dicho, aunque finalmente, presionada por la entrevistadora, ha explicado: "Soy candidata porque pienso que soy la mejor persona para ejercer el trabajo en este momento, independientemente de mi raza o género".

*** Borja Bauzá es periodista especializado en información estadounidense.

El fundador y CEO de Telegram, Pavel Durov.

¿Estamos frente al fin del anonimato en las redes sociales?

Anterior